Por Valeria Fernández
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Phoenix, Arizona (CNN Español) – Cientos de familias centroamericanas separadas por las fronteras se arriesgan a llevar a sus hijos a Estados Unidos. Algunas dicen que lo hacen en respuesta a la extorsión de redes criminales en sus países que amenazan con secuestrarlos si no pagan una cuota.
Arnoldo Ramírez todavía recuerda el día en que cruzó la frontera en Texas en una balsa con su hermanito de dos años y su mamá. No sabe nadar y tenía miedo.
“Venimos a luchar acá, a hacer una nueva vida y agarrar un trabajo”, dice Ramírez, un joven guatemalteco.
Arnoldo, de 15 años, se crió en Guatemala. Tras no ver a su padre por 12 años, no recordaba su rostro. Santos Ramírez, el papá, vive en Arizona y tuvo que tomar la difícil decisión de traer a sus hijos a EE.UU. porque amenazaban con secuestrarlos en su país.
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“En mi país hay ladrones, gente mala. Ellos piensan que uno manda bastante dinero. Lo que hacen ellos es secuestrar los niños o la mujer, a modo de sacar un buen dinero. Ellos estaban diciendo ‘queremos tanto dinero; si usted no da tanto dinero vamos a hacer algo con tu hijo’”, relata Santos Ramírez.
Arnoldo llegó hace 6 meses, después de que las autoridades de migración lo liberaran en una estación de autobús pendiente a presentarse a una cita con Inmigración. Pero su caso no es el único. Durante las últimas semanas, cientos de madres centroamericanas que llegaron por la frontera de Texas con sus niños han sido liberadas por las autoridades migratorias en una estación en el centro de Phoenix.
“Las razones por las que se están viniendo las madres, los hijos, es por razones humanitarias, querer estar con sus familias”, explica Antonio Velázquez, de la organización Maya Chapin.
Velázquez dice que el número de guatemaltecos va en aumento. Debido a un incremento del 70 % en las detenciones de migrantes en Texas y por el hecho de que no hay centros de detención para las madres con sus hijos, las autoridades de migración los han liberado en Arizona, según confirmó el Servicio de Inmigración y Aduanas.
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“Estas familias están quedando en un limbo migratorio en el que no se sabe qué va a pasar con ellos, cuál es su futuro”, señala Velásquez. “Esperamos que el Gobierno tenga conciencia y pueda darles un beneficio migratorio. No que hoy los sueltan y mañana van por ellos… Cuando ya mañana los niños están en la escuela”.
Todas las personas que han sido liberadas aún deberán presentarse ante las autoridades de inmigración para luchar por un futuro con documentos legales en EE.UU. y por una forma de darles sustento a sus familiares.