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Por Nima Elbagir y Laura Smith-Spark

MONROVIA, Liberia (CNN) — Una soga roja custodiada por un policía marca la línea de cuarentena alrededor del barrio de West Point en Monrovia, la capital de Liberia.

Al otro lado hay más de 70.000 personas atrapadas —enfurecidas, asustadas y cada vez más hambrientas— mientras las autoridades buscan detener la propagación del letal virus del Ébola.

En cuanto el equipo de CNN cruzó la línea, los rodearon personas desesperadas por hacerse escuchar.

Desde que el gobierno designó el barrio como zona del cuarentena del ébola la semana pasada, no ha habido forma de salir.

Están atrapados sin servicios de limpieza ni agua corriente, los alimentos escasean y la gente teme por su vida.

La cuarentena se impuso luego de que los alborotadores saquearan un centro de tratamiento para el ébola en el barrio; decían que el virus era un engaño del gobierno.

Una enfermera del centro dijo a CNN que llegó a trabajar esa noche y encontró el centro destruido, no había un solo paciente a la vista.

El centro se está reconstruyendo poco a poco, pero carece del equipo y las instalaciones básicas. Los trabajadores clínicos tienen que lavar su equipo protector para reutilizarlo y apenas tienen un chorro de cloro para ayudarse.

‘Tengo miedo de todo’

El centro es el único refugio para los asustados habitantes del barrio. Pero lo más a lo que pueden aspirar es a estar cómodos mientras esperan a que se derrote al virus… o no.

Charming Fallah es peinadora y al igual que muchos de los habitantes de West Point tiene que salir del municipio para ganarse la vida. Es la única proveedora para sus dos hijos y sus padres ancianos.

“En este momento mi madre no tiene nada”, dijo a CNN. “Primero, yo era la que la mantenía. Pero conforme pasa el tiempo, se queja de que el arroz ya se terminó. Acabo de regresar de casa de mis padres y no tienen nada”.

Cuando se le preguntó qué le daba más miedo, si la enfermedad o el hambre, Fallah respondió: “Ambas. Eso es lo que nos preocupa. El hambre, el ébola, todo. Tengo miedo de todo”.

Sus temores no son infundados. Los expertos han dicho que el brote del oeste de África, que se concentra en Liberia, Guinea y Sierra Leona, es el peor de la historia del virus.

Los médicos y las enfermeras sucumben

La Organización Mundial de la Salud señaló el lunes 25 de agosto que han muerto 120 trabajadores de la salud en el brote de ébola y que el doble se ha contagiado.

Los expertos en salud pública dicen que hay varios factores causantes, entre ellos la escasez de equipo protector y el uso inadecuado del equipo que tienen.

En un comentario que se publicó esta semana en la revista Annals of Internal Medicine, los médicos de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, Estados Unidos escribieron que el equipo protector personal que se fabricó para proteger a los trabajadores de la salud de los fluidos contaminados con ébola no se está usando correctamente. Señalan que incluso con el equipo correcto, un trabajador de la salud se arriesga a infectarse si no se quita correctamente las prendas protectoras contaminadas.

El virus del Ébola se transmite por medio del contacto directo o indirecto con los fluidos corporales de un paciente infectado, por eso es esencial quitarse correctamente el equipo protector.

William Schaffner, director del Departamento de Medicina Preventiva de la Escuela de Medicina de la Universidad Vanderbilt en Estados Unidos, dice que seguir la secuencia correcta para quitarse el equipo protector puede evitar que los trabajadores de la salud se infecten.

La secuencia es sencilla: empiezas con los guantes, luego te quitas la protección ocular, la bata y la máscara quirúrgica. Luego te lavas las manos.

¿Por qué es tan importante esta secuencia en particular?

“Porque si te dejas puestos los guantes y te quitas primero la protección ocular, puedes pasar los fluidos de los guantes a las mucosas de los ojos”, explicó Schaffner. “No importa en dónde estés, no importa qué día de la semana sea, nunca cambies la secuencia para quitarte el equipo”.

Hay uno o dos médicos por cada 100.000 personas

La enfermedad ha matado a tanta gente que trabajaba para cuidar a los pacientes infectados, que es cada vez más difícil combatir el virus en el oeste de África, señaló la OMS.

“Agota uno de los bienes más vitales para el control de cualquier brote. La OMS estima que en los tres países más afectados, solo hay uno o dos médicos disponibles para tratar a 100.000 personas y estos médicos están concentrados principalmente en zonas urbanas”.

La amenaza del virus puede implicar que se cierren otras instalaciones clínicas ya que el personal decide quedarse en casa en vez de arriesgar su vida. Esto provoca que se descuiden otras necesidades médicas, como la asistencia en los partos o el tratamiento de la malaria.

“El que tantos trabajadores médicos hayan desarrollado la enfermedad incrementa el nivel de ansiedad: si los médicos y las enfermeras se están contagiando, ¿qué oportunidades tiene el público en general?”, señaló el grupo.

“En algunas zonas, se considera que los hospitales son incubadoras de la infección y los pacientes que tienen cualquier clase de enfermedad los evitan, lo que reduce el acceso a los servicios de salud en general”.

La gran cantidad de víctimas también dificulta que se asegure el respaldo de suficientes trabajadores médicos extranjeros, señaló el grupo.

Sangre y fluidos corporales

El ébola es una de las enfermedades más virulentas y se transmite a través del contacto directo con la sangre u otros fluidos corporales de las personas infectadas.

El brote ha obligado a varios países a tomar medidas drásticas. Tal es el caso de Costa de Marfil, que señaló que cerraría su frontera con Guinea y Liberia por tiempo indefinido.

Senegal también cerró sus fronteras por temor al ébola. El cierre incluye a las aeronaves y los barcos que viajan a Senegal procedentes de Guinea, Sierra Leona o Liberia.

Entre los temores por la propagación de la enfermedad, Filipinas retiró a 115 pacificadores de Liberia.

Peter Paul Galvez, médico y portavoz del Departamento de la Defensa Nacional de Filipinas, señaló que los repatriarían lo más pronto posible. Los pondrán en cuarentena 21 días antes de su partida y 21 días más en Filipinas.

Los primeros síntomas del ébola incluyen fiebre repentina, debilidad, dolor muscular, dolores de cabeza y garganta irritada. Estos síntomas pueden presentarse entre dos y 21 días después del contagio.

Con información de Kathy Quiano y Val Willingham.