Por Kelly Wallace, CNN
Nota del editor: Kelly Wallace es corresponsal digital de CNN y editora independiente que cubre temas de familia, carrera y vida en general. Ella es madre de dos niñas. Lee sus otras columnas y sigue sus informes en CNN Parents y en Twitter.
(CNN) – La acusación por maltrato infantil contra la estrella de la NFL, Adrian Peterson, ha dado lugar a un fuerte debate sobre si golpear, dar nalgadas o usar cualquier otra forma de castigo corporal se justifica y es eficaz para criar a los niños.
También ha revelado diferencias muy marcadas en cuanto a las actitudes culturales, regionales y generacionales hacia el uso de cualquier tipo de fuerza física para tratar de enseñarles a los niños el bien y el mal.
Peterson, a través de su abogado, ha admitido disciplinar a su hijo de 4 años de edad con una vara, adoptando un enfoque parecido “al que él experimentó de niño al crecer en el este de Texas”, dijo el abogado, Rusty Hardin.
En una declaración escrita que publicó el lunes en su cuenta de Twitter, el corredor estrella de los Vikingos de Minnesota destacó que el enfoque de sus padres es una de las razones por las que ha logrado llegar al nivel profesional donde se encuentra actualmente.
“En lo más profundo de mi ser, siempre he creído que podría haber sido uno de esos niños perdidos de la calle, si mis padres y otros familiares no hubieran inculcado esa disciplina en mí”, escribió.
“Siempre he creído que la forma en que mis padres me disciplinaron tiene mucho que ver con el éxito que he disfrutado siendo un hombre”.
Niños que reciben castigo físico, como parece ser el caso de Peterson, son más propensos a pegarle a sus propios hijos, dijo Elizabeth Gershoff, profesora asociada de la Universidad de Texas en Austin que ha estado estudiando el castigo corporal desde hace 15 años.
“La llamamos transmisión intergeneracional porque nuestros padres son uno de nuestros principales ejemplos de cómo criar a los hijos”, dijo Gershoff, conocida como una de las principales investigadoras de castigo físico. “Así que los padres hacen lo que los padres hicieron con ellos y eso es lo que está diciendo Adrian Peterson”.
Gershoff, quien ha realizado un análisis sistemático de los cientos de estudios que exploran los efectos derivados del castigo corporal, dijo que la investigación muestra que el castigo físico es más común entre los afroamericanos que en otros grupos raciales y étnicos en Estados Unidos, incluyendo blancos, latinos y asiáticos estadounidenses.
“Algunas personas dicen que podría ser un legado de la esclavitud, lo cual sería muy triste, pero es posible que haber vivido durante siglos en una cultura en la que de cierto modo se ejercía violencia contra ellos, desafortunadamente, lo sigan haciendo”.
Asadah Kirkland, defensora de los derechos de los niños y autora del libro que va en contra de la disciplina corporal “Beating Black Kids”, también señala una creencia que algunos afroamericanos tienen en relación a que el uso de la fuerza física para disciplinar a los niños ayuda a protegerlos de la violencia de un mundo más amplio.
Ella lo llama “The Beloved Syndrome”, en referencia a una película sobre la esclavitud protagonizada por Oprah Winfrey.
Si recuerdas la película, Oprah Winfrey de hecho mata a sus hijos porque vio que el amo de los esclavos se acercaba y en lugar de dejar que se los llevara, termina matando a sus propios hijos”, dijo. “Eso es algo radical, pero viene de esa mentalidad; pero no es real. Es un mito”.
Kirkland, quien imparte talleres a los afroamericanos para motivarlos a no disciplinar usando sus manos, dijo que la idea es que si le pegas a tus hijos, van a estar más preparados para cualquier posible “paliza” que enfrenten en la vida.
“Esta no es una pelea de boxeo. Eres tú criando a un niño, así que deben tener ciertos valores y ciertas habilidades que solo pueden tener si tú se las das”.
La ex estrella de la NBA Charles Barkley añadió el componente regional al debate sobre el castigo físico, cuando sugirió que “pegar” es un tipo de disciplina que muchos padres en el Sur “practican todo el tiempo”.
Jennifer Alsip, madre de dos hijos, dijo que ella viene de una familia blanca de clase media en Texas que cree en la disciplina física. “A mí me ‘pegaron’ y yo le ‘pego’ a mis hijas (siempre y cuando es necesario)”, dijo ella. “Todo lo que tenía que hacer era amenazar con pegarles, y me hacían caso”.
Kelly Wallace de CNN escribe sobre las “profundas diferencias en las actitudes culturales, regionales y generacionales” hacia el castigo físico.
Gershoff, investigador en castigo corporal, dijo que en efecto las mayores tasas de castigo físico se encuentran en el sur, comparado con otras partes del país. Parte de eso, dijo, puede deberse a que el castigo físico es más común en las familias que tienen antecedentes religiosos conservadores.
“Esos padres son más propensos a decir que tienen creencias muy fuertes y su interpretación de la Biblia les lleva a creer que el castigo físico es una buena idea y de que tienen que hacerlo”.
Otros factores que impulsan el castigo corporal, dijo, son la edad, la educación y los ingresos: los padres más jóvenes, los padres con un nivel más bajo de educación y padres con niveles más bajos de ingresos son más propensos a golpear a sus hijos.
“Los padres con menos educación podrían no ser conscientes de que hay otras maneras de disciplinar a los niños”, dijo Gershoff.
Peterson, por su parte, indicó que no estaba familiarizado con otras técnicas de crianza que se pueden usar cuando los niños se portan mal.
“Luego de reunirme con un psicólogo, también entiendo que existen otras formas para disciplinar a un niño que podrían ser más apropiadas”, dijo.
Tener conciencia es fundamental, dijo Gershoff, comparando el castigo físico con los cinturones de seguridad y asientos de auto. No contábamos con ninguno de ellos en los años 60 ni 70, época en la que los padres dejaban que sus hijos rebotaran de un lado a otro en la parte de atrás de las camionetas.
“Creían que eso estaba bien, pero ahora sabemos mucho más sobre lo que ocurre en los accidentes de tráfico, y tú no puedes hacer eso”, dijo. “Y pienso en el castigo físico de la misma manera. Sabemos mucho más ahora sobre los tipos de cosas que les duelen a los niños y el tipo de cosas que les ayudan, para que ya no usemos el castigo físico. Sabemos que no es buena idea”.
La investigación, de acuerdo con Gershoff, es concluyente: el castigo físico no mejora el comportamiento, sino que conduce a problemas de agresión y otras conductas como el robo y la mentira; incrementa la posibilidad de que los niños tengan problemas de salud mental, como depresión y ansiedad y podría resultar en problemas de aprendizaje en la escuela.
También podría resultar en maltrato infantil, dijo.
“Mientras más padres les pegan a sus hijos, más probabilidades hay de que los maltraten físicamente”, dijo Gershoff. “Y eso es algo de lo que vemos en el caso de Peterson, que la gente los golpea durante mucho tiempo o demasiado duro con un objeto y su intención es disciplinar al niño, pero le están haciendo daño porque lo están golpeando muy fuerte”.
A pesar de toda la investigación con la que contamos en relación al castigo físico y otros tipos de castigo corporal, para los padres a quienes se les pegó de niños podría ser difícil no utilizarlo como una forma de disciplina.
Micky Morrison, madre de dos hijos y quien es la autora y fundadora de BabyWeightTV, dijo que ella creció en el área rural de Tennessee donde la disciplina corporal era la norma.
“Curiosamente, probablemente porque me pegaron de niña, la disciplina física fue mi primera reacción ante una situación estresante en la crianza. Ha requerido una gran cantidad de reprogramación para no repetir el patrón”, dijo.