Por Kieron Monks para CNN
(CNN) – Los álbumes de fotos de viajes podrían ser realmente memorables si las imágenes de una comida mediterránea llevan el olor a las aceitunas, si una ‘selfie’ en la playa contiene un rastro de olor a agua salada o si una escena lluviosa Londres transmite el aroma distintivo del concreto recién mojado.
Si la era digital ha aumentado el volumen de la comunicación, podría no haber mejorado la calidad. Revertir esa tendencia es el objetivo de una nueva generación de ingenieros sensoriales que están llegando más allá de la vista y el sonido para crear aparatos que utilizan facultades sin explotar. Quizá los avances más emocionantes ahora se están presentando como una comunicación centrada en los olores.
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“Nuestro lema es que ‘el aroma dice más que mil imágenes’”, dice el Dr. David Edwards, ingeniero biomédico en Harvard y fundador de Le Laboratoire, conocido por producir aparatos sensoriales radicales, como el spray de chocolate libre de calorías. Todos los humanos tienen miles de sensores olfativos distintos, explica Edwards, un recurso que aprovecha con su invento más reciente, el oPhone.
Su lanzamiento en versión beta está programado para julio; este teléfono ofrece la mensajería con olores más sofisticada hasta ahora. En colaboración con los perfumistas de Givaudan, en París, y los baristas de Café Coutume, Edwards ha creado un menú de olores contenidos en ‘Ochips’. Eyal Shahar, un ingeniero eléctrico de MIT, diseñó envases para ellos de donde salen cuando se calientan por el toque de un botón, pero se enfrían rápidamente para que los olores se diferencien y queden localizados. Ésta es una dificultad histórica que se ha visto en los experimentos del sistema de olor-o-visión en el cine.
Mezcla y combina
El usuario del oPhone puede mezclar y combinar aromas y luego enviar su composición como un mensaje, el cual será recreado en el aparato de otro usuario. En la primera versión habrá 356 combinaciones posibles, y esta cifra aumentará a varios miles el próximo año. Luego, el sueño es tener una base exhaustiva: el ‘chip universal’.
“Biológicamente, respondemos de forma poderosa al aroma, así que si nos acostumbramos al diseño de la comunicación aromática podríamos lograr decir las cosas que no podíamos decir antes”, dice Edwards. Èl ve los aromas limitados del oPhone como las primeras letras de un rico y nuevo idioma, que podría ser usado como base para novelas y sinfonías. La fe se basa en la reconocida influencia que el olor tiene en el subconsciente, y en el potencial de conocer sus secretos.
Los primeros oPhones estarán limitados a una selecta comunidad de aficionados al café. Sin embargo, el lanzamiento del 10 de julio estará acompañado por un producto más global: la primera red social olfativa.
Una aplicación gratuita permitirá que cualquier persona envíe una nota que contenga olor vía mensaje de texto o correo electrónico, con base en un menú establecido de aromas y variaciones. El mensaje puede ser recibido por cualquier teléfono normal en forma de texto. El destinatario entonces puede descargar la composición de puntos de acceso que se establecerán en Boston, la ciudad donde ocurrirá el lanzamiento.
“Estamos esperando un interés en la auto-expresión y estamos listos para aprender con el público”, dice Edwards. “Nos gustaría estar abiertos mientras surgen nuevas ideas de vocabularios aromáticos, y seguir brindándolas a las personas que puedan estar interesadas”.
“Él está apostando a que el público alrededor de los famosos centros de tecnología de Boston adopten este concepto rápidamente, y lo llevarán hacia adelante. Más allá de la ciudad, la red incluirá una interfaz pública para que las personas intercambien consejos y recetas, y las almacenen en un software en la nube. Edwards planea presentar ‘emoticonos de olor’ y escenas virales, y podría ofrecer una mesa de mezclas, lo cual permite al mismo tiempo contar con un software de producción de música.
El concepto podría beneficiarse de la saturación del actual mercado de comunicaciones, dice la analista de tendencias y editora de “Green Futures”, Anna Simpson. “Estamos llegando a un límite respecto a lo que podemos hacer con los datos de texto, y existe el potencial para conectarse a un nivel más profundo y personal a través del olor”.
Simpson también cree que un cambio en el consumidor hacia la experiencia podría impulsar la adopción del concepto. “Hay marcas que tienen un creciente interés en recursos para lograr crear experiencias más ricas”.
Emprendimientos olorosos
Los gigantes como Olympus están publicando investigaciones, pero por ahora, los emprendimientos están tomando la iniciativa. El laboratorio Mixed Reality Lab, de Singapur, ha sido prolífico en este espacio, al diseñar el aparato japonés Scentee, el cual permite a los usuarios enviarse una única fragancia entre ellos. La compañía lanzó una aplicación alrededor del mundo en febrero, y tiene acuerdos lucrativos por ejemplo con el restaurante Mugaritz en España, el cual permite que se den clases de cocina en línea con chefs conocidos para darles a los estudiantes una muestra del olor que quieren lograr.
“Justo ahora, estamos ante el equivalente de la música antes del mp3, cuando tenías que grabar una canción en un casete, y dárselo a alguien físicamente”, dice el Dr. Cheok, fundador de Mixed Reality Lab y profesor de tecnología dominante en la Universidad City, en Londres. “Podemos enviar un olor básico a través de un aparato como Scentee, pero necesitamos el marco para hacer que millones de ellos estén disponibles por medio de la digitalización”.
Cheok está probando un aparato que nos conectaría directamente al Internet, inspirado en la exitosa conexión de las fibras ópticas a las neuronas de los ratones. Los experimentos de su laboratorio involucran a sujetos que utilizan un protector bucal que contiene bobinas magnéticas, de donde se dirigen las señales eléctricas hacia el bulbo olfatorio para simular los efectos del olor. El cerebro de quien usa el protector se analiza antes y después de identificar el efecto, y los resultados han animado a Cheok lo suficiente como para creer que un prototipo podría estar disponible en dos años.
Una técnica similar ya ha tenido frutos con un diseño parecido que simula los efectos del sabor. Pero el sabor tiene solo cuatro formas primarias -amargo, dulce, salado, ácido- mientras el olor involucra identificar las moléculas individuales sin una forma primaria.
“El olor más básico tiene cientos de moléculas y necesitas de la química analítica para ver qué hay ahí”, dice el Dr. Joel Mainland, del Monell Chemical Senses Center. “Tal vez solo el 5% tenga un impacto en el olor, así que es difícil separarlos. Es más prueba y error que ciencia cuantitativa”.
Aroma saludable
El centro Monell también está apuntando a la meta de digitalizar el olfato; las aplicaciones en el cuidado de la salud son algunas de las más importantes. Una de sus áreas de investigación busca biomarcadores de olfato en los pacientes con cáncer, al utilizar una ‘nariz electrónica’ para buscar químicos en la sangre a fin de lograr un diagnóstico temprano. El proceso se inspiró en la habilidad que los perros tienen de detectar la enfermedad, aunque su capacidad de olfatear es muchas veces más alta.
Aunque esta investigación aún está en las primeras etapas en el laboratorio, una tecnología similar ya está siendo adaptada para teléfonos inteligentes. Un sensor químico desarrollado por la NASA ha sido dado a un socio comercial como la base para aplicaciones móviles que podrían realizar pruebas al aliento en los usuarios. Owlstone, una compañía de nanotecnología del Reino Unido, está recaudando varios millones de dólares en capital de riesgo para un sensor portátil que podría detectar un amplio rango de enfermedades.
Los usos médicos son muy importantes para la creciente Digital Olfaction Society, cuya próxima conferencia discutirá la tecnología del olfato para identificar gases peligrosos, dar dirección para los ciegos y una asistencia cognitiva para quienes padecen de Alzheimer. Sin embargo, industrias tan variadas como el ejército, la industria de viajes, joyería, gastronomía y entretenimiento también serán representadas.
El Dr. Cheok cree que el máximo objetivo es un aparato multi sensorial que unifique los cinco sentidos para crear una realidad virtual de inmersión, y podría ser utilizable dentro de cinco años. Los sentidos abandonados están compensando el tiempo perdido.