Por Krupskaia Alís, CNN Español
(CNN Español) – En la normal de Ayotzinapa, los padres de familia de los 43 jóvenes desaparecidos aguardan, igual que desde hace dos meses, con todos sus días, contados por horas.
Algunos creyendo en un milagro y todos esperando, dicen, porque la justicia llegue y sus 43 hijos regresen a su escuela, a su vida.
Fotos: Estos son los 43 desaparecidos
Por eso, dice en voz baja Narciso Ramos, no han querido tocar ninguna de sus cosas, para que estén ahí, igual y como las dejaron: “Yo prefiero que ahí esté, cuando regrese que ahí lo encuentre, incluso las mismas flores que se sembraron en la normal, ahí están”.
Pero dos meses después de los hechos de violencia ocurridos en Iguala, siguen sin aparecer y las autoridades creen que quizá no los encontrarán, porque dicen contar con fuertes indicios de que fueron asesinados en un basurero de Cocula, Guerrero, en una acción que involucró a policías municipales y sicarios del grupo criminal Guerreros Unidos, como lo señaló en una conferencia de prensa, realizada el 7 de noviembre pasado, el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam.
“Los detenidos señalan que en ese lugar privaron de la vida a los sobrevivientes y posteriormente los arrojaron a la parte baja del basurero donde quemaron sus cuerpos”.
Para tener la certeza plena, dijo, los restos encontrados están siendo analizados en la Universidad de Innsbruck, en Austria.
Hasta ahora han sido detenidas más de 70 personas presuntamente relacionadas con los hechos, entre ellos el exalcalde de Iguala José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda, a quienes las autoridades han señalado como los autores intelectuales del asesinato de 6 personas y de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas, ocurridas el 26 de septiembre.
También por éstos hechos, el entonces gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, solicitó licencia indefinida del cargo y el fiscal del estado, Iñaki Blanco, presentó su renuncia.
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La desaparición de los estudiantes ha provocado una inusual movilización de diferentes sectores en México, que han salido a las calles a exigir lo que sintetizó en un discurso la escritora Elena Poniatowska:
“Reclamamos aquí la presencia de los muchachos y pedimos aquí a cielo abierto … regrésenlos”.
El presidente de México se ha comprometido a una investigación a fondo, “tenemos que ir a profundidad y tope donde tope, llegar a los responsables”, señaló el pasado 9 de octubre.
Dos meses después no pocos se preguntan en México cuál es el tope para un acto de barbarie que ha puesto al descubierto de manera descarnada el grado de complicidad que existe entre algunas autoridades y el crimen organizado.