Por Josh Levs

(CNN) — Imagínese salir a cenar con el amor de su vida y su hijo bello, sonriente de tres años. Es una doble celebración: su cumpleaños y el final de la difícil recuperación de su joven niño de una cirugía por un defecto en el corazón.

Cuando cruzas la calle, de la mano y columpiando a tu hijito en el aire, piensas, “De esto se trata la vida”.

Sabes que es uno de los mejores días de tu vida.

Para Michael Morton, ese día fue el 12 de agosto de 1986. Él apenas había cumplido 32 años.

El día siguiente, todo le fue arrebatado. El sueño se convirtió en una pesadilla.

Christine, su esposa, fue atacada y asesinada en su casa en el condado de Williamson, Texas, en las afueras de Austin. Michael Morton estaba en el trabajo en ese momento. Aún así, las autoridades sospecharon de él.

“La gente inocente piensa que sí solo dices la verdad entonces no tendrás nada que temer de la policía”, dice ahora Morton . “Si tu te apegas a la verdad, que el sistema funcionará, todo saldrá a la luz, todo estará bien”.

En cambio, Morton fue acusado, arrebatado de su hijo y enviado a juicio. El fiscal, hablando al jurado en términos emocionales con lágrimas corriendo por su cara, presentó una imagen de un escenario depravado sexual, acusando a Morton de golpear a su esposa por rechazar tener sexo en su cumpleaños.

“No hubo pruebas científicas, no hubo testigos, no hubo arma asesina, no hubo presentación de un motivo creíble”, dice Morton. “…Yo no podía ver a cualquier persona racional, pensante que diría que eso fuera suficiente para dar un veredicto de culpable”.

Pero sin otros sospechosos, el jurado lo declaró culpable. “Todos sentimos una convicción fuerte de que esto era justicia para Christine y que estábamos haciendo lo correcto”, dice Mark Landrum, quien era el presidente del jurado.

Morton pasó cerca de 25 años en prisión.

El veía a su hijo Eric únicamente dos veces por año. “Me encantaba verlo, me fascinaba cada movimiento”, dice Morton. Pero Eric “se estaba volviendo más distante”, dice Morton. “El se estaba volviendo menos mío”.

De adolescente, Eric no tenía recuerdos de su padre fuera de prisión. Las cartas que su padre le escribía eran “solo una ventana a una vida que jamás fue”, dice él. Su padre “apenas existió en mi vida. Yo no tenía recuerdos de él fuera de mis visitas a la prisión”.

Eric decidió dejar de visitar. “Yo creo que era vergonzoso para mí pensar que tenía que ir a la prisión a ver a mi papá.”

Michael Morton le escribió a Eric diciéndole que tenía que llegar y decírselo en persona. Lo hizo.

“Fue otra de esas cosas dolorosas, que te duermen”, dice Morton. “Yo solo miré a mi cuñada y le dije algo así como, ‘Cuida de mi hijo.’”

Eric también cambió su apellido al de los parientes quienes lo criaron.

El juicio no incluyó pruebas críticas

Hace un par de años, un grupo de abogados trabajando en nombre de Morton, pro bono, logró traer a luz la verdad. Morton, no solo era inocente, si no el fiscal, Ken Anderson fue acusado de retener pruebas cruciales.

El niño, Eric, había visto el ataque y le dijo a sus parientes que papá no estaba en casa en ese momento. El describió al hombre que lo hizo. Los vecinos habían descrito a un hombre estacionando una camioneta verde detrás de la casa de los Morton y caminar hacía un área boscosa. Un pañuelo manchado con sangre fue encontrado en las cercanías. Ninguna de estas pruebas llegó al juicio.

Tomo años de lucha, pero los abogados de Morton finalmente lograron enviar el pañuelo a pruebas de ADN. Este contenía la sangre y el cabello de Christine Morton y ADN de otro hombre; Mark Norwood, un criminal convicto.

Norwood había dado muerte a Christine Morton. Y como nadie había descubierto esto después de su muerte, el permanecía libre. El dio muerte a otra mujer en el área de Austin, Debra Baker, en circunstancias similares, menos de dos años después, dicen las autoridades.

Norwood ahora ha sido condenado por la muerte de Morton, y ha sido procesado en la muerte de Baker.

Morton fue puesto en libertad en octubre 2011. El tenía 57 años. “Le doy gracias a Dios que no fue un caso de pena capital”, dice él.

La historia de Morton, contada en un documental de CNN, titulada “Un sueño irreal”, pone en la mira a las condenas erróneas en los Estados Unidos. Más de 2.000 personas con condenas erróneas fueron exoneradas entre el año 1989 y 2012, de acuerdo con los datos recopilados por la Universidad de Michigan Escuela de Derecho.

Pero el caso de Morton ha abierto brecha que podría afectar casos a nivel nacional.

El mes pasado, Anderson, el fiscal en el caso de Morton se hizo juez en el año 2001; se declaró culpable a desacato penal por retener pruebas exculpatorias de manera deliberada.

El castigo de Anderson palidece en comparación con la experiencia de Morton. El antiguo fiscal dejó su puesto como juez y acordó a cumplir 10 días en prisión. Luego, cumplió solo cinco de esos días, bajo una ley de Tejas que trata sobre el buen comportamiento en prisión.

También acordó pagar una multa de 500 dólares, prestar 500 horas de servicio comunitario, y la pérdida de su licencia para ejercer derecho, de acuerdo al Proyecto Inocencia, una clínica legal afiliada con la Escuela de derecho Cardozo de la Universidad Yeshiva.

Es una “instancia extremadamente rara, y quizá la primera vez que un fiscal ha sido sancionado de manera penal por no presentar pruebas exculpatorias”, dijo el Proyecto Inocencia.

El “precedente histórico demuestra que cuando un juez ordena a un fiscal a ver sus archivos y divulgar la prueba exculpatoria, el no hacerlo es punible por desacato”, dijo Barry Scheck, el subdirector del proyecto.

La organización está trabajando con la Asociación de abogados defensor en casos penales de Tejas y el Proyecto Inocencia de Tejas para coordinar la revisión de los casos de Anderson.

Mientras tanto, Anderson, no ha reconocido algún error públicamente. En el juzgado, él dijo que no recordaba detalles del caso, y que él y su familia han recibido acusaciones falsas por ello.

“Yo pido disculpas si el sistema metió la pata. Yo me he castigado por lo que pude haber hecho de manera distinta y no se”, dice él, reconociendo el “dolor” de Morton.

Morton le pidió al juez a “hacer lo que es necesario hacer, pero al mismo tiempo sea apacible con el Juez Anderson”.

En declaraciones preparadas fuera del juzgado, Anderson repitió que él quería “disculparse de manera formal por el fallo del sistema con el señor Morton y cualquier otra persona que fuera afectada por la sentencia”.

CNN dejó un correo de voz en un número listado para Anderson en Tejas, pero no recibió respuesta.

Morton ahora trabaja con programas para ayudar a otras personas inocentes tras las rejas. A principios de este año, el gobernador de Tejas, el Gobernador Rick Perry firmó la nueva ley Michael Morton, requiriendo que los fiscales presenten las pruebas a los abogados defensores en los casos penales, a solicitud del acusado, sin necesidad de una orden judicial.

La ley hará que el sistema judicial penal del estado sea “más justo y ayude a evitar sentencias erróneas”, dijo Perry.

‘La vida ha completado su círculo’

“Otras personas sienten más enojo que yo”, dice Morton. “La reivindicación es muy, muy buena, pero es algo que yo siempre supe. …Realmente no es nada nuevo para mí.”

El tuvo una epifanía religiosa en la cárcel, y atribuye su nueva paz interior con el conocimiento que Dios “me ama”.

El ahora tiene una relación cercana con su hijo, su nuera, y su nieta, quien lleva el nombre de Christine. “Yo jamás había visto a una niña más perfecta”, dice Morton.

“La vida ha completado su círculo”, dice su hijo Eric. “…Si lo amo”.

“Los dilemas de la vida, las paradojas filosóficas, los problemas metafísicos, siento que ahora lo entiendo”, dice Michael Morton con una sonrisa. “Entiendo el sufrimiento y la injusticia. No puedo pensar en algo mejor que recibir eso. Estoy bien con esto”.

El jugador de fútbol exonerado, regresa al campo de juego.