Su madre, hablando directamente a su hijo, le dice que se siente muy orgullosa del trabajo humanitario que él estuvo realizando y le señala que su amigo, que fue secuestrado con él, se encuentra bien y llegó a casa sano y salvo.

Peter Kassig, 26, viajó por primera vez a Oriente Medio como un soldado estadounidense y regresó como un trabajador humanitario, tras sentirse obligado a ayudar a las víctimas de la guerra.