(CNN) -- Era un día más en los vividos en sus cinco años de cautiverio, y el sargento del Ejército estadounidense Bowe Bergdahl no sabía lo que los 18 combatientes talibanes estaban a punto de hacer con él el sábado en Afganistán.
Lo entregaron a un ejército que había llegado de visita, y Bergdahl se subió a un helicóptero que acababa de aterrizar en el este de Afganistán, cerca de la frontera con Pakistán.
El relevo de su custodia fue bastante tranquilo, según un relato de los hechos proporcionados por un alto funcionario de Defensa de EE.UU..
Una vez en el aire, las palas del rotor del helicóptero aullaban tan fuerte que Bergdahl no podía comunicarse claramente con los extranjeros que componían la tripulación.
Así que cogió un plato de papel y escribió tres caracteres:
“SF?”
La tripulación comprendió: ¿fuerzas especiales?
Los comandos estadounidenses no se molestaron en escribir de nuevo.
“¡Sí!” gritó al menos un soldado de los EE.UU. sobre el rugido. “Hemos estado buscándote desde hace mucho tiempo!”
Bergdahl se derrumbó y rompió a llorar.