Por Claire Mysko

Nota del editor: Claire Mysko es la autora de “You’re Amazing! A No-Pressure Guide to Being Your Best Self” y “Does Pregnancy Make Me Look Fat? The Essential Guide to Loving Your Body Before and After Baby”. Ella supervisa el contenido para Proud2Bme, un programa de la Asociación Nacional de Trastornos Alimenticios. 

CNN — En dos estudios recientes, investigadores de la Universidad Estatal de Florida examinaron si los trastornos alimenticios están vinculados al uso de los medios sociales. ¿La respuesta? Como lo dice el más delicado de todos los estados en Facebook, es complicado.

Resúmenes en la revista International Journal of Eating Disorders describieron la investigación. En el primer estudio, 960 mujeres universitarias completaron una auto evaluación de detección de trastornos alimenticios. También respondieron a serie de preguntas sobre su uso de Facebook. Los investigadores encontraron una correlación positiva “pequeña pero significativa” entre la duración del uso de Facebook y una alimentación desordenada.

En el segundo, 84 mujeres del primer estudio fueron divididas en dos grupos. Un grupo recibió instrucciones de usar Facebook como ellas normalmente lo usan durante 20 minutos. Al otro grupo se les pidió que investigara el ocelote, un gato de la selva, en Wikipedia y en YouTube. Como era de esperar, las mujeres que pasaron 20 minutos en Facebook mostraron una mayor insatisfacción con su cuerpo que aquellas que vieron lindas fotos del gato.

La investigación demuestra que hay alguna relación entre el uso de Facebook y el riesgo de padecer trastornos alimenticios. (No creo que haya algo excepcionalmente problemático acerca de Facebook en comparación con otras redes sociales, simplemente ésta fue la plataforma que los investigadores eligieron).

Pero los estudios no sugieren que las plataformas de medios sociales deban considerarse como las responsables de causar trastornos alimenticios. Después de todo, estamos hablando de un amplio espectro de enfermedades que tienen complicadas raíces biológicas, psicológicas y culturales. Un juego simplista de acusación realmente sería un error. Necesitamos investigar más para entender mejor esta conexión y, quizá más importante sea entender cómo los medios sociales pueden ser utilizados como una herramienta positiva para llegar a las personas afectadas, realizar una intervención oportuna y ayudar en la recuperación.

Trabajo con estudiantes universitarios todos los días en mi tarea de supervisar el alcance juvenil de la Asociación Nacional de Trastornos Alimenticios. Para aquellos que luchan con una mala imagen corporal, el perfeccionismo o la ansiedad -solo algunos de muchos factores de riesgo asociados con una alimentación desordenada- los medios sociales pueden ser totalmente tóxicos. Facebook, Instagram, Tumblr, Twitter, Pinterest y sus muchos primos brindan un acceso sin precedentes a imágenes y mensajes que pueden consolidar y a veces desencadenar pensamientos y comportamientos de una alimentación desordenada. Los usuarios frecuentes de los medios sociales pueden terminar sintiendo que alternan entre modos de divulgación y comparación; ambos son lugares peligrosos dónde estar si eres propenso a creer que la valoración de ti mismo se basa en la aprobación de los demás.

“Cuando veo los álbumes de fotos de otras personas en Facebook, las comparaciones vienen de forma automática. Termino sintiéndome como basura”. Recibí este comentario de una joven de 18 años que participó en una mesa redonda virtual de Proud2Bme respecto a cómo los medios sociales afectan la imagen corporal de los adolescentes. Se trata de un sentimiento que constantemente me expresan en mi trabajo.

En aquella época durante mi adolescencia cuando yo misma sufrí de un trastorno alimenticio, solía ver mis muslos en el espejo, y deseaba que fueran tan delgados como los de las modelos que aparecían en las fotos que recortaba de las revistas. No había etiquetas como #thighgap (espacio entre los muslos), las cuales han convertido las fijaciones relacionadas a la apariencia en universos donde puedes realizar búsquedas y obtener resultados interminables de fotos y texto que “inspira a la delgadez”. Desesperadamente quería agradarle a los demás, pero no había “me gusta” o “corazones” que pudiera ver y acumular. El punto es que las obsesiones, compulsiones y comparaciones que impulsan los trastornos alimenticios no son nada nuevo. Los medios sociales simplemente las han aumentado. Pero también tienen el potencial de ampliar las soluciones. Necesitamos entender cómo podemos usar los medios sociales de forma efectiva para promover información de los medios, la aceptación de uno mismo, el apoyo, la recuperación y un activismo por la imagen corporal.

Algunos podrían elegir desconectarse de los medios sociales para proteger su salud mental. Hay una razón por la cual la mayoría de centros residenciales para el tratamiento de trastornos alimenticios prohíben el uso de medios sociales entre los pacientes. Pero la realidad es que la mayoría de personas que están en riesgo o están luchando enérgicamente contra la alimentación desordenada, utilizan los medios sociales de alguna manera.

La buena noticia es que los medios sociales nos dan la capacidad de ser conservadores de contenido, creadores de material y alborotadores. Si quieres llenar tu sección de noticias con mensajes de aceptación del cuerpo, puedes elegir seguir a las páginas y cuentas que brinden esos mensajes. Seguro, aún tengo que reportar como spam la publicidad para tener un abdomen plano, pero el contenido que veo y comparto en los medios sociales refleja mis valores e intereses, y no me interesa ver nada relacionado a la pérdida de peso o declaraciones negativas o inapropiadas respecto al peso. En lugar de consumir e internalizar la toxicidad de los medios, podemos usar los medios sociales para responderle a una cultura que nos hace sentir que no valemos lo suficiente.

Por ejemplo, Benjamin O’Keefe, quien se está recuperando de anorexia, inició una petición en Change.org que se expresaba en contra del director ejecutivo de Abercrombie & Fitch por hacer comentarios en los que decía que la compañía era exclusivista de forma intencional, y la instaba a incluir tallas grandes. Más de 80.000 personas firmaron la petición, y Abercrombie recientemente anunció que contará con tallas grandes a partir de esta primavera.

Tan solo la semana pasada fue la Semana Nacional de Concienciación sobre los Trastornos Alimenticios. Fue la más exitosa en la historia de la organización; la etiqueta #NEDAwareness tuvo un alcance de 23 millones durante esa semana, y esa conciencia en los medios sociales sí se traduce en un aumento de las personas que buscan ayuda. Lo vimos en el creciente volumen de llamadas a la línea de ayuda y de visitas a nuestro sitio web. Lo vimos en las historias y fotografías de esperanza compartidas en Twitter, Tumblr, Instagram y Facebook.

Los medios sociales pueden agudizar la insatisfacción respecto al cuerpo y reforzar la alimentación desordenada. También puede empoderar a los individuos a utilizar sus voces y resistir a los mensajes generalizados de los medios acerca de la belleza y delgadez. Sigamos trabajando en entender los matices de esos riesgos y hagamos uso de los beneficios para desarrollar un movimiento de cambio.

Las opiniones expresadas en este comentario le pertenecen exclusivamente a Claire Mysko.