(CNN) – Viajó durante más de 25 años por el mundo, ayudando a gente en más de 50 países. Pero durante los últimos cinco años, Alan Gross estuvo retenido en una prisión cubana, perdiendo su esperanza, salud y más de 45 kilogramos.
Un acuerdo histórico anunciado el miércoles entre Estados Unidos y Cuba incluyó su liberación.
Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, Gross, quien ahora tiene 65 años, era un subcontratista de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos, y trabajaba para llevar Internet a una pequeña comunidad judía en Cuba, a pesar de las restricciones del gobierno cubano.
El país comunista lo acusó de introducir de contrabando equipo de comunicación prohibido y lo sentenciaron a 15 años.
“Alan está decidido a no soportar otro año más en prisión en Cuba, y temo que estamos en el final de eso”, dijo su esposa, Judy Gross, este mes.
“Después de cinco años de estar, literalmente, consumiéndose, ya ha sido suficiente para Alan”, dijo. “Ya es hora de que ahora el presidente Obama traiga a Alan de vuelta a Estados Unidos; de lo contrario, será demasiado tarde”.
En julio, Gross se despidió de su esposa y de su hija, y se rehusó a verlas otra vez mientras estuviera en prisión.
También se negó a reunirse con diplomáticos estadounidenses en La Habana para protestar por el lento progreso de los esfuerzos por liberarlo.
Durante sus años en prisión, su madre y su hija lucharon contra el cáncer.
Su madre murió este año y Cuba rechazó la petición de Gross de viajar a Estados Unidos para despedirse en sus últimos días. Él había prometido regresar a su celda en un hospital militar en La Habana.
“Nos gustaría expresar nuestro más sentido pésame a sus familiares”, dijo Josefina Vidal, funcionaria cubana del Ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado en ese entonces. “Es necesario aclarar que ni el sistema penitenciario cubano ni el sistema penitenciario de Estados Unidos permiten que los presos viajen al extranjero, sin importar la razón”.
Pero la experiencia de Gross en la cárcel no ha sido como la de muchos de los presos estadounidenses.
“Alan está confinado a una habitación, 23 horas al día”, según le dijo su abogado Scott Gilbert a CNN en abril. “Pasa el día en pijama y le dan de comer en su habitación”. Lo dejan salir una hora al día, para ejercitarse una hora en un pequeño patio amurallado en el que apenas puedes ver el cielo”.
Un sitio web que ejercía presión para la liberación de Gross mostró cómo se había deteriorado su salud.
Según indica el sitio, durante su carrera, ayudó a gente en más de 50 países y territorios. El sitio web dice que en su trabajo se dedicó a ayudar a comunidades en Pakistán, a generar empleos en la Ribera Occidental y Gaza, a designar proyectos de mejoras agrícolas en Azerbaiyán, y Bulgaria.