Por Jake Wallis Simons, especial para CNN
Nota del editor: Jake Wallis Simons es un periodista, novelista y locutor. Las opiniones expresadas en esta nota son propias del autor.
(CNN) – Los legos seguramente no te hacen enojar. Este juguete es uno de los más populares de todo el tiempo y seguramente llenará las calcetas navideñas.
La ironía es que los afectos viscerales que tiene la gente sobre el juguete los llevan a creer que sus estándares están bajando.
El último furor de preocupaciones sobre la franquicia de Lego tiene que ver con los sets de películas como Star Wars, Lord of the Rings y Marvel.
Los entusiastas de Lego han argumentado que estos sets hacen que el juguete pierda su punto, ya que llevan a los niños a seguir instrucciones para construir modelos en lugar de dejar que hagan figuras de su propia imaginación.
“Lego me enseñó el arte de la destrucción creativa, necesitas romper algo para hacerlo mejor”, dijo el blogger Chris Swan.
“Lego para mí siempre fue sobre creatividad, rehacer e improvisar diseños existentes. Esas cosa no pasan con los sets que son diseñados para seguir un modelo”.
“Los viejos y genéricos Legos, con infinitas posibilidades por ofrecer, no se han ido, pero se han sumergido en el mar de mercadotecnia de las otras marcas”.
El vocero de Lego Roar Rude Trangbaek respondió a estos reclamos. “Los ‘ladrillos’ probablemente acaben en grandes cajas en los hogares y eso será una piscina de creatividad”, dijo.
Pero muchos creen que las piezas complejas contenidas en los kits de franquicia hacen muy difícil que los niños hagan sus propios diseños (Lego ahora crea más de 3,000 piezas individuales).
Esta no es la primera vez que Lego se encuentra en una controversia. En 2011 cuando lanzó “Amigos de Lego”, productos para niña que incluían estéticas, tiendas de cupcakes y mucho color rosa, fueron acusados de crear estereotipos de género.
Como una niña de siete años escribió en una carta que se volvió viral: “lo que hacían todas las niñas era sentarse en casa, ir a la playa y comprar, no tenían trabajos, pero los niños iban de aventura, trabajaban, salvaban personas y tenían trabajos, incluso nadaban con tiburones”.
(El intento de Lego por arreglar estas preocupaciones, un nuevo set llamado “Instituto de Investigación” que tenía figuras de mujeres científicas se vendió en días)
Para cualquier adulto esto es motivo para llorar. ¿Qué pasó con la idea de comprar grandes bolsas de Lego para los niños y dejar que la imaginación hiciera el resto?
Parece que pasó mucho tiempo desde la creación del principio guía del fundador de Lego, el juguetero danés Ole Kirk Christiansen: “Sólo lo mejor vale la pena”. Y esto apoya a la idea de que los juguetes clásicos de décadas pasadas han sido reemplazados por otros comercializados, sexualizados y de baja calidad.
Dejemos de lado a Skip y Barbie y tomemos por ejemplo a Playmobil. Su nuevo rango City Life, que está enfocado en niñas, incluye escenas como Centros Comerciales, Salones de belleza y Boutiques, todo en color rosa. (¿Por qué eso se supone que le gusta a las niñas, no?)
A los niños se les presentan los productos de “Agente” que incluyen una cámara de video que puede ser añadida a un carro de control remoto para que espíen a la gente de manera remota (no mencionemos la tensión ética entre privacidad y vigilancia).
Esto no se parece a los Playmobil tradicionales, esas inocentes figuras con la sonrisa invertida, con cuñas para unirse a las cosas, aquellos que encendían la imaginación de generaciones de niños en las últimas décadas.
Ahora entendemos que los fabricantes de juguetes no son caridades. Están por el dinero, y bien por ellos.
Pero jugar es una parte importante del desarrollo de un niño y los fabricantes de niños están en una posición única para influir en sus vida, para bien o para mal. ¿Por qué tenemos que quedarnos cruzados de brazos mientras ellos influyen en la moral y el bienestar de los niños buscando el máximo beneficio?
Obviamente, crear múltiples diferenciales y la mercadotecnia son buenas para ellos. Entre más el consumidor pueda creer en la idea de que un producto en específico es esencial para un tipo de vida, más dólares vendrán hacia ellos.
Este es un juicio bastante depresivo sobre la niñez.
Mientras la Navidad se acerca, millones de adultos irán a las tiendas de juguetes alrededor del mundo en busca de un ‘algo especial’ que ilumine los ojos de sus pequeños.
En la mayoría de esas tiendas los juguetes se dividirán por género. Los de niños estarán basados en la acción, mientras que los de niñas serán muñecas, kits de cocina y el intento de crear una idea específica sobre belleza, todo en rosa y con un moño.
Los regalos serán seleccionados, envueltos y presentados. A ello seguirán dos días de caos.
Las niñas usarán vestidos de princesas, los niños estarán armados. Algunos juguetes impresionantes no podrán ser utilizados y serán relegados en una esquina.
Los ruidos electrónicos saldrán de cada rincón, y los niños entrarán en un estado vegetativo mientras se sientan por horas a ver varias pantallas.
Ahora, no soy cristiano, pero creo que Navidad debería ser algo más que simple consumismo.
Deberíamos entonces preguntarnos, ¿qué clase de adultos queremos que sean nuestros niños? ¿Qué clase de mundo crearán? ¿Qué están haciendo sus juguetes por ellos?