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Por Tim Lister, CNN

(CNN) — El líder de al Qaeda, Ayman al Zawahiri, será el hombre al que más le interesará escuchar lo que Barack Obama, presidente de Estados Unidos, dirá durante su discurso a la nación el miércoles 10 de septiembre por la noche.

En su escondite en algún lugar de Afganistán o Pakistán, probablemente espere que Obama delinee un plan para exterminar al Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS), grupo que ha eclipsado a al Qaeda y reducido a al Zawahiri a la irrelevancia.

Al Zawahiri y el núcleo de al Qaeda están enzarzados con ISIS en una batalla por el dominio de la yihad mundial y presentan estrategias y visiones muy diferentes. Al Qaeda expulsó a ISIS de sus filas en febrero luego de que se negaran a obedecer a al Zawahiri cuando les exigió que restringieran sus actividades a Iraq.

ISIS cautivó a la nueva generación de yihadistas (tanto de países árabes como europeos) con su búsqueda despiadada por el califato, sus dramáticos avances territoriales y su incansable maquinaria de propaganda.

Su escalofriante crueldad con los no musulmanes y con los musulmanes que no comparten su interpretación rígida del islam reflejan la conducta de su predecesor, al Qaeda en Iraq, cuyos violentos ataques contra los musulmanes chiitas y los sunitas moderados provocaron la ira del difunto líder de al Qaeda, Osama bin Laden.

En pocas palabras, “la travesía (de ISIS) por Iraq representa un duro golpe organizacional, estratégico e ideológico para al Qaeda”, señaló el analista, Barak Mendelsohn, en el número de junio de la revista Foreign Affairs.

Hasta ahora, los líderes de las filiales de al Qaeda son leales (aunque no con demasiado entusiasmo) a al Zawahiri. Tras la muerte de su líder, Ahmad Abdi Godane, ocurrida la semana pasada, al Shabaab pronto reiteró su lealtad al líder de al Qaeda; Nasir al Wuhayshi, el segundo al mando de al Qaeda sigue dirigiendo a al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA).

Los predicadores prominentes de la yihad, como Abu Muhammad al Maqdisi y Abu Qatada, han criticado duramente a ISIS por desviarse.

Apelar a una nueva generación de yihadistas

No obstante, parece que a la generación más joven de yihadistas les impresionan más los actos que los sermones. Los soldados de al Qaeda (en Yemen, Libia, Arabia Saudita y otros países) se adhieren al estándar de ISIS. Para ellos, Abu Bakr al Baghdadi, su líder, se enfrenta a los apóstatas y construye el califato mientras al Zawahiri habla.

Es imposible saber la magnitud de este éxodo. Sin embargo, la semana pasada, un grupo que se hace llamar “Simpatizantes del Estado Islámico en Yemen” publicó un video en el que juran lealtad a al Baghdadi y lo llaman “Califa de los musulmanes… el muhajid que está en la primera fila del ataque contra Estados Unidos”.

Incluso AQPA (la más eficiente de las filiales del grupo) manifestó su solidaridad con los combatientes de ISIS, condenó lo que para ellos es la “declaración de guerra” de Estados Unidos contra los musulmanes en Iraq y llamó a “todos los grupos islámicos a apoyar a sus hermanos aquejando a Estados Unidos”.

En contraste, ha pasado mucho tiempo desde que el núcleo de al Qaeda perpetró algún ataque notable. Hace cuatro años se dio a conocer un documento en el que se delineaban estrategias para atacar objetivos como cruceros, presas y puentes, además de aeronaves. Pero desde entonces solo ha habido unos cuantos ataques de “lobos solitarios”, simpatizantes lejanos de al Qaeda.

Durante los pasados tres años, los ataques terroristas más importantes en contra de intereses occidentales fueron el ataque contra las instalaciones del consulado estadounidense en Bengasi, Libia, en el que probablemente participaron miembros de las filiales de Al Qaeda; el ataque contra la planta de gas en el sur de Argelia, en enero de 2013, que perpetró un grupo de disidentes que juró lealtad a al Qaeda pero que al parecer no seguía sus instrucciones, y el ataque contra el centro comercial Westgate en Nairobi, Kenya, obra que al Shabaab aparentemente planeó sin consultar a la dirigencia de al Qaeda, aunque fuera precisamente la clase de operación que al Zawahiri había llamado a hacer.

Los ataques contra las fuerzas armadas, diplomáticos e intereses del gobierno estadounidense en Afganistán han sido mayormente obra del Talibán y de la Red Haqqani, aunque los combatientes de al Qaeda están inmiscuidos en estos grupos.

Algunas de las filiales de al Qaeda se han visto obligadas a ponerse a la defensiva a lo largo de los pasados dos años. La intervención francesa en Mali hizo retroceder a grupos relacionados con Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), grupo que había tomado más de la mitad del país. AQPA tomó y luego perdió varios pueblos del sur de Yemen a principios de 2012 y recurrió a los ataques suicidas y a luchar con las fuerzas del gobierno yemení desde escondites remotos.

Al Shabaab perdió a su líder, Godane, en un ataque estadounidense que se llevó a cabo la semana pasada y ha perdido el control de grandes porciones de Somalia a causa de las ofensivas de las fuerzas kenianas, etíopes y de la Unión Africana. También ha padecido violentas pugnas internas. En Pakistán, el Ejército emprendió la ofensiva contra el Talibán pakistaní (filial de al Qaeda igualmente asolada por las divisiones) en la zona tribal de Waziristán del Norte.

Aún quedan bastiones de al Qaeda

Aún hay muchos sitios en los que los simpatizantes de al Qaeda siguen activos y sus operaciones se extienden: el este de Libia, Siria y la península del Sinaí, en Egipto; allí han encontrado espacio gracias al colapso de la autoridad estatal.

Sin embargo, entre tantos y tan rápidos eventos, parece que al Zawahiri es más un animador que un líder ya que reacciona a los acontecimientos en lugar de dirigirlos.

La semana pasada, en un intento por recuperar relevancia, anunció la creación de Al Qaeda en el Subcontinente Indio a cargo de Asim Umar, grupo que incluirá al menos a una facción del Talibán de Pakistán. Según la traducción que hizo el Instituto SITE, el vocero de la nueva filial, Usama Mahmoud, dijo que sus objetivos básicos incluían la yihad contra Estados Unidos, apoyar al Talibán y establecer un califato (rechazó enfáticamente el califato que al Baghdadi proclamó).

Con el anuncio se intensifica la batalla filosófica que al Qaeda e ISIS libran respecto a la forma de lograr el califato al que los musulmanes de todo el mundo deberán jurar lealtad. Mahmoud habló de “un califato en el que los emires se enorgullezcan de su cercanía con los eruditos honestos… un califato bajo el que hasta los incrédulos dhimma (ciudadanos no musulmanes de Estados islámicos) gocen de una vida segura”.

Quedó claro que la última condición estaba dirigida a ISIS y a su implacable campaña contra no musulmanes y musulmanes no sunitas tanto en Iraq como en Siria. Para no quedarse atrás, la maquinaria propagandística de ISIS publicó recientemente unas fotografías en las que se muestra a los habitantes de la ciudad iraquí de Nínive disfrutando de “la prosperidad… a la sombra del califato”.

La esperanza de al Qaeda en el futuro

Es probable que al Zawahiri esté esperando a que la mayoría de las fuerzas de combate estadounidenses se retiren de Afganistán para tener la oportunidad de mejorar la suerte de al Qaeda. En el anuncio de la semana pasada se reiteró la lealtad de al Qaeda con el mulá Muhammad Omar, jefe del Talibán, como líder del Emirato Islámico. Varios analistas señalaron que la serie de declaraciones que al Qaeda ha hecho indican el advenimiento de un “contracalifato”.

Daveed Gartenstein-Ross y Thomas Jocelyn señalaron en Foreign Policyque a pesar de que Estados Unidos incrementó su presencia en Afganistán, “las provincias remotas de Kunar y Nuristán albergan escuadrones numerosos de combatientes de al Qaeda y al Qaeda sigue operando al lado de sus aliados en otras partes del país”.

También cabe la posibilidad de que ISIS abarque más de lo que puede controlar —como ocurrió con su predecesor, al Qaeda en Iraq— y aliene a las tribus sunitas, tome territorios que no pueda defender y movilice a más enemigos de los que pueda resistir. Si la coalición que se está creando puede dividir las posesiones territoriales de ISIS en Siria e Iraq y arrebatarle ciudades estratégicas como Mosul, perderá el impulso crucial para su éxito y su atractivo.

Al parecer el gobierno de Obama está dispuesto a copiar parte de su estrategia contra al Qaeda para lidiar con ISIS. La semana pasada, el viceasesor de Seguridad Nacional, Ben Rhodes, señaló: “fuimos capaces de degradar considerablemente al núcleo de al Qaeda en Afganistán y Pakistán, de diezmar a su dirigencia y de minimizar la amenaza que representan”.

Ahora, el repetir la estrategia estadounidense en Iraq para reducir a al Zawahiri a un mero espectador podría ser la mejor oportunidad de derrotar a ISIS. El riesgo es que Washington y sus aliados ignoren los desafíos inminentes en Afganistán mientras se concentran nuevamente en el desafío de los rebeldes en Iraq. Ya vimos esa película.