Por Ruben Navarrette
Nota del editor: Rubén Navarrette es colaborador de CNN, columnista del sitio Daily Beast y columnista incorporado al Grupo de Escritores del Washington Post. Síguelo en Twitter: @rubennavarrette.
(CNN) – ¿Cómo se dice twerk en español?
Las autoridades mexicanas no tienen prisa por averiguarlo. Esta es una importación con la que México no quiere tener nada que ver.
Lo mismo se puede decir de Miley Cyrus, la controvertida cantante que es más famosa por sus espectáculos supersexualizados en el escenario (que buscan llamar la atención e impactar) que por su música.
Cyrus logró ambas cosas el 16 de septiembre. El mexicano es un pueblo orgulloso que valora mucho el respeto, y probablemente no es buena idea que los estadounidenses (ni nadie, en cualquier caso) vaya a México el Día de la Independencia y le falte al respeto a nada menos que la bandera mexicana.
Eso fue lo que Cyrus y sus compañeros hicieron durante un concierto que dio en la ciudad de Monterrey, actuación que le da un nuevo significado a la frase “estadounidenses nefastos”.
Cyrus hacía twerking en el escenario mientras usaba un trasero postizo gigante (sí, leyeron bien). Sus cantantes de apoyo la azotaron con una tela enrollada que resultó estar hecha con banderas miniatura de México. Fue una mezcla de malas decisiones: hacer la cosa equivocada, en el país equivocado, el día equivocado.
Antes de que pudieras decir incidente internacional, los legisladores estatales mexicanos, indignados, pidieron al gobierno federal que multaran a la estrella pop por profanar la bandera mexicana. De acuerdo con una ley que prohíbe el abuso de los “símbolos patrios, la bandera y el himno nacional”, esa transgresión usualmente implica una multa de unos 1.270 dólares y en algunos casos un par de días de prisión. Los legisladores pedían que encerraran a Cyrus durante 36 horas. Las autoridades mexicanas están investigando.
En Estados Unidos hay quienes afirman que están señalando a la cantante porque es estadounidense. Pero en este caso, la igualdad en el trato requeriría alguna clase de castigo. Es buen momento para dar un ejemplo.
En 2008, multaron con 4.000 dólares a la estrella mexicana Paulina Rubio por figurar desnuda, envuelta en una bandera mexicana, en una revista española.
Lo que Cyrus (quien tiene 21 años) y su equipo hicieron fue de mal gusto e imprudente. Ya sea que las autoridades mexicanas decidan acusarla formalmente de profanar la bandera mexicana o no, ella debería ofrecer disculpas en persona, en suelo mexicano.
Una vez dicho eso, las autoridades mexicanas deben tener cuidado de no abusar de sus cartas y no protestar demasiado para no convertir las inquietudes legítimas sobre el decoro profesional en el mundo del entretenimiento en un espectáculo.
La reacción inicial no fue alentadora.
En entrevista con CNN, el legislador local Francisco Treviño, dijo: “estoy realmente indignado y molesto por que una artista extranjera siente que puede venir a burlarse de nuestra bandera nacional el Día de la Independencia, el 16 de septiembre”.
¿En serio? No es posible que Treviño crea que su intención haya sido atacar directamente la bandera mexicana. Tal vez fue un ataque contra la decencia y los buenos modales. ¿Acaso cree que fue alguna clase de declaración política? Probablemente espera demasiado de Cyrus y sus bailarines. Finalmente, ¿este fue realmente un intento de burlarse de la bandera? Los bailarines la usaron como utilería, pero está claro que la idea era llamar la atención sobre Cyrus… no sobre la bandera.
Como mexicano-estadounidense, me doy cuenta de que en México, la tierra de mi abuelo, el segundo deporte más popular después del futbol es atacar a los estadounidenses. Cyrus cayó directo en sus manos al darles un arma para blandirla en contra de los vecinos del norte. Pero los mexicanos no siempre tienen que jugar ese juego. Esperemos que tomen esto como lo que es: un incidente aislado de una cantante inmadura y ávida de atención. Nada más.
La relación entre México y Estados Unidos es sólida. Ha soportado guerras, conquistas, la revolución, la migración, la xenofobia, el tráfico de armas y drogas, el proteccionismo, el Destino Manifiesto, la desigualdad salarial y más. Puede soportar a los tontos.
(Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen exclusivamente a Rubén Navarrette)