Ser un gran líder no consiste en presumir o infundir miedo sino en generar que el equipo trabaje para mejorar y ser exitoso.

Por Jacquelyn Smith

(CNN) — “La diferencia entre la palabra casi correcta y la palabra correcta realmente es un gran asunto; es la diferencia entre la luciérnaga y el rayo”, escribió Mark Twain.

Te guste o no, las palabras que utilizas pueden afectar gravemente tu capacidad de lograr el éxito. Y eso es especialmente verdadero para los líderes.

“Los líderes más exitosos pueden articular la misión de su organización y expresarla en formas que inspiran a otros a lograrla”, dice Darlene Price, presidenta de Well Said, Inc., y autora de Well Said! Presentations and Conversations That Get Results.

“Aunque otros rasgos, comportamientos y habilidades se necesitan para el liderazgo, este está al principio de la lista”.

Dice que los grandes líderes adoptan el poder del discurso.

“Entienden el impacto de la palabra hablada y cómo afecta las mentes y corazones de las personas”.

Por esta razón, normalmente utilizan frases positivas y efectivas cunado hablan con su equipo, como: “Aquí está nuestra misión”, “tu papel es críticamente importante porque…”, “me gustaría saber qué piensas”, “¿cómo puedo ayudar?”, “juntos podemos…”, “felicidades” y “gracias”.

“A la inversa, hay ciertas palabras hirientes y frases que los líderes nunca dirían”, explica Price.

Aquí están 10 de ellas:

“Soy el jefe”.

“Al anunciar este hecho, lo invalidas”, dice Price. “Como exprimera ministra de Reino Unido, Margaret Thatcher alguna vez dijo, ‘el poder es como ser una dama. Si tienes que decirle a las personas que lo eres, entonces no lo eres’”.

Declarar tu título implica una actitud que dice, “sin dudas. Sin argumentos. Haremos las cosas a mi manera”.

“Los grandes líderes son seguidos y admirados, mientras que los dictadores son temidos y despreciados”, dice Price. “Por supuesto que eres el jefe, pero decirlo no lo hace. En su lugar, usa tu poder para empoderar a otros. Pregunta, ‘¿qué necesitas para ser exitoso?’ o ‘¿qué puedo hacer para ayudar?’”.

“No es mi culpa”.

Los mejores líderes se responsabilizan de sus acciones. No señalan a nadie, ni crean excusas ni le echan la culpa a otros. “Aunque a nadie le gusta sentir culpa, un gran líder absorbe el golpe, demuestra responsabilidad y lleva al equipo hacia una solución”, dice. “En lugar de culpar a la administración previa, la antigua administración, otros departamentos o a la economía, dice ‘hablemos sobre lo que vamos a hacer para asegurar el éxito’”.

Como dijo Henry Ford, “no encuentres la culpa, encuentra un remedio”.

“Lo haré yo mismo”.

El liderazgo no es un acto solitario, explica Price. “Esta actitud se refiere notablemente al hábito ‘hazlo tú mismo’ (DIY), que puede ser bueno para mejorar la casa pero no para mejorar el liderazgo. Mientras más alta pongas la escalera corporativa, menos haces personalmente como contribuidor individual; mientras hagas más a través y para otros”.

Dice que la meta es poner a las personas correctas en los lugares correctos y permitirles que tengan éxito.

“Ya lo sé; pensé en todo”.

Como dijo alguna vez el legendario entrenador de basquetbol, John Wooden, “es lo que aprendes después de conocer todo lo que cuenta”.

“Evita descartar o descontar la aportación de otros con una actitud presumida”, dice Price. “Incluso si no lo sabes, permanece enseñable. Cuando recibes y valoras la inteligencia y contribuciones de los empleados, los haces verse bien y sentirse inteligentes”.

“El fracaso no es una opción”.

“Este lema puede funcionar como el credo del Centro de Control de Misiones de la NASA y el título de la autobiografía de Gene Kranz”, dice Price. “Sin embargo, cuando un líder pronuncia esta frase en los negocios, a menudo es interpretada como ‘no se permiten errores’”.

Esta actitud inflige miedo en los seguidores, frena la creatividad e inhibe la innovación. Los grandes líderes permiten; incluso alientan, a las personas a fallar hacia delante; a convertir los errores en bloques para construir, los accidentes en trampolines. “Es por eso que Thomas J. Watson, fundador de IBM, aconsejó, ‘el camino para tener éxito es duplicar tu tasa de fracaso’. O como dice Arianna Huffington, ‘el fracaso no es el opuesto del éxito; es parte del éxito”.

“Así no es como lo hacemos aquí”.

Los líderes exitosos son apasionados de la innovación; encontrar una forma mejor de hacer algo.

“De hecho, Steve Jobs dijo, ‘la innovación distingue entre un líder y un seguidor’. Por esta razón, los mejores líderes valoran a los empleados que demuestran pensamiento creativo, flexibilidad y habilidades para resolver problemas”, explica Price.

“Estas frases, de un solo golpe, revelan que eres lo opuesto: atrapado en el pasado con pensamiento antiguo, inflexible y de mente cerrada”.

Incluso si no estás de acuerdo con la idea de alguien, en su lugar di, “wow, esa es una idea interesante. ¿Cómo funcionaría eso?” o, “ese es un enfoque diferente. Discutamos los pros y contras”.

“Quiero resultados, no relaciones”.

Los grandes líderes saben que los resultados se producen a través de las personas, lo que requiere construir relaciones fuertes con empleados, líderes, clientes, socios de negocio, vendedores y otras partes clave. “Así como aparece en el diccionario, las relaciones vienen antes que los resultados”, dice Price.

“No me importa si no es ético. Si no es ilegal, hazlo”.

Los grandes líderes no alientan ni condonan el comportamiento corrupto y no ético por el bien de lograr metas financieras u organizacionales. “El ‘fin justifica los medios’ no es excusa para decepción deliberada, desprecio de las políticas de la empresa, incumplimiento y actos ilícitos”, dice Price. “En su lugar di, ‘haz lo correcto’”.

Como señaló Abraham Lincoln, “casi todos los hombres pueden soportar la adversidad, pero si quieres probar el carácter de un hombre, dale poder”.

“No me traigas malas noticias o sorpresas”.

Decir esto no hace que las malas noticias y sorpresas desaparezcan; solo significa que las personas esconden una bomba de tiempo bajo la alfombra. “Los grandes líderes quieren conocer los problemas que necesitan atención inmediata; por lo tanto, dicen ‘si hay malas noticias o sorpresas, quiero ser el primero en saberlo’”.

Price dice, “crean un ambiente en el que se espera que las personas planteen los problemas tan pronto como aparecen, en lugar de esconderlos. Como el exsecretario de estado de Estados Unidos, Colin Powell, dijo a su equipo, ‘las malas noticias no son como el vino. No mejoran con el tiempo’”.

“Tienes suerte de tener un trabajo aquí”.

Esta declaración destruye el impulso y asesina la moral. Implica que haces un favor al emplearlos y tienen una deuda por el privilegio de trabajar para ti. “Depende del empleado decidir si eso es verdad”, dice. En lugar intenta algo como “somos afortunados de tenerte en nuestro equipo”.

Price dice que un común denominador de los grandes líderes es que sus palabras y acciones inspiran a otros a “soñar más, aprender más, hacer más y ser más”, como dijo John Quincy Adams.

“Es por eso que son vistos como líderes; la combinación de su comunicación y carácter obligan a la gente a seguir. Los mejores líderes escogen deliberadamente palabras específicas para decir y no decir, para maximizar su capacidad de lograr resultados a través de las personas”.