Por Mohammed Tawfeeq, Jomana Karadsheh y Laura Smith-Spark
(CNN) — El primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, urgió al Parlamento declarar estado de emergencia este martes, horas después de que la policía dijera que militantes tomaron el control de algunas regiones de la segunda ciudad más grande de Iraq, Mosul, y liberaran a 1.000 prisioneros.
Las autoridades dijeron que los militantes también tomaron control del aeropuerto de Mosul, estaciones locales de televisión y oficinas gubernamentales.
Se cree que los hombres armados son miembros del grupo extremista Estado islámico en Iraq y Siria, una escisión de al Qaeda también conocida por su acrónimo ISIS. También se cree que muchos combatientes extranjeros integran el grupo, dijeron oficiales.
En un mensaje en transmisión nacional en la televisión iraquí, al Maliki describió la situación en Mosul como una amenaza a la seguridad que requiere de acciones inmediatas para proteger a los civiles.
Anunció una “alerta máxima” y llamó a que todos los recursos del estado estuvieran movilizados para la lucha antiterrorismo, y pidió a todos los hombres ofrecerse como voluntarios en el Ejército.
También urgió a la comunidad internacional, a las Naciones Unidas y a la Liga Árabe, a apoyar a Iraq en la lucha en contra del terrorismo.
Antes un vocero del Parlamento de Iraq dijo que “una invasión foránea” al país estaba en operación por “grupos terroristas” y que la provincia de Nineveh al norte del país, de la cual es la capital Mosul, estaba “bajo una ocupación total”.
Al hablar en una conferencia de prensa en Bagdag, Osama al-Nujaifi apuntó el dedo al gobierno central, acusando a las fuerzas de seguridad de abandonar Mosul cuando inició la batalla.
Al-Nujaifi dijo que las fuerzas de seguridad “abandonaron sus armas, sus tanques y sus bases y que las dejaron a grupos terroristas, incluso el aeropuerto de Mosul”. También dijo que los hombres armados tomaron el control de almacenes de municiones.
El vocero, cuyo hermano, Atheel al-Nujaifi, es gobernador de la provincia de Nineveh dijo que el gobierno central fue advertido en semanas pasadas de que grupos militantes estaban reunidos pero no tomaron acciones preventivas.
“No se detendrá en las fronteras de Nineveh, sino que llegará a todo Iraq”.
Bastión militante
La última violencia en Mosul, una ciudad predominantemente suni a 560 kilómetros al norte de la capital, seguramente es un duro golpe para las autoridades centrales, quienes ya batallan para controlar una insurgencia en la provincia de Anbar.
Mosul fue llamada el último bastión de al Qaeda en Iraq por el Ejército de Estados Unidos y también es considerado uno de los principales puntos de entrada de combatientes extranjeros que entran al país por Siria.
Las fuerzas de seguridad iraquíes dijeron el sábado que habían matado a más de 50 combatientes de ISIS en enfrentamientos al oeste de la ciudad.
Mientras tanto, al menos 31 personas fueron asesinadas y otras 28 heridas el martes cuando una serie de bombas detonaron en un