Por Ben Brumfield, CNN
(CNN) – ¿Has sentido que vives dentro de una burbuja?
Seguro que sí. Nos ha pasado a todos.
Y parece que nuestro sistema solar también, según aseguran unos científicos espaciales, que publicaron el mes pasado una investigación que corrobora su existencia.
¡Y menuda burbuja!: tiene cerca de 300 años luz de largo (unos 2.838.880.000.000.000 kilómetros), y sus paredes son de gas caliente. ¿Qué tan caliente? Aproximadamente a un millón de grados.
Es llamada la “burbuja local” o “burbuja local caliente” y tiene la forma de un cacahuete.
Los científicos creen que se formó por supernovas, las explosiones más grandes en el espacio, como la NASA las llama, que ocurren cuando una gran estrella explota.
Una supernova esparce más energía en menos de un segundo que lo que da nuestro Sol en un millón de años, apuntó la NASA. Una sola explosión puede eclipsar una galaxia entera.
‘Como palomitas de maíz’
Ocurren generalmente cerca de dos veces en un siglo. Pero aproximadamente 10 millones de años atrás, una gran cantidad de ellas explotaron muy cerca de nuestro sistema solar.
“Las supernovas estallaron como palomitas de maíz”, dice la NASA.
En un universo con 13.800 millones de años de edad, ese es un evento reciente. Todavía no existían los humanos sobre la Tierra, pero los monos sí.
Esas supernovas pudieron haber espantado a nuestros ancestros en la evolución, pero no fueron suficientes para destruirlos.
Hoyo galáctico
10 millones de años después, en las décadas de 1970 y 1980, los humanos comenzaron vislumbrar lo que luego se llamaría la burbuja.
Apuntaron sus telescopios más avanzados hacia lo que conocemos como el medio interestelar.
Entre los planetas y las estrellas de nuestra galaxia no hay un espacio vacío. Hay gases, polvo, iones —y más— moviéndose alrededor.
Cuando los astrónomos miraron alrededor de nuestro sistema solar, se encontraron con poco de nada. Era como si viviéramos en un hoyo virtualmente vacío, uno que tiene sólo un simple átomo por cada litro de espacio.
Al mismo tiempo, sensores lanzados fuera de la atmósfera terrestre revelaron una abundancia de otra cosa viniendo de todas direcciones —radiación de rayos-x.
La idea de que vivimos en una burbuja estaba por nacer:
Gran parte del medio interestelar ha desaparecido porque las supernovas lo han dispersado, y nos han dejado con sus remanentes de gas.
Duda, corroboración
Pero algunos científicos, en años recientes, han mostrado dudas sobre el modelo de la burbuja local, asegurando que la radiación podría ser el resultado de un “intercambio de cargas” —pasando vientos solares que roban electrones y radiación de rayos x.
Científicos de la Universidad de Miami en Coral Gables desarrollaron un sensor para medir los intercambios de cargas de radiación y lo dispararon fuera de la atmósfera de la Tierra en un pequeño cohete de la NASA dos años atrás.
Sólo llevó cinco minutos para el detector tomar una lectura. Analizando los datos, los científicos determinaron que solo 40% de los rayos x es emanado desde dentro del sistema solar.
El resto del brillo, dicen, vendría de las abrasadoras paredes gaseosas de una gran burbuja en la que vivimos.