Por Leslie Wade
(CNN) — Alyson Breathed recuerda que trabajaba tantas horas como gerente de mercadeo de un hotel que, en ocasiones, la niñera que cuidaba a sus hijos por la noche tenía que llevárselos al trabajo.
Ya tarde en la noche, el portero del hotel los cargaba, envueltos en sacos de dormir y los dejaba en el auto de Breathed.
La mujer que vivía en el área de San Diego estaba divorciada en ese entonces y trabajaba para mantener a sus hijos. Ella también sentía la presión de ser excepcionalmente buena en su trabajo para que sus jefes, los gerentes (prácticamente todos hombres), no cuestionaran su desempeño.
El estrés que las mujeres ejecutivas como Breathed enfrentan en el lugar de trabajo puede afectar su salud física y mental. Y, según un nuevo estudio publicado en el Journal of Health and Social Behavior (en PDF), las mujeres que ocupan puestos de liderazgo son 47% más propensas a sufrir de depresión que los hombres en puestos similares.
La depresión como un todo es más común en mujeres que en hombres, pero estas cifras son más altas que la norma. Así que ¿por qué las mujeres se deprimen más que sus colegas masculinos?
Tetyana Pudrovska, socióloga y autora del estudio, dice que todo se reduce a unos cuantos factores, y el primero de ellos es la manera en que visualizamos el liderazgo. A diferencia de sus colegas varones, a las mujeres de negocios a menudo no se les ve como líderes legítimos, dice Pudrovska; ésta es una declaración que ella cree que está respaldada por sus hallazgos después de años de investigación en ciencias sociales.
“Ellas son evaluadas más rigurosamente, pueden carecer del apoyo de sus superiores y también pueden experimentar la discriminación de género y el acoso”, dijo Pudrovska, profesora auxiliar de sociología en la Universidad de Texas en Austin.
Breathed conoce esto demasiado bien. A principios de su carrera, cuando le dijo al gerente general que estaba embarazada, él pateó un bote de basura y luego le quitó algunas de sus responsabilidades laborales.
“Estaban muy enojados porque me habían contratado y me habían colocado en este cargo directivo para que luego yo quedara embarazada de mi esposo”, dijo.
Durante su licencia de maternidad, la buscó otra compañía de la industria hotelera y se fue a trabajar allí.
Más de 30 años después, según Breathed, su liderazgo todavía se cuestiona más que el de sus colegas masculinos, a pesar de que ha sido directora de mercadeo desde que tenía veintitantos años. Recientemente, tuvo que mantenerse firme cuando un colega varón más joven la criticó por presentar un punto de vista distinto durante una reunión de negocios.
“Estoy en el mercadeo, así que me pagan por mi opinión, pero debido a que hablo de manera muy directa, me llamaron arrogante”, dijo Breathed, cuyo estrés en ocasiones se manifiesta con migrañas.
Para muchas mujeres, estas actitudes pueden afectar su bienestar mental, y pueden enfrentarse a un “doble vínculo”, dijo Pudrovska. Se espera que sean maternales, afectuosas y cooperadoras (características a las que generalmente se les conoce como femeninas), pero al mismo tiempo tienen que ser asertivas, competitivas y seguras de sí mismas.
Cuando muestran sus cualidades de liderazgo más implacables, “se les juzga negativamente como poco femeninas. Esto contribuye al estrés crónico”, dijo Pudrovska. Y el estrés crónico puede desencadenar una depresión.
Pero la manera en que las organizaciones están estructuradas también puede afectar nuestra salud mental, dice Christy Glass, una profesora adjunta de sociología en la Universidad Estatal de Utah. Dado que las mujeres representan solo el 4,8% de los directores ejecutivos de la lista Fortune 500, ellas a menudo se sienten aisladas en las reuniones de negocios de alto nivel, dice.
“Así que si eres la única mujer en el equipo ejecutivo, necesariamente sobresales”, dijo Glass, quien no participó en el estudio. “La gente te observa, atenta a lo que dices. ‘¿Con quién se lleva bien? ¿Es educada? ¿Está al mando? ‘”
“Las mujeres se enfrentan a un sinnúmero de obstáculos y barreras que creo que pondrían en entredicho la salud mental de cualquier persona”, añadió Glass, quien señala que la investigación muestra que las organizaciones pueden beneficiarse al tener mujeres en posiciones de liderazgo.
“La diversidad o las diferencias de opinión pueden conducir a resolver problemas de una manera más creativa”, dijo.
Breathed dice que ella todavía enfrenta retos como un líder de negocios, aun cuando ya no padece de migrañas porque dice lo que piensa en lugar de internalizar su estrés.
También alienta a las mujeres más jóvenes a buscar puestos de liderazgo. Y su hija, quien alguna vez pasó algunas horas de la noche envuelta en un saco de dormir en la oficina del hotel donde Breathed trabajaba, está haciendo precisamente eso. Ella está terminando su doctorado en estudios de género con la esperanza de ayudar a sus estudiantes a lidiar con los desafíos que enfrentarán en el lugar de trabajo.