Por James Masters

(CNN) — Los presidentes estadounidenses han ido y venido… pero un club tiende a unirlos a todos.

Al tratarse a menudo de un punto de encuentro para los capitanes de la política y la industria, el campo de golf ha sido uno de los amigos más populares de los líderes de Estados Unidos desde principios del siglo XX.

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Desde William Taft, el presidente no. 27 y quien introdujo el juego a la Casa Blanca, hasta llegar a Barack Obama, el juego ha permanecido como una constante en la vida política estadounidense.

Si Obama ha sido criticado en las últimas semanas por pasar demasiado tiempo en el campo, hay otros presidentes que han sido golfistas igualmente apasionados.

“El golf ha inspirado a los presidentes a lo largo de la historia”, le dijo Mike Trostel, historiador de la Asociación de Golf de Estados Unidos, a CNN.

“Es un buen ejercicio, pero también existe la posibilidad de dialogar con personas involucradas en la política”.

“Es un juego de integridad y los presidentes han visto el golf como el deporte de los líderes”.

Todos excepto tres de los 18 presidentes desde principios del siglo XX han tomado un palo de golf durante su tiempo en la Casa Blanca.

Herbert Hoover sintió que era inapropiado ser visto en el campo de golf durante la Gran Depresión, en tanto que ni Harry Truman ni Jimmy Carter fueron particularmente entusiastas del deporte.

George W. Bush era un golfista entusiasta pero, al igual que Hoover, también era demasiado cauteloso respecto a la opinión pública, así que no jugó con tanta frecuencia durante su mandato.

Según recordó más adelante, mientras las tropas de Estados Unidos peleaban en Irak y Afganistán, él se abstuvo de jugar en señal de respeto.

Según Troestl, Taft fue uno de los primeros presidentes en jugar golf durante su período de 1909 a 1913.

Como un hombre robusto, a Taft le costaba practicar deportes con una mayor exigencia física, y los periódicos locales a menudo publicaban caricaturas en las que se burlaban de su tamaño.

Pero aunque era un hombre corpulento, el golf era un deporte que lograba jugar sin demasiadas complicaciones.

Su amor por el golf no fue nada comparado con el de su sucesor, Woodrow Wilson.

Wilson era un fanático del deporte, dice Troestl, e incluso le ordenó a sus guardias del servicio secreto que pintaran sus pelotas de golf para que pudiera practicar su drive en la nieve.

Durante el tiempo que estuvo en el poder (ocho años hasta 1921), Wilson jugó más de 1.000 rondas de golf.

Él a menudo practicaba su swing mientras debatía sobre asuntos de política, e incluso conoció a su segunda esposa, Edith, después de jugar una ronda de golf. Más adelante, ella empezó a jugar como la Primera Dama.

Mientras varios comandantes en jefe disfrutaron del golf, fue Dwight Eisenhower quien realmente lo estableció como el deporte de los presidentes.

“Eisenhower jugó más de 800 rondas durante su mandato”, dice Trostel.

“Él entrenaba todas las mañanas y tenía un green para practicar el putt justo afuera de su oficina, donde le dictaba a su secretaria”.

Fue la amistad de Eisenhower con Arnold Palmer, uno de los principales golfistas profesionales, lo que realmente ayudó a establecer el golf en Estados Unidos, según Trostel.

Los hombres fueron dos de los rostros más famosos del país durante los años cincuenta y sesenta, y su amistad floreció por medio del deporte.

Palmer ganó siete títulos en torneos major durante su ilustre carrera; cuatro de ellos los obtuvo en el Masters de Augusta, un especial favorito de Eisenhower.

“Tanto Palmer como Eisenhower llegaron a su punto máximo al mismo tiempo”, dice Trostel.

“Compartían una pasión por el deporte y jugaban muchas rondas juntos. Realmente ayudaron a crear un auge secundario para el golf en Estados Unidos”.

“Palmer, en particular, tenía un gran atractivo. Era guapo, jugaba con un verdadero estilo aventurero, tomaba riesgos y era emocionante verlo jugar”.

“Tanto él como Eisenhower fueron más allá del deporte”.

Eisenhower hizo 45 viajes a Augusta: cinco antes de instalarse en la Casa Blanca, 29 como presidente y 11 después de su mandato.

La Eisenhower Cabin, construida en la década de 1950, aún está en pie y es una de las 10 cabañas en el campo.

El Ike’s Pond, un obstáculo de agua de tres acres que se encuentra al lado de los hoyos 8 y 9, aún está ahí. No así el famoso árbol que una vez adornó el campo.

El Eisenhower Tree, que se ubicaba al lado del hoyo 17, fue eliminado en marzo de 2014 luego de sufrir un daño estructural.

Se cree que el Loblolly Pine, de más o menos 19 metros de altura, tenía más de 120 años de edad y era una constante molestia para Eisenhower, quien quería que lo quitaran.

En una reunión del club en 1956, Eisenhower, quien tenía el hábito de pegarle al árbol en repetidas ocasiones, fue rechazado por el presidente de Augusta, Clifford Roberts, quien no quiso que el árbol fuera talado.

Si bien no hay duda respecto al entusiasmo de Eisenhower por el golf, sus niveles de habilidad no se comparan a los de otros presidentes.

Según Trostel, John F. Kennedy fue el líder golfista más talentoso, mientras que Gerald Ford también podía soltar un excelente drive.

Ronald Reagan también fue un aficionado, golpeando la bola ocasionalmente en los pasillos del avión presidencial.

“Kennedy fue probablemente el mejor golfista que ha sido presidente”, dice Trostel. “No jugó tanto como los otros pero se esforzaba por no llamar la atención”.

“Jugó en el equipo de golf de Harvard y fue un golfista con un hándicap de un solo dígito”.

“Gerald Ford jugó en torneos y aunque podía ser imprevisible, golpeando en ocasiones a la gente en la tribuna, era un buen atleta y tenía un buen drive”.

En tiempos más recientes, Bill Clinton ha recibido invitados en el campo de golf, incluso bromeando cuando dice que él es el único presidente cuyo hándicap disminuyó durante su período de mandato.

Mientras Richard Nixon había eliminado previamente el green para practicar el putt de la Casa Blanca, Clinton hizo que lo reinstalaran.

Clinton ahora es el anfitrión de su propio torneo PGA Tour en California, sustituyendo al aquejado Bob Hope Classic una década después de que el comediante falleciera y renombrándolo como Humana Challenge.

En 1995, durante su mandato, Clinton jugó en el evento en un equipo pro-am con Hope, Ford, George H.W. Bush y el campeón defensor Scott Hoch.

“Los presidentes necesitan dejar descansar sus mentes, no sólo sus cuerpos”, dijo Clinton a la revista Golf Digest en 2012.

“Ellos necesitan el ejercicio, el aire fresco. Y necesitan hacer algo que, literalmente, los distraiga de lo que están haciendo”.

“El día que jugué con el presidente Obama, solamente había dormido alrededor de tres horas, y estaba tan agotado que apenas y podía ponerme de pie”.

“Pero cuando el presidente te llama y te pide que juegues golf, tú te presentas”.