Por Colette Bennett, HLN

(HLN) – El propósito del arte es que otros lo aprecien, así que uno podría preguntarse por qué un artista escogería crear obras de arte destinadas para un lugar donde nadie las apreciaría: nadie excepto los peces, claro está.

O, en el caso de Jason deCaires Taylor, él podría cuestionar por qué habría de hacerlo de otra manera. Después de todo, miles de personas han acudido a ver su trabajo desde que comenzó a crearlo en 2006. Fue entonces cuando Taylor creó su primer parque de esculturas submarinas en la costa de Granada en las Indias Occidentales. Desde entonces, ha sido declarado una de las 25 maravillas del mundo por la Revista National Geographic.

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Las esculturas de Taylor representan humanos en decenas de expresiones diferentes, desde estatuas individuales hasta multitudes. Él las esculpe en tierra, y luego, cada estatua es sumergida dentro del mar. Hasta la fecha, ha hecho casi 600 esculturas que funcionan como arrecifes artificiales para la vida marina, y no tiene intención de detenerse en un futuro cercano.

Al principio, cuando inició el proyecto, los lugareños pensaron que Taylor estaba un poco loco.

“Ellos creían que yo era un inglés loco”, dijo.

Claramente, cambiaron de opinión al ver que las esculturas empezaron a atraer más y más visitantes regularmente. Una de las cosas más interesantes acerca de las esculturas es la forma en que cambian bajo el agua, a medida que son modificadas por la fuerza del agua y las criaturas submarinas. Taylor comenta a HLN que algunas veces le gustan los resultados y a veces, cambian la figura en formas que no le agradan en lo absoluto.

“Pero eso es parte del proceso, dejar que pase lo que tenga que pasar”, afirma.

Recientemente, Taylor se trasladó de Cancún a las Islas Canarias, donde hay toda una superficie de agua que lo llama a gritos. “No voy a llenar el Océano Atlántico a corto plazo”, le dijo a HLN con una sonrisa.

Taylor le dice a HLN que disfruta crear las estatuas, pero que el proceso de trasladarlas a su nuevo hogar bajo el agua requiere un poco de valor.

“Tan pronto las pones en el agua es como dejarlas ir”, dijo. “Sabes que cambiarán. Y me encanta ver el proceso”.