(CNNMéxico) — Dos mundiales se disputarán en Brasil a partir del próximo 12 de junio.
El primero lleva cuatro años preparándose a toda velocidad, con una infraestructura que se concluye de último minuto y en la que las 32 mejores selecciones del mundo buscarán arrebatarle el título al vigente campeón, España.
El otro Mundial también lleva varios años fraguándose en las calles, en las favelas, en las protestas crecientes de la gente que encuentra insatisfechas sus demandas sociales y que ve en la competencia deportiva una oportunidad para que el mundo sepa de su enojo.
Las protestas iniciaron el año pasado durante la Copa Confederaciones, cuando millones de personas salieron a las calles para protestar por las injusticias sociales.
En las últimas semanas han continuado los reclamos por los excesivos gastos del Mundial y a ellas se han sumado las huelgas de transportistas y policías en varias ciudades brasileñas, algunas de ellas sedes mundialistas.
Una encuesta publicada este martes por el Centro de Investigación Pew indicó que 72% de los brasileños estaban “insatisfechos con la marcha del país”, y 61% dijeron que fue mala idea albergar la Copa Mundial, ya que se llevó el dinero de las escuelas, la atención de la salud y otros servicios públicos.
‘Tarjeta roja’ de los brasileños al Mundial
La gente que sale a las calles en Brasil critica que se hayan dedicado 11 millones de dólares a la organización del Mundial en lugar de invertir ese dinero en un mejor sistema educativo o sanitario.
Según un informe de la presidencia brasileña, el gobierno invirtió en infraestructura para la Copa 17,600 millones de reales (aproximadamente 7.7 millones de dólares) en obras de movilidad urbana, transporte público y modernización de los principales aeropuertos; mientras que en los estadios se invirtieron 8,000 millones de reales (3.5 millones de dólares), de los cuales la mitad son préstamos, según el reporte.