Por John Blake
(CNN) — Un dragón que exhala fuego nunca ha vaporizado a un senador que da un discurso pomposo en los canales de política.
Ningún candidato ha envenenado a un rival en su boda, y ningún zombi “caminante blanco” ha arrastrado a un escéptico del cambio climático.
Sin embargo, cualquiera que crea que el popular Game of Thrones de HBO solo se trata de reyes y castillos se pierde cuánto refleja el programa al Estados Unidos contemporáneo, según afirman varios académicos, autores y fanáticos del programa.
La serie de fantasía de televisión está ambientada en el reino ficticio de Westeros, donde un pequeño grupo de familias poderosas intriga entre sí para tomar control del “trono de hierro”. Sin embargo, ve más allá de los dragones y caballeros, y el programa ofrece paralelismos políticos y raciales entre el mundo de Westeros y Estados Unidos, dicen los fanáticos y académicos.
Aquí hay cuatro de esos:
Solo las élites pueden jugar
No hay clase media en Game of Thrones. El 99% de Westeros; campesinos, propietarios y agricultores, sobreviven a los caprichos de un pequeño grupo de familias ricas que los tratan con indiferencia y crueldad.
El programa de HBO es una adaptación de la serie de George R.R. Martin, A Song of Ice and Fire. Martin modeló sus libros en Europa medieval, donde había una gran brecha entre los ricos y pobres, dice Steven Attewell, autor de Race for the Iron Throne y editor de un blogcon el mismo título.
Los pensadores medievales justificaban esa brecha por medio de algunas de las mismas retóricas que las personas hoy en día utilizan para explicar la pobreza: es la culpa de los pobres.
A los pobres se les decía que había algo inherentemente mal con ellos: eran los descendientes del hijo de Noé, Cam, una figura bíblica maldita, dice Attewell.
“Decían que porque las personas pobres son hijos de Cam, era la voluntad de Dios que sirvieran como campesinos”, dice Attewell.
“Era difícil llegar más allá de la idea de una monarquía”, agrega Attewell. “No tenían ejemplos de democracia. Incluso cuando tenías una revolución social de abajo en este periodo, no tenían un modelo alternativo de gobierno como referencia”.
Ni tampoco en Game of Thrones, debido a que los ricos controlan todo. Son propietarios de la tierra y el proceso político, y los únicos contendientes al trono de hierro vienen de un pequeño grupo de familias poderosas de dinastía.
La representación del programa de las familias que pelean por el control refleja a dónde podría dirigirse la política estadounidense, dice Joshua Weikert, un profesor de Ciencia Política del Colegio Albright en Pensilvania, Estados Unidos.
La elección presidencial de 2016 podría presentar otro enfrentamiento Clinton vs. Bush si Hillary Clinton y Jeb Bush deciden postularse. ¿Los estadounidenses podrían decir algún día, sin ironía, “La Casa de Bush” o “La Casa de Clinton”?
En el programa, “dos o tres familias principales intercambian y forman alianzas para mejorar su posición”, dice Weikert. “¿Realmente podemos ver a ninguno de los Kennedy, Bush y Clinton en estas maquinaciones?”.
Cuando los ricos controlan el proceso político, es difícil que un país permanezca como una democracia, según uno de los libros más populares en Estados Unidos.
Es un mundo masculino
El difunto cantante de soul, James Brown, nunca aparece en Game of Thrones, pero su canción, It’s a Man’s Man’s Man’s World, podría ser su banda sonora no oficial.
No hay hombres que impulsen la igualdad de género en Game of Thrones. Los personajes masculinos golpean a las mujeres, las violan y las tiran como si fueran sofás viejos. Sin embargo, para parafrasear a Brown, el programa “no sería nada” sin un elenco de personajes formidables femeninos que se niega a jugar el papel que se les asignó.
Las mujeres de Westeros no esperan que los caballeros las rescaten de dragones; una de ellas comanda a tres dragones que son suyos. Ella es Daenerys Targaryen, la joven sobreviviente de una familia real. Comienza como una peón tímida de los hombres que la violan y la tratan con desprecio. Se convierte en una reina guerrera legendaria.
La base de fanáticos se deleita con su capacidad de ascender a la cima en un mundo dominado por hombres, dice Paul Levinson, un profesor de Comunicaciones en la Universidad Fordham en Nueva York, Estados Unidos.
“Ven cada vez más a las mujeres en posiciones de poder”, dice Levinson. “No solo Hillary sino personas como (la senadora) Elizabeth Warren y Sarah Palin. Daenerys captura ese aspecto. Constantemente saca lo mejor de los hombres”.
Uno de los personajes más queridos en el programa es Arya Stark, una chica adolescente que supera en conocimiento y determinación a los hombres. Nacida en una familia noble, se niega a la noción de que debe casarse con un señor y cargar a sus hijos para ser una mujer exitosa. Se forja para ser una guerrera habilidosa para vengar el honor de su familia.
“Gravitamos a Arya porque ofrece una alternativa refrescante a las damiselas en peligro que normalmente vemos en dramas medievales”, dice Jamie Adair, editor del blog History Behind the Game of Thrones. “La asertividad de Arya habla a nuestros valores modernos. Es impulsada por la venganza y está dispuesta a ser implacable”.
El retrato de las mujeres por parte del programa es una reflexión de un mensaje más profundo en los libros de Game of Thrones de Martin: los reyes podrán gobernar, pero su ascenso y caída a final de cuentas depende de las personas pequeñas, dice Charli Carpenter, un profesor de Ciencia Política en la Universidad de Massachusetts, Amherst, en Estados Unidos.
Parálisis política, incluida la migración
En una de las escenas más famosas en Game of Thrones, otra mujer poderosa, Cersei Lannister, la Reina de Westeros, le enseña a un rival sobre poder político.
“Cuando juegas el juego de tronos, ganas o mueres”, le dice. “No hay algo en medio”.
A Cersei Lannister no le importa mucho la cooperación bipartidista. Encajaría bien en el actual Congreso de Estados Unidos, que está en camino a convertirse en el congreso menos productivo y más ideológicamente dividido en la historia, según algunos reportes. (También es el más rico, así como el primer Congreso donde la mayoría de sus miembros son millonarios, según otro reporte).
El precio de la parálisis política es uno de los mayores temas en Game of Thrones, y un tema persistente en la política estadounidense, dicen los académicos y fanáticos.
En Westeros, los líderes pasan más tiempo pelando entre sí que ayudando a sus súbditos. La mayoría solo está impulsada por el interés propio. Constantemente cuestionan el derecho de gobernar de otros reyes. El reino incluso tiene su propia versión de una controversia “de nacimiento”: un rey es acusado de ser ilegítimo debido a que su familia escondió su verdadero linaje.
No podrías encontrar una comparación más apta para los líderes políticos en Estados Unidos que ignoran el calentamiento global, dice Gordon Coonfield, un profesor de Comunicación en la Universidad Villanova en Pensilvania.
“Múltiples facciones están tan ocupadas con luchas internas”, dice, “que están completamente inconscientes o son indiferentes al apocalipsis inminente”.
Los gobernantes en Game of Thrones también ignoran otra cuestión política inminente, dicen los fanáticos y académicos: Westeros también tiene un problema de inmigración que nadie quiere enfrentar.
En su lugar, los gobernantes dependen de una muro gigante que originalmente estaba construido para mantener alejados a los caminantes blancos pero que ahora es utilizado para impedir los cruces de frontera de un grupo empobrecido de personas de Westeros descartados como “salvajes”. La retórica utilizada para justificar el muro es similar a algo del lenguaje utilizado en el debate de inmigración de Estados Unidos, dice Weikert, el profesor de Ciencia Política en el Colegio Albright.
“Dicen que necesitamos asegurarnos de que ‘ellos’ no entren y arruinen nuestra sociedad y cultura”, dice Weikert. “Algunas personas fueron lo suficientemente afortunadas de nacer en el lado ‘correcto’ de la frontera y tienen interés en mantener alejados a aquellos que amenazan el orden existente”.
Una nación vive más allá de sus medios
Hay muchas criaturas supernaturales y villanos despiadados en Game of Thrones, pero hay una entidad que nadie se atreve a cruzar: el Banco de Hierro de Braavos.
Si crees que los administradores de dinero de Wall Street que casi arruinan la economía global son capitalistas sin corazón, deberías conocer a los temidos burócratas del Banco de Hierro.
Es el banco más poderoso en el mundo de Game of Thrones. Realmente no le importa el bienestar de la economía de Westeros o la gente pobre que vive “comiendo poco” en el gueto “Flea Bottom” del reino.
Solo quieren su dinero, y están dispuestos a desatar el caos para conseguirlo.
“Lo grandioso sobre el banco”, dice Weikert, “es que si no pagas lo que debes, le dan préstamos a tu enemigo para que te derroque”.
Piensa en el Banco de Hierro como el déficit de Estados Unidos, dicen los fanáticos del programa: es una guillotina económica que se cierne sobre el futuro, dicen. Varios reyes de Westeros suman grandes deudas nacionales debido a los préstamos del Banco de Hierro, pero tienen miedo de decirle a sus súbditos que su país vive más allá de sus medios.
La deuda nacional, en Estados Unidos como en Westeros, aterra a los líderes políticos. En Game of Thrones, todos los líderes temen el lema del Banco de Hierro:
“El Banco de Hierro tendrá su pago”.