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Por Euan McKirdy y Bryony Jones

(CNN) — Dicen que para tener éxito en la política necesitas tener el cuero duro y eso no se ha demostrado mejor que en Escocia durante los días previos al esperado referéndum sobre la independencia del país.

A solo una semana de que los escoceses acudan a las urnas para decidir si se separan del Reino Unido, el debate se intensifica en todo el país, en pubs, tiendas, en la calle, en televisión y, desde luego, en internet.

La mayoría de las campañas políticas se ponen agresivas de vez en cuando, pero cuando hay tanto en juego (como en este caso) y el discurso pasa de las críticas veladas a los comentarios ofensivos e incluso violentos, las cosas pueden ponerse feas.

Ni siquiera los peces gordos políticos son inmunes: el debate entre el primer ministro de Escocia, Alex Salmond (de la campaña por el “Sí”), y el ministro de Finanzas de Reino Unido, Alistair Darling (de la campaña Better Together (Mejor juntos), cayó en lo escandaloso, en las acusaciones y los insultos.

La amargura no se limita a la radio, a los estudios de televisión ni a los periódicos.

El legislador laborista, Jim Murphy, está a favor de la unión y acabó siendoacribillado con huevos durante la gira 100 Streets de su campaña.

“Al principio eran nacionalistas apasionados individuales que manifestaban su opinión, pero se volvió una turba iracunda que llegó para asegurarse de que nadie más manifestara su opinión”, explicó en un comunicado.

“La cuestión no es que alguien arrojara un huevo… eso es parte de la pantomima a menudo caótica de la política”, explicó, aunque acusó a la campaña por el “Sí” de “propiciar una atmósfera populachera en nuestras reuniones callejeras. Es algo coordinado, decidido y cada vez más agresivo”.

Preocupado por el giro violento de los acontecimientos, Murphy suspendió temporalmente su gira por el país e insistió en que sus oponentes políticos “ordenen a sus turbas que retrocedan” antes de reiniciar su campaña unos días después. Tanto el líder del Partido Nacional Escocés, Alex Salmond, como los miembros de la campaña Yes Scotland condenaron el ataque con huevos.

Pero donde las cosas realmente se deterioraron fue en el ciberespacio.

John Chalmers, presidente de la Iglesia de Escocia, dijo que le preocupaba que no todo el mundo lograra controlar su temperamento y se lamentó de los actos de una “pequeña minoría” desproporcionada y rencorosa que estaba sofocando a una mayoría más moderada en internet.

“Temo que algo feo esté empezando a permear el debate sobre la independencia”, dijo, haciendo eco de los comentarios que hizo poco antes a la cadena británica BBC respecto a que estaba “perturbado por la evidente intensificación de la agresión y la amargura” conforme se acerca la fecha del referéndum.

Uno de los casos más sonados fue el de Christopher Stevenson, un técnico en seguridad contra incendios en Glasgow, a quien consignaron por “comportarse de forma amenazadora” respecto a Salmond en Twitter.

Stevenson publicó: “creo que podría asesinar a Alex Salmond” mientras veía un programa de televisión sobre el líder del Partido Nacional Escocés y representante de la campaña por el “Sí”.

Tras protestar en el tribunal que su arranque había sido una broma, Stevenson logró que aplazaran su sentencia un año si demostraba buen comportamiento.

Pero no solo los políticos se han encontrado en la mira de los trolls de la red: la autora de los libros de Harry Potter, J.K. Rowling, provocó la ira de los partidarios del “Sí” en junio de este año luego de donar un millón de libras esterlinas (unos 20 millones de pesos) a la campaña Better Together.

John Linklater (@YestoScotland) tuiteó: “He esperado esto toda mi vida. No quiero que la Libertad Escocesa se hunda por culpa de una pequeña inglesa egoísta y miope #jkrowling #indyref”.

La agencia reguladora de las organizaciones benéficas de Escocia, OSCR, inició una investigación a la organización benéfica Proyecto Dignidad luego de que se atacara a la escritora en un mensaje que se publicó en el perfil de la organización (que desde ese momento quedó bloqueado) en Twitter: “Qué bruja, luego de que le ofrecimos refugio en nuestra ciudad cuando era mamá soltera”.

La organización, que trabaja con niños vulnerables en África, emitió más tarde un comunicado en el que insistió que alguien había hackeado la cuenta (que creían que “era obsoleta y estaba inactiva”) con el fin de “aliviar y exteriorizar su propia frustración y enojo”.

Rowling, quien nació en Inglaterra pero ha vivido en Edimburgo desde mediados de la década de 1990, estuvo muy consciente de que su decisión de dar a conocer su intención de voto en el referéndum la expondría a los ataques.

En un blog en el que anunció su decisión, reconoció que eso la volvería impopular con “los nacionalistas extremistas que gustan de satanizar a cualquiera que no esté ciega e incuestionablemente a favor de la independencia”; agregó que temía que algunos votantes “mortifagoidesdecidan que no soy ‘lo suficientemente escocesa’ como para tener una opinión válida”.

No cabe duda de que Twitter ha sido escenario de algunos de los peores acosos y algunas personalidades de los medios de comunicación afirman que eso ocurre particularmente por culpa de los cibermosquitos (término peyorativo con el que se hace referencia a los partidarios vociferantes de la campaña por el “Sí” en la red).

El franco comediante escocés y partidario del “Sí” Frankie Boyle se ha mostrado omnipresente en Twitter y aporta al debate una voz en ocasiones inteligente y en ocasiones surrealista.

“La independencia podría ser un paso a lo desconocido, pero lo conocido son los bancos de alimentos, los Trident (la flota de submarinos nucleares defensivos de Reino Unido); un Sistema Nacional de Salud (privatizado); el impuesto al dormitorio adicional, y los cada vez más numerosos tejones con sida”, tuiteó.

La guerra de tuits ha acompañado a la guerra por los votos mientras ambas facciones buscan obtener la más mínima ventaja.

Los blogs como Wings over Scotland, que está a favor de la independencia, han recibido críticas por sus comentarios divisivos.

Un artículo en el que se atacó a Alex Johnstone, miembro conservador del parlamento escocés, suscitó la indignación de los partidarios de la unión.

El político dijo en el noticiero STV: “El ataque que se llevó a cabo en el sitio Wings over Scotland es la clase de cosa que está pensada para intimidar; está pensada para intimidar a la gente para que no manifieste sus verdaderos puntos de vista. No podemos permitir que eso ocurra”.

El creador del sitio, Stuart Campbell, respondió: “es la única vez en la que hemos insultado a alguien en el sitio y creo que estuvo totalmente justificado”.

Pero como siempre, los insultos viajan en ambos sentidos: un artículo sarcástico de la división londinense del sitio conservador de noticias, Breitbart.com, provocó aullidos de indignación, particularmente en su sección de comentarios.

El artículo, en el que se afirmaba que Escocia “se relaciona comúnmente con gorrones a los que no les gusta trabajar y que viven de la asistencia pública y con las prostitutas aturdidas por la heroína y no con la diligencia de Adam Smith ni con la gloriosa espiritualidad previa a la reforma”, se insinuó que la independencia sería algo bueno aunque fuera para librar al resto de Reino Unido de sus “gorrones vecinos de Caledonia”.