Por Matthew Carey, CNN

Nota del editor: Este artículo puede revelar partes de la trama de la película.

(CNN) – El público norteamericano finalmente tiene la oportunidad de ver la película anunciada como una de las más sexualmente explicitas de la historia (sin contar la pornografía): La vida de Adèle (conocida en inglés como Blue is the Warmest Color).

Es una película tan controversial que incluso su director y las protagonistas están involucrados en una pelea pública. El drama francés, clasificado NC-17, se trata de una chica adolescente que se involucra en una apasionada relación sexual con una mujer un poco mayor que ella; esta película será presentada en 10 ciudades este fin de semana después de haberse estrenado inicialmente en Nueva York y Los Ángeles.

Adele Exarchopoulos y Lea Seydoux protagonizan la película dirigida por el director franco-tunecino Abdellatif Kechiche, con una duración de casi tres horas. Importantes porciones de esos 179 minutos están dedicadas a escenas de relaciones sexuales entre las mujeres, entre ellas está una secuencia ininterrumpida que dura alrededor de seis minutos.

“Era verdaderamente importante mostrar esto, no simplemente una escena ‘mona’ de sexo sino algo parecido al sexo real”, dijo Exarchopoulos a Variety en el Festival de Cine de Toronto a principios de septiembre.

Seydoux agregó, “Las escenas son muy explícitas, pero hay algo que no entiendo y es el por qué la gente hace tanto alboroto aquí (en América del Norte)”.

Las escenas sexuales son inquebrantables, pero aparentemente no sin argucias. Seydoux confesó a un entrevistador que a ella y su coprotagonista se les colocaron prótesis en sus partes íntimas. “Teníamos (genitales) falsos”, dijo.

En septiembre, Kechiche objetó cuando CNN le preguntó acerca de las largas escenas de amor. “No creo que estas escenas (de sexo) duren más que otras escenas en la película, ya sea escenas de comidas, conversaciones, intercambios”, dijo.

Pero sí admitió que, comparada con otras películas, las escenas sexuales de “La vida de Adèle” son de hecho largas. “Tengo un cierto principio narrativo que difiere de las reglas establecidas del cine”, dijo.
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Keniche dijo que juzgar qué tanto tiempo dejar a que una escena se desarrolle “es algo que siento (de manera intuitiva). El resultado final es una reflexión de algo que siento, la necesidad de ver, de escuchar, de acercarme lo más posible a las emociones, los cuerpos. … Es algo así como una licencia artística que no precisamente escojo por mí mismo, se impone en mí”.

El director se rió cuando se le preguntó si había coreografiado las escenas de amor con anticipación.

“Sabes, cuando describes una escena de amor en un guión, además de escribir “hacen el amor”, no puedes realmente dar una descripción (paso a paso). Sería ridículo tenerlo todo escrito”, dijo. ”   No voy a pedirle a las actrices a que sigan una coreografía que yo podría haber imaginado. Simplemente les voy a pedir que vivan ese momento de pasión carnal y a… ayudarlas a estar juntas, a estar ‘solas’, a olvidarse que están frente a las cámaras”.

Muchos críticos han expresado asombro ante el poder emocional de la película. A. O. Scott del New York Times la elogió como una “historia de amor febril, generosa y agotadora. … Kechiche ilumina el sufrimiento y el éxtasis de una consciencia que despierta”   . Su reseña de una palabra: ”   Gloriosa”.

Pero su propia colega en el Times, Manohla Dargis, representa la visión opuesta y describe al director como “indulgente consigo mismo”. Dargis escribió que el que Kechiche acariciara a la cámara, que presta amorosa atención al bien torneado trasero de Exarchopoulos, sugiere “un director que sintió su deseo más en juego que el de sus personajes”. “La manera en que encuadra con detenimiento al cuerpo femenino” sugiere “ansiedades patriarcales sobre el sexo, el apetito femenino y la maternidad”, escribió.

Kechiche se erizó ante la sugerencia que su película refleja un “punto de vista masculino” hacia la sexualidad femenina. Y mantuvo que era su derecho como artista el representar el amor entre dos mujeres.

“Existen mil formas posibles de (representar) estas relaciones íntimas”, dijo. “Esta película expresa mi visión como un artista -hombre o mujer, no tiene importancia- con mi sensibilidad, ya sea si es una sensibilidad masculina o femenina. … Me puede acusar de ser un mirón o un pornógrafo, (de estar) lejos de la realidad, lo que sea, pero esa es mi sensibilidad artística”.

Los jueces en el Festival de Cine de Cannes estuvieron lo suficientemente impresionados en mayo para otorgarle la Palma de Oro, el máximo galardón que se le puede conceder. De hecho, dieron el paso poco usual de conceder el premio conjuntamente a Kechiche, Exarchopoulos y Seydoux por su colaboración artística. El presidente del jurado Steven Spielberg describió la película como “una historia de amor profundo y desengaño profundo” que dijo lo dejó a él y a los otros miembros del jurado “cautivados”.

Al aceptar el galardón, Kechiche, Exarchopoulos y Seydoux se abrazaron y besaron en el escenario. Este parece haber sido el punto culminante de su experiencia juntos. Desde entonces ha ido cuesta abajo.

Una indicación de que la opinión de las protagonistas sobre su director se estaba agriando se vio el mes pasado, en una serie de apariciones ante los medios en los festivales de cine de Telluride y de Toronto. Aunque tuvieron cuidado de elogiar a Kechiche en ese momento, señalaron sus deficiencias.

“Trabajábamos algo así como siete días a la semana”, le dijo Seydoux a Anne Thompson en Telluride. “Siempre está a la búsqueda porque realmente no sabe qué es lo que quiere. … Grabamos la misma escena cada día durante una semana”.

Exarchopoulos intervino, “Algunas veces estábamos perdidas como actrices. … Nos dijo desde el principio, ‘Tienen que creer ciegamente en mí’”.

Seydoux se lamentó, “No es que no confíes en él. No tienes opción. … En Francia, el director tiene todo el poder”.

Las crecientes tensiones entre el director y sus protagonistas parecen haber escalado y estallado recientemente.

Seydoux declaró que Kechiche la hizo sentirse como una prostituta cuando se grabaron las escenas de sexo, y tanto ella como Exarchopoulos dijeron que nunca más trabajarían con él. Kechiche se sintió particularmente agraviado con Seydoux; escribió un comentario en el sitio web francés rue89 en donde la acusó de arrastrar su nombre entre el barro y diseminar mentiras sobre él para bruñir su imagen como una “rebelde” cinematográfica.

Todo esto complica los proyectos de realizar una campaña para la película y sus protagonistas para los Óscar. Parece casi imposible imaginarlos trabajando con complicidad para hacer campaña de alfombra roja durante la temporada de premiaciones, como otro trío francés —el director Michel Hazanavicius y los actores Jean Dujardin y Berenice Bejo— lo hizo exitosamente a favor de la película ganadora como Mejor Película de 2012, “El Artista”.

Sin embargo, hay algo extrañamente apropiado en el deterioro de la relación entre Kechiche, Exarchopoulos y Seydoux. Después de todo, “La vida de Adèle” es la desgarradora historia de una aventura amorosa que comienza ardiendo intensamente y termina con dolor de corazón y desilusión.