CNNE 66f3530b - 140927233751-hong-kong-leung-story-top

Por Katie Hunt

HONG KONG (CNN) — ¿Lobo astuto, héroe de la clase trabajadora o débil lacayo del gobierno chino?

C. Y. Leung, el líder de Hong Kong cuya renuncia es la consigna de los manifestantes que han llenado las calles de la ciudad esta semana, era relativamente desconocido hasta que asumió el cargo en 2012.

Es hijo de un policía y ha usado el mismo portafolio desde que era estudiante; sus partidarios dicen que podría mejorar las cosas para la gente común de una ciudad que presenta una de las mayores brechas de riqueza en el mundo.

“Él quería presentarse como una persona que viene de abajo, que no está relacionada con los magnates… pero la gente se ha decepcionado terriblemente”, explica Joseph Cheng, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong.

Leung no ha logrado avanzar en el sufragio universal que se prometió a la ciudad de acuerdo con las condiciones de la devolución de 1997 a China y eso es lo que más ha irritado a los hongkoneses, por lo que decenas de miles de ellos salieron a las calles en días pasados.

¿Lacayo del gobierno chino?

Uno de sus sobrenombres es 689, una referencia sarcástica a la cantidad de votos que obtuvo del comité electoral de la ciudad, compuesto de 1,200 personas seleccionadas principalmente de entre la élite pro-Beijing.

Además, Leung fue inspector y consultor de bienes raíces y ha hecho poco para disipar la percepción generalizada de que es lacayo del gobierno central.

Al día siguiente de que lo eligieran como jefe ejecutivo, visitó la oficina de enlace del gobierno central en Hong Kong y fue el primer líder que dio su discurso de toma de posesión en chino mandarín y no en cantonés, que es la variante que la mayoría de la gente habla en esta antigua colonia británica.

“Se comunica diariamente con Beijing”, dice Willy Lam, profesor adjunto en la Universidad China de Hong Kong. “C. Y. es un elemento muy obediente”.

A pesar de ello, Leung no fue la primera opción del gobierno central para jefe ejecutivo. El favorito original era Henry Tang, un torpe exsecretario de Finanzas mejor conocido por su afición al vino tinto.

Sin embargo, se reveló que su casa contaba con un sótano enorme (que se decía que era un palacio subterráneo) que no contaba con licencia de construcción, por lo que su campaña se vino abajo.

Sin embargo, más tarde se descubrió que la casa de Leung en el exclusivo vecindario de Peak en la ciudad también tenía una estructura ilegal.

Leung declaró que no lo sabía, pero eso socavó la confianza en el nuevo líder de la ciudad desde el principio y le ganó otro sobrenombre: Lobo.

El apodo suena parecido a su apellido en cantonés, pero también indica que es un agente político astuto.

Sus índices de aprobación se han desplomado desde 2012 y la tienda IKEA fabricó un lobo de peluche que se vendió en toda la ciudad este año porque los hongkoneses estaban ansiosos de usarlo como símbolo irónico de protesta.

Una efigie gigante de Leung, con todo y colmillos, ha sido uno de las imágenes características de las protestas.

Lee: Cómo el gas lacrimógeno unió a los manifestantes de Hong Kong

¿Villano?

Como tiene tantos sobrenombres coloridos, Harry Harrison, caricaturista político del diario South China Morning Post (el principal diario en inglés de la ciudad), dice que Leung es un personaje difícil de retratar.

“A pesar de su apariencia de villano de pantomima, C. Y. no ha resultado ser tan caricaturizable”, dijo a CNN. “Casi no lo he presentado en caricaturas desde hace varios meses”.

Quienes lo hacen, usualmente pintan a Leung sentado en su oficina, con la imagen de un panda malévolo (símbolo de China) detrás de sí.

La razón, dice Harrison, es que Leung rara vez sale y tiene poca presencia ante el público, por lo que da la impresión de ser distante.

Esta semana fue notorio que se siente incómodo con el público común.

Leung solo se ha presentado en público en tres ocasiones: dos en conferencias de prensa y una en la ceremonia de izamiento de bandera del Día Nacional, a la que asisten varios dignatarios.

Los líderes de las protestas han pedido en varias ocasiones que se vaya y se niegan a negociar con él; prefieren reunirse con su subalterna, Carrie Lam.

Aunque Leung dice que no renunciará, muchos observadores sienten que sus días están contados; los manifestantes están preparando una tumba improvisada en el sitio de las protestas.

“El gobierno chino… perdería autoridad si despidieran a Leung pronto”, explica Lam, de la Universidad China de Hong Kong.

“Pero es obvio que C. Y. Leung tiene que irse porque es un personaje muy divisivo y muy impopular”.