Por Daisy Carrington, para CNN
(CNN) – Con un precio de 83.200 dólares la noche, la suite Royal Penthouse del Hotel President Wilson en Ginebra es la habitación de hotel más cara del mundo. Los huéspedes tienen todo lo que podrían necesitar: la suite cuenta con 12 habitaciones y 12 baños de mármol, además de una terraza circundante con vistas a los Alpes, que según dicen, han servido de inspiración para varios músicos famosos (la habitación cuenta con un piano Steinway, por si el fondo no fuera suficiente). Las personas importantes que viajen sin séquito pueden hacer uso del personal privado: mayordomo, chef y asistente personal.
Mientras tales suites de calidad suprema no son nada nuevo, antes eran una opción que los huéspedes elegían una sola vez. Hoy en día, los hoteles de lujo claman por destinar espacio (y mucho) para estas moradas sumamente lujosas.
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“Hubo habitaciones cuyo precio era de cinco cifras en los noventa, pero no eran muchas”, reconoce Mikhil Bhalla, vicepresidente de investigación de patrimonio en alojamiento para FBR Capital Markets.
“Desde entonces, el mundo ha producido muchos más millonarios de lo que existía hace 20 o 30 años, entonces el número de personas que con facilidad pueden pagar estas habitaciones ha aumentado considerablemente”, dice.
El año pasado, como parte de una renovación de 140 millones de dólares, el hotel New York Palace dio a conocer un par de suites especializadas, entre ellas un penthouse con vista a Central Park por 28.000 dólares la noche. Según Paul James, el líder de marca global para las marcas de lujo de Starwood, de las más o menos 40 propiedades nuevas que el grupo hotelero tiene en preparación, aproximadamente la mitad estarán equipadas con habitaciones de primera.
“Las llamamos nuestras suites ‘sumamente sorprendentes’”, dice, refiriéndose a las suites en los Hoteles W.
Bhalla dice que los mercados emergentes están ayudando a impulsar la demanda de habitaciones de lujo a nuevos niveles.
“Hay más dinero en el mundo hoy en día de lo que había hace cinco, o incluso dos años. En países como China o India, hay una clase y nivel completamente nuevos de personas que están subiendo la escalera económica y que pueden pagar estas experiencias lujosas. A medida que otras partes del mundo se desarrollan y sus economías se vuelven más grandes, imagino que éste continuará siendo el caso”.
Una nueva clase de amenidades
Debido al precio, es importante que estas habitaciones de primera, en términos de beneficios, ofrezcan algo más que botellas de champú genérico o un chocolate en la almohada. En muchas suites -las cuales hoy en día parecen apartamentos, o incluso mansiones en tamaño- los productos para el baño van desde L´Occitane hasta Hermes. Hay mayordomos, chefs privados, entrenadores personales, conductores y masajistas disponibles (y a menudo, sus servicios vienen incluidos en el precio). Por lo general, cuentan con habitaciones adicionales, comedores y salas para recibir invitados, y oficinas para trabajar. Vistas excepcionales y una ubicación de primera son requisitos indispensables, al igual que la discreción (la mayoría de suites tienen entradas privadas).
Según Christopher Noton, el presidente de operaciones hoteleras de la cadena Four Seasons para Europa, el Medio Oriente, y África, el valor real de una estadía de lujo es el servicio, no el espacio.
“Nuestros clientes van de tener múltiples expectativas a tener expectativas muy altas, y lo que esto significa es que nosotros debemos saber quiénes son, cómo actúan y qué quieren”, dice.
“Si quieres quedarte solo, lo percibo, y me aseguro de que eso suceda. Si quieres que te atendamos, así será. En realidad es una experiencia totalmente personalizada”.
¿Altas expectativas?
Por supuesto, cuando alguien está dispuesto a pagar una cantidad tan fuerte de dinero en una estadía de hotel, la presión por que todo sea perfecto aumenta.
“Hay expectativas muy altas, pero de igual forma, el nivel de servicio personal es muy alto”, dice James.
Bhalla añade que mientras más alto el precio, mayor es la importancia de agregar elementos experimentales al paquete, todo desde increíbles vistas a eventos deportivos hasta canchas de básquetbol del tamaño requerido por la NBA.
“Resulta casi divertido decirlo a este rango de precios, pero al final del día, lo que las personas buscan es valor. Si estoy pagando 25.000 dólares la noche en un hotel, ¿me están dando la experiencia que me hace sentir que vale la pena?”, dice.