Por William Hudson

(CNN) — La mayoría de las personas optan por sodas con endulzantes artificiales en lugar de sodas normales para evitar ganar libras extras. Pero, ¿qué pasa si ya elegiste una de dieta? ¿Sería útil dejar eso también?

El Dr. Jim Hill dice que sus pacientes le hacen esta pregunta todo el tiempo en su programa de pérdida de peso en el Centro Anschutz para la Salud y el Bienestar de la Universidad de Colorado.

Con el financiamiento de la Asociación Americana de Bebidas, Hill ayudó a diseñar un estudio que dividió a aproximadamente 300 adultos en dos grupos: un grupo continuaría bebiendo soda de dieta y el otro grupo -denominado en el estudio como el “grupo de agua”- se abstendría. El estudio fue publicado en la revista Obesity.

Ambos grupos participantes recibieron entrenamiento intensivo sobre técnicas exitosas para la pérdida de peso, incluyendo retroalimentación constante sobre la comida que ellos registraban en sus diarios.

“Los resultados, en nuestro caso, para nada fueron sorprendentes”, dice Hill.

Mientras el típico participante que no podía tomar sodas de dieta perdió 9 libras en 12 semanas, los que podían seguir bebiendo soda de dieta, en promedio, perdieron 13 libras durante el mismo tiempo. Eso es una diferencia de 4 libras.

Hill dice que por su experiencia clínica, muchas personas que tienen una pérdida de peso significativa “son grandes consumidores de endulzantes sin calorías”.

Pero, ¿por qué el grupo que ingirió soda de dieta fue más exitoso? La razón más probable es que este grupo tuvo la tarea más fácil.

Reducir calorías e incrementar el ejercicio requiere mucha fuerza de voluntad. Intentar dejar de forma simultánea algo que normalmente disfrutas, como la soda de dieta, pone a prueba tu habilidad de no aflojar hasta lograrlo. La mayoría de los psicólogos están de acuerdo en relación a que nuestra fuerza de voluntad es un recurso limitado.

Así que, aunque este estudio no rastreó el consumo de calorías, el grupo al que se le impidió beber sodas de dieta muy probablemente consumió más calorías durante el transcurso de las 12 semanas de la dieta.

“Tiene sentido que habría sido más difícil para el grupo de agua apegarse a la dieta general que al grupo que consumió bebida endulzada artificialmente”, dice Hill.

Agregó: “La explicación más probable era que tener acceso a bebidas con sabor dulce ayuda al grupo (de bebida endulzada artificialmente) a adherirse mejor al programa de cambio de conducta”.

En resumen, este estudio aborda la pregunta sobre si el consumidor frecuente de sodas de dieta debe intentar dejar el hábito cuando está tratando de perder peso, no sobre si todos debemos tomar más soda de dieta para perder peso.

Las bebidas endulzadas artificialmente “no son potenciadores de la pérdida de peso, así que no es nada en sus compuestos en sí lo que promueve la pérdida de peso”, dice Hill.

Kristi Norton, una consumidora frecuente de soda de dieta antes que iniciara el estudio, fue asignada al grupo que le requería que dejará el hábito. Al momento de la entrevista con CNN, ella no sabía cuáles eran los hallazgos del estudio.

Ella dice que perdió 12 libras durante el transcurso del estudio, pero la verdadera diferencia está en cómo se siente.

“Siento como que puedo decir al 1000% el beneficio de beber solo agua. Me sentí mejor, tenía más energía, me sentía más saludable, simplemente me sentí mucho mejor”, dice Norton. “Y ahora siento la diferencia cuando bebo una soda de dieta, siento esa ‘pesadez’”.

Dado que el estudio duró 12 semanas, aún se debe determinar si los endulzantes artificiales son beneficiosos a largo plazo, dice Susan Swithers, profesora de Neurociencia del Comportamiento en la Universidad de Purdue.

“Lo que los estudios prospectivos en realidad sugieren es que si lo dejas durante 7 años, 10 años, 15 años, 20 años, los cohortes de las personas que consumen sodas de dieta tienen peores resultados de salud”, dice Swithers.

Esos estudios muestran una correlación y no están diseñados para mostrar la causalidad. Pero algunos investigadores como Swithers sospechan que los endulzantes artificiales al final aumentan el deseo por lo dulce.

“Hacer estos estudios de corto plazo que se enfocan en el peso no nos dicen nada sobre si estos productos contribuyen o no a estos mayores riesgos”, dice Swithers. “Y es realmente difícil considerar los datos (a largo plazo) y plantear cualquier argumento al que están apoyando”.

Hill, juntamente con otros cuatro investigadores, diseñaron el estudio, el cual fue seleccionado para financiación por la Asociación Americana de Bebidas de entre muchas propuestas presentadas. Los socios de la Asociación Americana de Bebidas incluyen a numerosas empresas embotelladoras de Coca-Cola y Pepsi-Cola.