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Por Marie-Louise Gumuchian

(CNN) — Durante las últimas semanas, las protestas han sumergido en una profunda crisis política a Ucrania, un país de Europa del Este con 45 millones de habitantes.

Las imágenes que han dado la vuelta al mundo han sido particularmente dramáticas y retratan las explosiones, los choques violentos y los abusos. El campo de batalla se encuentra en el centro de Kiev, la base de poder de una oposición que exige un cambio en el antiguo estado soviético.

Han pasado dos meses desde que los manifestantes salieron a las calles; sin embargo, la inestabilidad política parece empeorar día con día y ha causado inquietud entre sus vecinos, los Estados de Europa del Este y Washington.

¿Qué desencadenó las protestas?

Las protestas iniciaron en noviembre como un gesto proeuropeo que dejó ver las tensiones que reinan en un país dividido: las regiones proeuropeas del oeste y la zona este que favorece a Rusia.

Todo empezó cuando el presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, se retractó de un acuerdo de comercio con la Unión Europea que se había planeado durante años y favoreció en su lugar el acercamiento con Rusia.

Los manifestantes exigieron que se firmara el acuerdo con la Unión Europea y argumentaron que así se fortalecería la cooperación con el bloque. Sin embargo, Ucrania necesita desesperadamente de una inyección de capital y el gobierno señaló que necesitaría ayuda económica si hiciera negocios con la Unión Europea. Yanukóvich, quien ocupa la presidencia desde 2010, dijo que Ucrania no podía darse el lujo de firmar el acuerdo y aludió a las presiones económicas de parte de Rusia.

Otro de los factores que probablemente influyeron para que Yanukóvich decidiera no firmar es que la Unión Europea le exigió que liberara de prisión a la ex primera ministra, Yulia Tymoshenko, su oponente política, quien llegó al poder durante la Revolución Naranja en la que lo derrocaron en 2004, cuando era primer ministro.

El Parlamento adoptó una ley general antiprotestas el 16 de enero, con la prohibición de cascos y máscaras en los mítines, levantar tiendas o instalar equipo de sonido sin la autorización previa de la policía. Esto despertó las inquietudes de que se usara para sofocar las manifestaciones y negar al pueblo el derecho a la libre expresión; los enfrentamientos arreciaron poco después.

El epicentro de las protestas callejeras ha sido la Plaza de la Independencia, aunque los manifestantes han obstruido otras calles y tomado edificios gubernamentales; la semana pasada murieron varias personas y cientos más resultaron heridas en los enfrentamientos.

“Los cambios que se implementaron tras la Revolución Naranja no fueron lo suficientemente profundos. Esta vez parece que el desencanto es tan fuerte que hay una auténtica oportunidad de empezar de nuevo”, dijo Dalibor Rohac, analista político del Centro de Libertad y Prosperidad Mundial del Instituto Cato. “Para los ucranianos es la oportunidad de emprender una trayectoria diferente a la que el país ha seguido durante los últimos 22 años y finalmente volverse parte de una Europa próspera y democrática”.

¿Qué se está haciendo para tratar de poner fin a los enfrentamientos?

Los líderes de las tres facciones opositoras se han reunido varias veces con Yanukóvich y un grupo de trabajo del gobierno con el fin de tratar de resolver la crisis. Los enemigos del presidente han pedido principalmente que se disuelva el gobierno, que se celebren elecciones y que se deroguen las leyes antiprotestas. Yanukóvich ofreció el sábado un paquete de concesiones según las cuales Yatsenyuk se volvería primer ministro y podría disolver el gobierno.

También le ofreció a Klitschko el puesto de viceprimer ministro para asuntos humanitarios y accedió a formar una comisión que analizara los cambios a la constitución. Sin embargo, la oposición lo rechazó.

Para el martes, el primer ministro Mikola Azárov había renunciado y los funcionarios leales a Yanukóvich revocaron la ley antiprotestas que habían aprobado en el Parlamento 12 días antes.

En una sesión parlamentaria también se analizó una ley con la que se podría ofrecer amnistía a más de 200 personas detenidas desde que las protestas iniciaron en noviembre.

Las medidas —que son las primeras concesiones concretas que hace Yanukóvich desde que la crisis inició— desataron la alegría de miles de manifestantes reunidos en la Plaza de la Independencia.

Sin embargo, los líderes de la oposición quieren reformas constitucionales generalizadas y la reestructuración del sistema político ucraniano y dijeron que tratarían de obtener más concesiones de Yanukóvich.

¿Cómo afecta la situación internacionalmente?

Ucrania es el mayor país cuyas fronteras separan a Rusia de la Unión Europea. Perteneció a la Unión Soviética y se independizó en 1991, tras la caída del muro de Berlín.

Occidente —la Unión Europea y Estados Unidos— ha trabajado en sus relaciones con los países del antiguo bloque soviético durante más de dos décadas con el fin de restaurar el dominio de la democracia y mejorar la calidad de vida de los ucranianos. En estos países se cree que el que Ucrania no se asocie con la Unión Europea significa que se está doblegando ante la presión de Rusia.

Ucrania es una especie de peón entre Rusia y Occidente. Para Occidente, el acuerdo implicaría que extendería su alcance más al este; para los rusos, Ucrania es clave para conservar su territorio. Putin negó que Moscú esté presionando indebidamente a Ucrania.

Ucrania se ha esforzado por acercarse a los ideales occidentales en lo que respecta a políticas y derechos humanos, aunque el país sigue en el lugar 144 de 177 en el índice de corrupción de Transparencia Internacional.

Los ucranianos dicen que quieren un país mejor gobernado, menos corrupto y políticamente liberal, más alineado con sus vecinos occidentales. La economía de Ucrania no ha podido igualar el paso de sus vecinos occidentales que también estuvieron bajo control soviético como Polonia, en donde la economía ha crecido exponencialmente. Muchos ucranianos esperan que el acuerdo con la Unión Europea brinde la oportunidad de una recuperación económica.

Estados Unidos es uno de los países occidentales que ha pedido que se ponga fin a la violencia y que se llegue a una solución a través del diálogo político, aunque algunas personas dicen que no lo han hecho demasiado abiertamente.

“Estados Unidos parece andar con tiento para evitar enfrentarse con Rusia en un momento en el que el apoyo de Moscú es esencial para lo que Estados Unidos trata de hacer en Siria e Irán”, dijo Jeffrey Mankoff, subdirector y becario del Programa para Rusia y Eurasia del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

“Es prudente que Estados Unidos evite que Ucrania se vuelva el barómetro de las relaciones con Rusia y que anime a ambas partes a concertar un acuerdo, pero algunos europeos están molestos por lo que consideran una falta de liderazgo de Estados Unidos en este asunto”.