Por Paul Farmer*, especial para CNN
(CNN) – La trágica muerte del querido actor y comediante Robin Williams tomó al mundo por sorpresa. Ha habido un flujo constante de noticias, que al inicio transmitían conmoción e incredulidad, y luego lamentablemente pasaron a la especulación salaz sobre la causa y forma de su muerte.
La cobertura mediática sobre la salud mental y el suicidio ha avanzado mucho en los últimos años; sin embargo, en esta ocasión muchos periódicos se equivocaron sobremanera. En Gran Bretaña, algunos periodistas fueron demasiado lejos y violaron el Código de Editores, la norma ética de los informes de prensa que indica que “al informar sobre un suicidio, se debe tener cuidado a fin de evitar el exceso de detalles sobre el método utilizado”.
Muchos de los tabloides e informes en línea dieron detalles innecesarios. Parte de la razón es que el portavoz de la policía de Estados Unidos dio a conocer muchos más detalles de lo establecido en la norma del Reino Unido, Australia o Nueva Zelanda.
Cuando se dan a conocer descripciones explícitas que ponen de manifiesto el método utilizado, sabemos que esto puede tener consecuencias devastadoras y llevar a actos de imitación. Ha habido muchos estudios de investigación que presentan evidencia al respecto, y los trágicos acontecimientos en Bridgend deberían ser una valiosa lección para los medios de comunicación sobre la necesidad de realizar una cobertura de noticias segura.
Cuando un informe de los medios describe detalles claros de métodos inusuales de suicidio y esencialmente da una guía de “cómo hacerlo”, el peligro es que puede hacer que el suicidio parezca una acción más accesible de tomar.
Los medios de comunicación también simplificaron demasiado las razones por las que Williams se quitó la vida; por ejemplo, destacaron los problemas económicos, cuando sabemos que no hay una razón específica para que la gente se quite la vida. Las razones son variadas y complejas.
También preocupa el efecto que la cobertura mediática constante sobre el suicidio de una celebridad puede tener en el público. Por muy involuntario que sea, podría parecer que idealiza y hace atractivo el incidente. Uno de los ejemplos mejor documentados del efecto de imitación de un suicidio de una celebridad fue el de Marilyn Monroe. Durante el mes de su suicidio, en agosto de 1962, hubo 303 casos de suicidio adicionales; un incremento del 12%.
El suicidio es un tema delicado y complejo que afecta a un gran número de personas. Por esta razón, cuando la noticia de la muerte de Robin Williams se dio a conocer por primera vez, realizamos una sesión informativa para todos los departamentos de redacción que incluyó asesoramiento sobre cómo informar sobre un suicidio de forma confidencial y responsable.
Le dimos seguimiento con una segunda sesión informativa la tarde siguiente. Hemos instado a los periodistas para que consulten los lineamientos de los medios de Samaritans; este recurso ha sido producido conjuntamente con periodistas y ha sido bien recibido por los editores.
Si bien reconocemos que los periodistas tienen una tarea extremadamente difícil de presentar las noticias de última hora a los lectores de forma rápida y concisa en plazos cada vez menores, la precisión y la confidencialidad no pueden quedar en segundo plano. Cuando los periodistas escriben artículos, siempre deben considerar el impacto que el tono, el contenido, la prominencia y las imágenes de su historia tendrán en su audiencia.
Últimamente me han preguntado mucho en relación a por qué no se debería informar ciertos aspectos de una muerte por suicidio. En resumen, es para mantener a salvo a las personas que puedan tener problemas con su salud mental. Sabemos que alrededor de 6.000 personas se quitan la vida cada año en el Reino Unido, y miles más intentarán suicidarse, lo consideran muy en serio y combaten los problemas de salud mental.
Cuando se hace correctamente, la cobertura de los medios de comunicación puede ser increíblemente poderosa para ayudar a que la gente busque apoyo y consejería. También puede contribuir a cambiar las actitudes del público hacia los problemas relacionados a la salud mental y reducir el estigma que lamentablemente todavía existe.
Esperamos que la industria de los medios de comunicación esté dispuesta a escuchar y actuar en relación a las preocupaciones planteadas por las organizaciones benéficas de salud mental, los expertos y sus propias audiencias. Los medios sociales le están dando una voz a los lectores como nunca antes y los editores ahora saben rápidamente cuando no están sintonía con el ánimo del público. Creemos que podemos trabajar en colaboración con los medios de comunicación para que la cobertura de noticias sobre la salud mental y el suicidio se haga de forma segura.
*Nota del editor: Paul Farmer es director ejecutivo de la organización benéfica, Mind. También es presidente de la Junta para la Seguridad del Paciente de Salud Mental del Servicio Nacional de Salud de Inglaterra, asesor de Catholic Bishops en materia de salud mental y fue parte de la comisión de salud mental y vigilancia de la Policía Metropolitana. El es fideicomisario de la organización Mental Health Providers Forum y del Lloyds Banking Foundation y miembro electo de la junta directiva de ACEVO. Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente del autor.
Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente del autor.