Por Sebastián Jiménez Valencia, CNN
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(CNN Español) – En septiembre de 1947, cuando apenas tenía 20 años y escribía poesía bajo el seudónimo Javier Garcés, Gabriel García Márquez publicó ‘La tercera resignación’, su primer cuento, en el diario colombiano El Espectador. Fue el inicio de uno de los más vastos derroteros literarios de la historia.
Poco después, en mayo de 1948, publicó su primer texto periodístico en ese mismo diario: ‘Los habitantes de la ciudad’. Y fue, así, el comienzo de una de las más importantes carreras periodísticas de Latinoamérica.
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“Mi primera y única vocación es el periodismo”, dijo García Márquez en una entrevista en Radio Habana en 1976, citada por Orlando Castellanos en El Universal de Cartagena. “Nunca empecé siendo periodista por casualidad —como muchas gentes— o por necesidad, o por azar, empecé siendo periodista, porque lo que quería era ser periodista”, concluyó.
Así queda demostrado para los lectores en Gabo periodista, la antología de textos periodísticos de Gabriel García Márquez editada por la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, FNPI. Se trata de una de las más completas recopilaciones de la obra reporteril del Nobel que incluye, además, análisis y comentarios de escritores y periodistas de la talla de Jon Lee Anderson, Juan Villoro, Alma Guillermoprieto y Héctor Abad Faciolince.
Hoy, 32 años después de estar frente a la realeza europea con un liqui-liqui recibiendo el premio Nobel, miles de periodistas del mundo también exaltan la obra de no ficción de Gabo, una obra que se nutrió de innumerables elementos de su literatura, y viceversa.
Héctor Feliciano, editor de Gabo periodista, dijo que la obra periodística de García Márquez se destaca por su gran calidad. “Su periodismo hace parte de la literatura. El gran cauce son las novelas, pero realmente los riachuelos, los afluentes, es el periodismo”, dijo Feliciano.
“Soy un periodista, fundamentalmente”, dijo Gabo en una entrevista con el periodista radial colombiano Darío Arizmendi en mayo de 1991. “Toda la vida he sido periodista. Mis libros son libros de periodista aunque se vea poco”, agregó. La cita está resaltada en el libro de la FNPI.
Y es la FNPI precisamente la organización que ahora se encarga de divulgar y multiplicar su legado periodístico. Gabo la fundó en 1994 y hoy en día es uno de los centros de estudios sobre Periodismo más destacados en habla hispana.
Ese legado tiene verdaderos tesoros, como Noticia de un secuestro y La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile, dos obras en que el periodismo se mezcla con la novela.
También se destaca Relato de un naufrago (1970), que, según el periodista colombiano Juan Gossaín, es la “joya más valiosa de su corona de reportero”.
Pero además de esos conocidos títulos, el recorrido periodístico de Gabo está lleno de otras joyas más coyunturales y efímeras pero igualmente valiosas, como sus textos sobre el golpe sandinista en Nicaragua en septiembre de 1978 o ‘El enigma de los dos Chávez’, de septiembre de 1999, que escribió poco después de que se le diagnosticara un linfoma que casi lo mata en ese entonces.
Gabo dejó huella imborrable en prácticamente todo el continente. Escribió en Colombia para los periódicos El Universal, El Heraldo, El Nacional, El Espectador, El Tiempo y la revista Cromos; en Venezuela, para las revistas Elite, Momento y Venezuela Gráfica; en México, para Sucesos para Todos y La Familia; y en Cuba para Prensa Latina.
Además, fue corresponsal en París —viviendo prácticamente en la pobreza— y recorrió Europa registrando la vida en las sociedades soviéticas durante la Guerra Fría. Sus artículos de esa época fueron publicados bajo la serie ’90 días en la Cortina de Hierro (De viaje por los países socialistas)’.
Pero su labor no se quedó en la reportería: fundó en 1974 la revista Alternativa —su proyecto de periodismo militante— y en 1998 compró la revista Cambio.
Ryszard Kapuscinski, célebre reportero y uno de los periodistas más importantes del siglo XX, fue profesor de la FNPI y de distinguidas universidades europeas, en donde catalogaba a García Márquez ante sus alumnos como un ejemplo de gran reportero. Es bien conocida la frase de Kapuscinski que asegura que el mérito de Gabo radicó “en demostrar que el gran reportaje es también gran literatura.”.
Por lo demás, sólo basta releer ‘Caracas sin agua’ —ese reportaje tan literario de la escasez de agua en la capital venezolana en 1958— para darse cuenta que García Márquez es, además de un inmortal de la literatura universal, uno de los más grandes en la historia del periodismo.