(CNN) — Desde que el conflicto en Siria inició, en 2011, los combates entre los rebeldes y los soldados leales a Bachar al Asad han separado a incontables familias y ahora hay más de 1 millón de niños refugiados, señaló la agencia para los refugiados de la ONU (ACNUR).
Los niños refugiados están marcados por los horrores de la guerra: sufren trastornos emocionales, viven solos o están separados de sus padres; no reciben educación o terminan en la ilegalidad del trabajo infantil, según ACNUR.
A lo largo del año, los reporteros de CNN han enviado reportajes desgarradores sobre el impacto que la guerra ha tenido en los niños de Siria.
En octubre, Atika Schubert describió las bajezas de la violencia que cunde en Siria. Un médico británico le dijo que creía que los francotiradores estaban cazando mujeres embarazadas y a veces niños, entre otros objetivos específicos, como parte de un juego de guerra macabro.
Un mes antes, Arwa Damon reportó la desnutrición extrema en Siria: los niños que viven en las ciudades sitiadas no tienen acceso a alimentos ni suministros médicos.
La falta de alimentos ha provocado anemia, diarrea e incluso fracturas, de acuerdo con un médico.
Mohammed Jamjoom reveló en julio las imágenes desconsoladoras de unos niños sirios refugiados y la sombría vida que llevan en el vecino Líbano.
Contó que los libaneses apoyaron en un principio a la marejada de refugiados sirios que cruzan la frontera. Sin embargo, conforme crece el número de refugiados, crece también el resentimiento de los libaneses.
Fred Pleitgen entró en Siria en junio y reportó que, con frecuencia, los niños eran quienes sufrían más.
Los han matado, mutilado y desplazado o los han dejado solos, tratando de sobrevivir.
Nick Paton Walsh visitó el campamento de refugiados de Zaatari en Jordania, que en enero sufrió el embate de unas tormentas invernales antes de las nevadas pronosticadas.
Naciones Unidas señala que todos los días llegan cientos de sirios y que cerca del 20% de la población del campamento tiene menos de cuatro años de edad.
Más de un año después, Paton Walsh nos presentó a Mais, una huérfana de dos años de edad y la única sobreviviente de una explosión en la ciudad de Alepo.
Una pareja que vivía en un sótano adoptó a la niñita. Todo lo que su nueva familia sabía era que sus padres estaban muertos.
José Levy, corresponsal jefe de CNN en Español en Medio Oriente, reportó a inicios de 2013 la historia de una niña siria de tan solo 4 años, víctima de la guerra en su país. La niña junto a sus padres viven refugiados en Israel, país en donde la asociación Save a Child’s Heart, le ayudó a someterse a una operación a corazón abierto.