Por Maggie Blaha 

(CNN) — El “camino a la vida” de Teena Henson comenzó con un anuncio en el periódico.

Ella recuerda desear tener un Anytime Fitness, un gimnasio en su ciudad natal de Gilmer, Texas, en Estados Unidos. Específicamente quería unirse a este lugar porque está abierto todo el tiempo y está hecho para hombres y mujeres de todos los niveles de condición física.

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“Entonces hubo un anuncio en el periódico local que decía que Anytime Fitness abriría”, recuerda. “Dije, ‘aquí está; está en tus manos. Ahora, ¿qué vas a hacer con eso?’”.

Determinada a dirigirse en el camino correcto, Henson se inscribió en el gimnasio mientras todavía estaba en construcción.

Era marzo de 2011; Henson medía 1.60 metros y pesaba 150,5 kilogramos. Sabía que su mala alimentación e inactividad no era el camino a una vida larga y saludable. No tenía ningún problema de salud grave, pero sus padres y tres hermanos tenían diabetes así que conocía las potenciales consecuencias.

Henson de 54 años, es muy cercana a su familia. Sus seres queridos, especialmente su madre, a menudo se acercaban a ella con preocupaciones sobre su salud, diciéndole que debía perder peso.

“Creo que mientras más crecía, más preocupada estaba mi mamá porque sabía que no estaría allí para cuidarme”, dice Henson. “Era la primera en apoyarme en mi plan para ejercitarme y perder peso”.

En el pasado, Henson hacía dietas para hacer felices a todos, pero no duraban mucho.

Había una serie infinita de reglas, desde solo comer toronjas hasta comer solo carbohidratos, hasta que se dio cuenta que las “dietas” no eran para ella.

“Para mí, la ‘dieta’ es una palabra de cinco letras que significa fracaso”, dijo.

Lo que buscaba era un cambio de estilo de vida. Y no porque sus amigos y familiares lo quisieran, sino porque ella lo quería.

Con las horas de Anytime Fitness, Henson no tenía problemas para encontrar tiempo para ejercitarse. Va al gimnasio todos los días después del trabajo desde 30 minutos hasta una hora. Incluso creó un mantra:

“Tengo el deseo de ejercitarme. Mantengo una determinación para ejercitarme. Creé una disciplina para ejercitarme, y escojo ejercitarme”.

Con lo que luchó más fue con cambiar sus hábitos de alimentación.

Comenzó por eliminar los refrescos y bajó 8,1 kilogramos en el primer mes.

Su madre, conocida como Mamá Henson para muchos de sus amigos, la apoyaba diariamente y estaba emocionada de ver que su hija comenzaba a adoptar un estilo de vida más saludable.

“Todos los días me preguntaba, ‘¿cuánto bajaste hoy?’. Me reía y decía, ‘mamá, no puedo bajar todos los días’. Pero me decía que lo intentaba y eso era todo lo que importaba”, dijo Henson.

Después de eliminar los refrescos, Henson comenzó a hacer elecciones de comida más saludables.

Continuó comiendo en restaurantes de comida rápida porque era conveniente, y cambió el pollo frito por pollo a la parrilla, y la guarnición de papas fritas por ensalada.

Para diciembre de 2011, Henson había perdido 29 kilogramos y estaba más saludable que nunca. Desafortunadamente, la salud de su madre se deterioraba. Mamá Henson tuvo varias convulsiones y mini accidentes cerebrovasculares que la debilitaron gravemente.

El estilo de vida más saludable de Henson la ayudaría a ofrecer la fuerza mental y física que necesitaba en los últimos meses que cuidó a su madre.

Dos meses antes de que su mamá muriera, Henson recuerda entrar a la casa después de ejercitarse. Había perdido 45,3 kilogramos en este punto. Su madre la vio y dijo, “eres bonita”.

“Ambas comenzamos a llorar”, dijo Henson. “No tengo idea de por qué lo dijo; fue un momento memorable”.

Mamá Henson falleció en agosto de 2012.

Cuando Henson pierde de vista por qué se ejercita o no come dulces, piensa en la sonrisa de su madre y cuánto quería que su hija fuera feliz.

“Sabía que estaba orgullosa de mí por perder peso”, dijo Henson. “Sé que sentía que iba a estar bien ahora que había perdido peso”.

En el último año, Henson incluso cambió más su dieta. Comenzó a comer productos como quinua, pan integral y vegetales frescos.

“Hubo un tiempo en el que no podías poner brócoli cerca de mi”. Pero ahora lo tuesta y lo incluye en sus comidas para la semana. Cocina en grandes cantidades los fines de semana, congela los alimentos en contenedores individuales durante la semana para que sepa exactamente cuántas calorías come. Intenta comer 1.200 calorías al día.

En menos de tres años, Henson perdió 75,2 kilogramos, o.50% de su peso corporal. El 8 de marzo, celebró el tercer aniversario de su entrada a Anytime Fitness.

Perder peso la ayudó a encontrar una fuerza interior. Le permite ver un vislumbre de la mujer fuerte y realizada que su madre siempre vio.

Una de las pasiones de Henson fue participar en caminatas de cinco kilómetros para organizaciones altruistas. Desde que comenzó a ejercitarse hace tres años, participó en cinco caminatas y recientemente terminó una en 46 minutos, su mejor marca personal.

La transformación de Henson fue tan completa que su médico, quien monitoreó su progreso desde que comenzó a perder peso, utiliza sus fotografías para mostrarle a los pacientes qué puede hacer un poco de determinación.

“El más pequeño de los cambios que uno puede hacer en su estilo de vida actual puede generar grandes cambios”, dijo Henson, “no solo en la parte física, sino en la mente”.