Por Anjali Tsui y Esther Pang, CNN
HONG KONG (CNN) — Para conmemorar el 25 aniversario de la represión en la plaza Tiananmen de Beijing, CNN habló con varios disidentes prodemocracia; algunos de ellos formaron parte de los miles de estudiantes que protestaron en ese infausto 4 de junio de 1989.
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Chai Ling
“Quiero proponerle al presidente Xi una nueva forma de Sueño Chino: ningún Sueño Chino puede lograrse por medio del sacrificio de los derechos individuales en aras de un sueño nacional mayor. Se tiene que hacer al revés. La única forma en la que China puede alcanzar el sueño es protegiendo los derechos básicos de cada individuo”, dijo la activista, Chai Ling, en entrevista con CNN antes del 25 aniversario de los hechos.
Chai fue una de las líderes estudiantiles más francas de las protestas de 1989. En ese entonces tenía 23 años y quedó desconcertada cuando las tropas avanzaron sobre los estudiantes que protestaban.
“Crecí rodeada del Ejército, los soldados eran mis tíos y tías, así que no podía creer que se hubieran convertido en monstruos que disparaban ametralladoras contra los estudiantes inocentes. Eso fue muy impactante”, dijo Chai. Sus padres sirvieron en el Ejército.
Chai huyó de Beijing hacia Hong Kong, oculta en un contenedor de carga. Más tarde se mudó a Estados Unidos. Ahora, 25 años después, recuerda a quienes se sacrificaron en la lucha por materializar el sueño de una China libre y próspera. “Algunos de nosotros pasamos meses y años escondidos y otros pasaron meses y años en prisión. Perdimos mucho: familia, posesiones, educación, libertad”, dijo Chai.
La labor política y sin fines de lucro sigue siendo parte de la vida de Chai en Estados Unidos. La han nominado en dos ocasiones para el Premio Nobel de la Paz y fundó All Girls Allowed, una organización que lucha contra los homicidios con base en el género en China.
Chai encontró el cristianismo en 2009, momento que definió su vida. En su libro, A Heart for Freedom (2011), habló del efecto que la fe tuvo sobre su perspectiva del pasado de China. Dice que ahora reza por los soldados y por los líderes actuales de China, especialmente por el presidente Xi, cuyo padre se cree que fue uno de los pocos líderes que se opusieron al uso de la fuerza.
Wang Dan
“El mundo necesita creer que a partir de 1989, incluso el pueblo chino anhela la democratización. No dudarán en ponerse de pie en el momento en el que crean que tienen una oportunidad”, dijo el activista Wang Dan a Neal Moore, de iReport de CNN, antes del 25 aniversario.
Wang fue otro líder estudiantil prominente en el movimiento prodemocracia. “Era el chico de los anteojos grandes, esbelto; era el comunicador”, dice Moore.
Tras los hechos del 4 de junio, Wang encabezó la lista de los más buscados de China y por ende pasó seis años en prisión. Finalmente huyó a Estados Unidos y ahora enseña Política en una universidad en Taiwán.
Moore, de iReport, contactó recientemente a Wang por correo electrónico y reportó lo siguiente:
“¿China entrará al diálogo de apertura que sugirió Deng Xiaoping en 1978? ¿Llevará a cabo la ‘reestructuración política’ como lo prometió Wen Jiabao en la Asemblea General de la ONU en 2010? ¿O mantendrá el rumbo y oscilará en lo que para algunos observadores es una estrategia que suma el leninismo al consumismo? De acuerdo con Wang Dan, la elección es sencilla. Le pregunté finalmente que le gustaría decirle hoy a la dirigencia en Beijing. ‘Piensen en el futuro del partido’, respondió Wang. ‘Habrá solo dos opciones: democracia o morir’”.
Wu’er Kaixi
“Nadie olvida en realidad, pero hay personas que están dispuestas a hacerse de la vista gorda”, dijo Wu’er a CNN. El activista se hizo famoso como líder estudiantil en 1989, a los 21 años.
Junto con Wang Dan y Chai Ling, Wu’er se volvió uno de los rostros de las huelgas de hambre que los estudiantes encabezaron en la plaza Tiananmen. Fue famoso por criticar duramente al entonces primer ministro, Li Peng, en televisión nacional mientras vestía un pijama de hospital color blanco con rayas azules.
Durante varios años después de los hechos, Wu’er despertaba en plena noche tras soñar con la masacre.
Las pesadillas cesaron, pero Wu’er, quien ahora tiene 46 años, no puede deshacerse de la culpa que siente por haber salido con vida de la plaza Tiananmen.
“Tengo que soportar esta culpa por haber sobrevivido durante el resto de mi vida”, dijo.
Veinticinco años más tarde, Wu’er se sigue considerando activista y disidente. Vive en Taiwán y trabaja como socio junior en una firma estadounidense de consultoría financiera.
En la China que Wu’er dejó atrás en 1989 era imposible comprar unos tenis Nike o tomarse un trago tranquilamente en un bar, escribió en un editorial para CNN.com en 2009. Ahora, China ha desarrollado una economía de mercado y derechos de propiedad, pero a costa de la libertad política.
“Es un trato pésimo”, dijo.
Fang Zheng
“Aunque fue hace un cuarto de siglo, el 4 de junio no ha terminado para muchas de las personas que atestiguaron los hechos de ese día. El gobierno opresor que estaba en el poder hace 25 años permanece hoy. No ha ofrecido disculpas por sus crímenes, las víctimas no han recibido compensación y la situación de los derechos humanos en China sigue siendo deplorable”, dice Fang Zheng, quien perdió ambas piernas el 4 de junio, cuando un tanque le pasó por encima afuera de la plaza Tiananmen.
Fang, que en ese entonces tenía 22 años y estudiaba el último año de universidad, se unió a la protesta para hacer campaña por la reforma política en China. “Nuestro objetivo era simple: queríamos una China mejor. Vimos que había muchos problemas: corrupción, falta de libertades”, dijo recientemente en entrevista con CNN.
A las cuatro de la mañana, los líderes estudiantiles negociaron un alto al fuego con el Ejército Popular de Liberación y acordaron desalojar la plaza. Fang acompañaba a una compañera de la universidad por la avenida Chang’an cuando una granada de gas explotó cerca de ella. Él la empujó para ponerla a salvo, pero los tanques que llegaban lo derribaron. “Sentí cómo aplastaban todo mi cuerpo. En mis últimos momentos de consciencia, miré hacia abajo y pude ver con el rabillo del ojo el hueso que sobresalía de mi pierna”, dijo Fang en entrevista con CNN en 2012.
Le amputaron ambas piernas y pasó los siguientes 20 años en China bajo estricta vigilancia. Se mudó de Beijing a Hainan, una isla en el sur de China, y se vio obligado a vender cigarrillos en la calle para ganarse la vida.
“No importa en dónde estuviéramos, estábamos restringidos. Vigilaban nuestra casa e intervenían nuestros teléfonos”, dijo Fang.
Fang emigró a Estados Unidos en 2009 con su esposa y su hija. Ahora viven en San Francisco y recientemente recibieron a su tercer hijo. Fang, quien se dedicaba al atletismo, ha encontrado medios para caminar o conducir.
Shao Jiang
“China ha empeorado mucho desde 1989. Creo que el movimiento prodemocracia y la represión del gobierno fueron un punto de inflexión histórico importante porque después de eso el gobierno recurre a la violencia para crear masacres como la de Tiananmen todos los días”, dijo Shao Jiang, quien redactó en 1989 las demandas clave del movimiento estudiantil prodemocracia y las presentó a las autoridades.
Ahora escribe regularmente un blog en el sitio web de Amnistía Internacional y ha trabajado en campañas de derechos humanos desde hace más de 10 años.
Para Shao, el movimiento estudiantil por la democracia empezó cuatro años antes de 1989, en un dormitorio en el que conoció estudiantes que pensaban como él. Metieron revistas políticas de contrabando en la universidad y criticaron la corrupción del gobierno comunista.
Las reuniones casuales se tornaron discusiones organizadas. Los estudiantes de toda China se unieron al diálogo y se habló de protestar en la plaza Tiananmen, en el corazón de Beijing.
Shao ahora vive exiliado en Reino Unido.
El movimiento de 1989 inspiró a Shao a enfocar su tesis doctoral en Ciencias Políticas en la democracia y la globalización. Estudió la forma en la que el proceso de construcción de comunidades puede permitir que la democracia florezca.
Cuando se le preguntó si hay una vía directa para que China logre la democracia, Shao hizo una pausa antes de reconocer que “es un gran desafío”.
Shen Tong
“Hay cierta amnesia colectiva. Muchos jóvenes ignoran los detalles, la población en general no habla de ello, es un secreto terrible, una gran mentira pública que la gente vivió”, dice Shen Tong respecto a la exitosa censura gubernamental sobre la represión en la plaza Tiananmen.
Shen ahora tiene 45 años, tiene tres hijos y vive en Nueva York; recuerda que quedó desconcertado cuando el Ejército abrió fuego contra los estudiantes. Se rehusó a creer que el gobierno recurriría a la violencia para detener a un grupo de manifestantes pacíficos y civiles.
“Trataba de calmar a ambos bandos al interponerme entre ambos grupos y le decía a la gente que eran solo balas de goma”, dijo. “Me di cuenta de que era real cuando alguien que estaba a mi lado recibió un disparo en el rostro”, dijo.
Una semana después de la campaña, Shen escapó a Estados Unidos y se inscribió en la Universidad Brandeis para estudiar Biología. Cuando llegó, las cadenas de televisión por cable aún transmitían las imágenes de la masacre.
“Mientras veía la televisión estadounidense, la represión y la masacre, empecé a darme cuenta de lo que había ocurrido”, dice.
Shen Tong ahora es socio de SOS Ventures, una empresa de inversiones e incubadora de innovaciones. Le apasiona la seguridad en los alimentos y encontrar soluciones al hambre en el mundo.
Zhang Xianling
“Es el 25 aniversario y aún no nos permiten hablar. Este año aumentaron la cantidad de patrullas y vehículos. Es risible. Es despreciable. Se debe a que se sienten culpables y tienen miedo”, dijo la activista Zhang Xianling al referirse a los intentos de las autoridades chinas por contener su disidencia en el marco del 25 aniversario.
Wang Nan, el hijo de 19 años de Zhang, recibió un disparo en la cabeza el 4 de junio de 1989 mientras tomaba fotografías de los enfrentamientos entre estudiantes y soldados en la avenida Chang’an.
Casi tres décadas más tarde, Zhang sigue esperando respuestas a la muerte de su hijo.
“Los estudiantes protestaban pacíficamente el 4 de junio. Amaban a su país. Sin embargo, el gobierno ha decidido ignorar los hechos y cubrir la verdad con mentiras”, dijo Zhang, quien ahora tiene 76 años.
Zhang fue una de las fundadoras del grupo activista Madres de Tiananmen junto con Ding Zilin, otra madre que perdió a su hijo en la trágica campaña. Los padres de otros muchachos heridos de muerte se unieron rápidamente y pidieron en entrevistas y cartas abiertas que se diera a conocer la verdad y se deslindaran responsabilidades.
El gobierno respondió con advertencias a las afirmaciones directas de las madres. Detuvieron brevemente a Zhang y a otros dos miembros del grupo en 2004.
Actualmente, Zhang sigue bajo vigilancia las 24 horas.
En una entrevista televisada reciente con los medios de hongkoneses, Zhang dijo que tenía fe en que viviría lo suficiente para ver que se hiciera justicia y que el Partido Comunista de China reconociera sus errores. Sin embargo, esa esperanza ha menguado.
Ahora, los esfuerzos de las Madres de Tiananmen se enfocan en contactar a sus miembros diseminados, en lograr una sensación de solidaridad en un aniversario más de su pérdida.