Por Jim Bittermann, CNN
(CNN) — A veces se necesita mucho para desatar las pasiones en Francia, pero una escandalosa página de Facebook y la ráfaga de insultos que generó, llevaron a los franceses a un caluroso debate público sobre el racismo.
La página de Facebook pertenecía a un candidato local del partido político de extrema derecha, Frente Nacional, y en ella se comparó a la ministra de Justicia, Christiane Taubira –quién es negra– con un mono.
El candidato fue suspendido pero los insultos continuaron, tal como un titular en la primera plana de un diario de derecha en el que se leía: “Inteligente como un mono”, acompañado de una foto de Taubira.
Los ataques contra una figura de tal prominencia provocaron que los legisladores de todas las fracciones manifestaran su apoyo a Taubira, aunque también han provocado que se reflexione mucho acerca de la magnitud del racismo en el país.
Quienes estudian el tema, como el historiador Pap N’Diaye, cuyo padre era originario de Senegal, dice que no hay duda de que el racismo crece.
“Los ataques racistas están en aumento en Francia”, dice N’Diaye. “Además, los insultos racistas que solían ser absolutamente infrecuentes se están haciendo cada vez más comunes, si no es que más aceptados, en sectores cada vez mayores de la sociedad francesa. Así que hay mucho de qué preocuparse cuando se analiza la situación”.
En un país que se enorgullece y que dedica cantidades considerables de energía a garantizar que se respete estrictamente el principio de la égalité (igualdad), hay algunas referencias raciales prácticamente enraizadas en el lenguaje y la cultura.
Negre es la palabra políticamente incorrecta en Francia y se usa de formas que suscitarían reprobación en otros lugares. Un negre, por ejemplo, es un escritor que da el crédito de su obra a alguien más; tête de negre (cabeza de negro) es el nombre de un panecillo de chocolate y petit negre (negrito) es como se llama al francés deficiente o a una mezcla de francés con otro idioma.
Sin embargo, el aumento de la intolerancia se remonta a más allá del pasado colonial de Francia.
Jeremie Mani, director general de Netino —una empresa privada que modera y borra las publicaciones racistas o censurables en otros aspectos de los foros de internet, sitios web y redes sociales—, ha observado una agresividad creciente y constante en el lenguaje.
Mani cree que en parte se relaciona con que la gente siente que tiene, cada vez más, permiso para expresar en la red los sentimientos que tal vez repriman en privado y que nunca mencionarían en una conversación directa.
Sin embargo, también cree que se debe en parte al racismo que prolifera entre sus compatriotas: Mani dice que cuando el asunto de Taubira salió a la luz, notó un aumento del 10% en los insultos raciales que su empresa tuvo que borrar de internet.
Muchas personas relacionan las actitudes hostiles a la inmigración con el tema del racismo. Sin embargo, el partido Frente Nacional está tratando de deslindarlos.
El vicepresidente del partido, Florian Philippot, niega que su partido sea racista y dice: “El racismo no está creciendo en Francia”. Sin embargo, casi en la misma frase manifiesta categóricamente lo que los analistas consideran el principal argumento del partido: “Tenemos que poner fin a la inmigración”.
La plataforma antiinmigratoria del Frente Nacional ha contribuido al menos en parte a su creciente popularidad. En un momento dado, partido estuvo prácticamente relegado del diálogo político, pero según una encuesta reciente, el 42% de los entrevistados dijo que consideraría votar por un candidato del Frente Nacional en las próximas elecciones municipales.
Los ataques contra la ministra de Justicia —entre otros incidentes recientes en los que se profirieron insultos raciales en público (en un estadio de futbol en Francia, por ejemplo)— han sido suficiente para movilizar a los principales líderes y personalidades culturales del país. Se han organizado varios eventos contra el racismo y se planea efectuar muchos más.
Otro punto a considerar es si las manifestaciones contra el racismo serán suficientes para cambiar las actitudes a corto plazo en Francia.
Muchas personas, como Pap N’Diaye, creen que uno de los factores que contribuye al racismo es la decadente situación económica, ya que la gente busca busca a quién culpar por los tiempos difíciles. Mientras la economía no mejore, es improbable que la indignación pública generalizada tenga grandes efectos.