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Por Laura Smith-Spark, Richard Allen Greene y Erin McLaughlin, CNN

Kiev, Ucrania (CNN) – En un nuevo reporte de la ONU se muestra que la situación de los derechos humanos “se deteriora de forma alarmante” en el este de Ucrania, de acuerdo con la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Navi Pillay.

El reporte muestra un panorama preocupante de la situación en el este de Ucrania y hace referencia a los casos de asesinatos, tortura, golpizas, secuestros y acoso sexual, además de intimidación a los medios.

Aunque en Ucrania se celebran muchos mítines pacíficos, en el reporte se muestra “una tendencia creciente a que en algunas zonas urbanas se celebren simultáneamente mítines de grupos opositores, lo que a menudo provoca enfrentamientos violentos”, según el comunicado que emitió la oficina de Pillay.

En el reporte de 36 páginas también se señalan “los constantes actos de violencia contra los manifestantes pacíficos, principalmente contra quienes respaldan la unidad de Ucrania y se oponen a la ingobernabilidad en las ciudades y pueblos del este de Ucrania”.

“En la mayoría de los casos, la policía local no hizo nada para impedir la violencia, mientras que en algunos casos cooperó abiertamente con los atacantes”, señaló.

El reporte que compilaron los 34 observadores de Naciones Unidas que se encuentran en el lugar, abarca del 2 de abril al 6 de mayo.

La inestabilidad en la región provocó que la violencia se intensificara en las últimas semanas, mientras los separatistas pro-Rusia chocan con los grupos rivales y las fuerzas de seguridad ucranianas.

Pillay urgió a “quienes tienen influencia sobre los grupos armados responsables de gran parte de la violencia en el este de Ucrania a hacer su mayor esfuerzo para controlar a estos hombres que parecen estar decididos a dividir al país”.

Los tártaros de Crimea están en problemas, según el reporte

Los observadores de la ONU en Ucrania también reportaron que en Crimea están surgiendo problemas graves, especialmente en relación con la minoría tártara de Crimea, dijo Pillay.

Tras un referéndum controvertido, Rusia se anexionó en marzo la región de Crimea, en el sureste de Ucrania.

Los rusoparlantes son mayoría en la península del mar Negro, pero cerca del 12% son tártaros, una minoría predominantemente musulmana que sufrió opresión durante la era soviética.

Los observadores de la ONU señalan que desde la anexión, los tártaros sufren acosos si no cumplen con el plazo para solicitar la ciudadanía rusa.

En el reporte también se señala que se ha restringido la libertad de movimiento de los líderes tártaros, ha habido casos de acoso físico y restricciones a los medios de comunicación tártaros; además reina el temor de que se perseguirá a los musulmanes.

El Ministerio del Exterior de Rusia rechazó los hallazgos del reporte de la ONU el viernes.

“El reporte de la ONU casi no refleja la situación real de los derechos humanos en Ucrania”, señaló. “La falta total de objetividad, las contradicciones y los estándares dobles (del reporte) no dejan lugar a dudas de que sus autores están ejecutando una orden política para blanquear a las autoridades autoproclamadas de Kiev”.

El gobierno ucraniano y Occidente condenaron la anexión de Crimea y acusaron al gobierno ruso de apoyar a los rebeldes pro-Rusia en el este de Ucrania.

Moscú culpa de la inestabilidad en Ucrania a los grupos ultranacionalistas de derecha.

Un multimillonario se opone a la escisión de Ucrania

Los activistas pro-Rusia de las regiones orientales de Donetsk y Luhansk celebraron su propio referéndum sobre la independencia el fin de semana pasado; el gobierno ucraniano y Occidente lo consideraron ilegítimo.

Uno de los hombres más ricos del mundo, el magnate del acero y el hierro, Rinat Akhmetov, se opuso públicamente a los separatistas en un mensaje en video que se publicó el miércoles.

Akhmetov dijo que estaba a favor de una descentralización del poder en Ucrania de acuerdo con una constitución nueva, pero se opuso a que su región se incorpore a Rusia o trate de ser una República Popular de Donetsk independiente.

En cualquier caso, dijo, habría sanciones y se perderían empleos e industrias.

“Nos enfrentaremos a sanciones enormes, no venderemos nuestros productos, no podremos producir. Esto implica el cese de actividades en las fábricas, esto significa desempleo, esto significa pobreza”, dijo.

La revista Forbes clasifica a Akhmetov como el 92º hombre más rico del mundo con un capital de 12.200 millones de dólares.

El jueves 15 de mayo, los representantes de dos de sus fábricas en la inestable ciudad de Mariupol, en el este de Ucrania, firmaron un memorando en el que hacían un llamado a restaurar el orden y la seguridad pública tras el conflicto armado que la ciudad vivió el 9 de mayo.

Las diferencias ideológicas no son razón para que haya un derramamiento de sangre, señala la declaración. Hace un llamado al desarme de las milicias que han surgido en Mariupol y urge al gobierno en Kiev a levantar las barricadas de los caminos que llevan a la ciudad.

La policía de la ciudad, los sindicatos, las ONG y uno de los líderes de la autoproclamada República Popular de Donetsk fueron algunos de los personajes que firmaron el memorando.

Los trabajadores de las fábricas acereras de Akhmetov se unieron a la policía local y a los representantes de la República Popular de Donetsk para patrullar Mariupol, según declararon a CNN unos periodistas locales y la portavoz de los separatistas pro-Rusia de la ciudad.

Irina Voropayeva, la portavoz, negó los reportes de que los obreros hubieran levantado por su cuenta las barricadas de la ciudad y dijo que los separatistas empezaron y que los obreros se les unieron.

El gobierno interino de Ucrania, que tomó el poder luego de que derrocaran en febrero al presidente pro-Rusia, Víktor Yanukovych, estudia reformar la constitución antes de las elecciones presidenciales que se celebrarán el 25 de mayo.

Richard Allen Greene y Erin McLaughlin reportaron desde Kiev y Laura Smith-Spark escribió en Londres. Brian Walker, Boriana Milanova y Holly Yan, de CNN, contribuyeron con este reportaje, al igual que los periodistas Victoria Butenko, Lena Kashkarova y Azad Safanov en Kiev.