Por Ed Payne y Yoko Wakatsuki
TOKYO (CNN) — Una visita de 30 minutos del primer ministro japonés Shinzo Abe a un polémico santuario este jueves provocó una serie de críticas y condenas de sus vecinos territoriales.
El Santuario Yasukuni es considerado por China, Corea del Norte y Corea del Sur un símbolo del pasado militar imperial de Japón. Los tres países sufrieron bajo la agresión militar japonesa en la Segunda Guerra Mundial. Millones de civiles y soldados chinos, y cientos de miles de coreanos, murieron.
Cada vez que un alto funcionario japonés visita el lugar, los países afectados protestan, diciendo que las visitas honran a los criminales de guerra y niegan las atrocidades cometidas por Japón en Asia.
Pero no para Abe. Este jueves dijo que él quiso orar por las almas de los muertos en la guerra, no honrar a los criminales de guerra. “He renovado mi determinación ante las almas de los muertos en la guerra para defender con firmeza el compromiso de no volver a iniciar una guerra de nuevo”, dijo.
La visita de Abe se produjo exactamente un año después de que asumió el cargo, tiempo en el cual ha recibido el desaire tanto del presidente chino Xi Jinping y la presidentea surcoreana Park Geun-hye, durante las conferencias regionales.
“No es mi intención en absoluto herir los sentimientos de los pueblos chino y coreano”, dijo el funcionario. “Es mi deseo respetarlos, proteger la libertad y la democracia y construir la amistad con China y Corea, al igual que todos los anteriores primeros ministros que visitaron el Santuario de Yasukuni”.
Pero ya era demasiado tarde.
La indignación inmediata
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China emitió un comunicado, en el que expresó “la indignación más fuerte para este acto, que en gran medida ofende al pueblo chino y los pueblos de otros países asiáticos que fueron víctimas de la Segunda Guerra Mundial”.
“Honrar el santuario es, en esencia, embellecer falsamente la invasión militar y la colonización japonesa”.
El ministro surcoreano de Cultura, Deportes y Turismo, dijo en una conferencia de prensa que él no puede dejar de lamentar y expresar su ira e instó a Japón a detener la “legitimación de la guerra”.
Autoridades de la embajada de EE.UU. en Tokio dijeron estar decepcionados por la visita.
“Japón es un valioso aliado y amigo”, dijo la embajada. “Sin embargo, Estados Unidos está decepcionado de que el liderazgo de Japón haya adoptado una acción que exacerba las tensiones con sus vecinos territoriales”.
Jeff Kingston, director de estudios asiáticos en la Universidad Temple de Japón, dijo que el gobierno japonés hizo historia en el tema cuando debería estar buscando la cooperación de China y Corea del Sur para hacer frente a la amenaza que plantea Corea del Norte.
“El pisotear las sensibilidad de los vecinos con el recordatorio de su pasado compartido, también limita el espacio para la gestión de las disputas territoriales que involucran a ambos países o avanzar en una serie de otras cuestiones urgentes”, dijo.
¿Es cuestión de perspectiva?
En la declaración tras la visita, Abe reconoció que esas acciones se han convertido en un asunto político y diplomático.
¿Pero deberían ser? Depende de la perspectiva, dice J. Berkshire Miller, investigador en Japón del Centro de Estudios Estratégicos y del Foro Internacional de Estudios del Pacífico.
Hay más de 2.4 millones de nombres consagrados en Yasukuni. Pero entre ellos 14 fueron declarados culpables de crímenes de guerra por un tribunal militar de Tokio en 1945.
Además, el sitio recuerda muertos en la guerra de Japón no solo desde la Segunda Guerra Mundial, sino también de su guerra contra la Alemania imperial durante la Primera Guerra Mundial y la rebelión de Satsuma en el siglo XIX.
En octubre, varios funcionarios, entre ellos el hermano de Abe —el vicecanciller principal Nobuo Kishi— visitaron el santuario, según la agencia Kyodo News. Las visitas eran parte de un festival de otoño e incluyeron a 159 miembros del régimen, la legislatura nacional de Japón.
El primer ministro se abstuvo de visitar el santuario, pero envió una ofrenda. Los legisladores insistieron en que las visitas han sido tergiversadas por los medios de comunicación extranjeros y que el santuario es el lugar donde los visitantes japoneses van a “orar por la paz”.
El sitio fue construido en 1869, consagra a los que “dedicaron su vida a su país”, dijo el grupo en ese momento.
“El problema para Japón”, dice Miller, “es que nada de esto le importa a muchos de sus críticos”.
Yoko Wakatsuki informó desde Tokio; Ed Payne escribió desde Atlanta y KJ Kwon también contribuyó desde Seúl, Corea del Sur.