Nota del editor: Frida Ghitis es columnista de temas internacionales para The Miami Herald y World Politics Review. Es exproductora/excorresponsal de CNN y autora del libro “The End of Revolution: A Changing World in the Age of Live Television” (El fin de la revolución: un mundo cambiante en la era de la televisión en vivo). Síguela en Twitter @FridaGhitis. Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente las de la autora.
(CNN) – Hace un año, ¿quién habría creído que una milicia brutal tomaría partes de Siria e Iraq obligando a Estados Unidos a volver a entrar en la lucha de Medio Oriente? ¿Quién hubiera predicho que Rusia conquistaría y anexaría Crimea, un territorio reconocido legalmente como parte de Ucrania, o que un virus mortal haría que Estados Unidos entrara en pánico y provocaría devastación en algunas partes de África?
La siguiente es una predicción que podemos hacer con una certeza del 100%: 2015 traerá grandes sorpresas. Sin duda alguna, el año pasado trajo abundantes sorpresas, muchas de ellas muy desagradables, algunas anunciaron los mayores dramas que se desplegarían en los meses siguientes:
1) Un gran susto para Hillary Clinton. Al Gore solía bromear diciendo que “solía ser el próximo presidente de los Estados Unidos”. Del mismo modo, Hillary Clinton ha mantenido el título de la favorita para el 2016 durante tanto tiempo, que ella y el Partido Demócrata parecen carecer peligrosamente de preparación para la aparición de un rival confiable dentro del mismo partido. Es perfectamente concebible que un candidato primario demócrata se levante e intrigue al público.
Después de años en el ojo público, Clinton se enfrenta a una tarea casi imposible si desea escucharse fresca y nueva. Eso abre una brecha para un posible rival. Un demócrata carismático e innovador tendría la oportunidad de inspirar entusiasmo entre los votantes jóvenes. Eso le daría una sacudida a Hillary y a sus partidarios más cercanos, además de que sembraría pánico dentro del establecimiento demócrata, el cual la ha apoyado y, de manera casi cómica, se mantiene en vilo en cuanto al esperado anuncio de su candidatura. Después de todo, a pesar de los riesgos, ella sigue siendo la candidata que más probabilidades tiene de convertirse en la próxima presidenta de Estados Unidos.
2) La democracia (lo que queda de ella) muere en Rusia. Debido a su autoritarismo, el presidente ruso, Vladimir Putin, es, de hecho, un líder electo en una (muy deficiente) democracia. Este probablemente se convierta en el año en que la democracia de Rusia expire bajo el mandato de Putin. El colapso de los precios del petróleo ya ha empezado a resquebrajar el fundamento de la prosperidad rusa. El declive económico –una recesión– entrará como una plaga de termitas en lo que hasta el momento ha sido un fuerte apoyo para el presidente.
Los niveles de vida más bajos desatarán una reacción de descontento y represión que se auto fortalece, a medida que Putin intenta mantenerse en el poder, culpando a fuerzas externas y acusando a sus críticos de ser agentes extranjeros o delincuentes comunes. La oposición se sentirá asediada pero vigorizada. El delgado barniz que separa la autocracia democrática de la dictadura también se agrietará.
3) La revolución de Venezuela se tambalea y los centristas latinoamericanos toman las riendas y fortalecen los lazos con Estados Unidos: existe una sola razón por la que los chavistas venezolanos pueden sentirse agradecidos: al menos su idolatrado líder, el fallecido Hugo Chávez, no está aquí para ver el poco digno derrumbe de su revolución. La economía de Venezuela, posiblemente la que ha sido sido manejada de la peor manera en el mundo, ya se estaba desenmarañando incluso antes de que los ingresos por la exportación de petróleo, el oxígeno que la sostenía, fueran recortados a la mitad. Como era de esperarse, el presidente Nicolás Maduro, sucesor de Chávez, culpó a Estados Unidos por sus males. Pero su economía, dependiente del petróleo, no tenía oportunidad alguna.
Venezuela inició una revolución socialista en América Latina, pero el modelo resultó ser un fracaso. En lugar de seguir su ejemplo y con el objetivo de mezclar la prosperidad basada en el mercado con las reformas sociales agresivas, los gobiernos centristas y de centro-izquierda se han situado a la vanguardia. Y ahora, con el nuevo giro que han tomado las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, Latinoamérica y Estados Unidos se levantan con el propósito de fortalecer sus lazos.
4) ISIS hace que los musulmanes se acerquen más al Occidente. Es un hecho penoso y peligroso que el levantamiento del llamado Estado Islámico haya atraído a muchos musulmanes alrededor del mundo. Pero existe otro efecto secundario, uno que no traerá alegría alguna a los líderes de ISIS. Aun cuando la ideología ultra radical y las tácticas del grupo militante han radicalizado las opiniones en algunos segmentos, estas también han alarmado a muchos entre la mayoría de los musulmanes, quienes sencillamente manifiestan repugnancia hacia sus tácticas brutales y objetivos extremos.
Sin duda alguna, a ISIS le gustaría ver su visión de un califato panislámico adoptada por los musulmanes de todo el mundo. En cambio, las imágenes de decapitaciones, sus argumentos a favor de la esclavitud de la mujer y de un retorno a las costumbres del siglo séptimo conducirá a muchos musulmanes, especialmente a los jóvenes, a que se identifiquen más con la modernidad y a que defiendan su libertad personal. Paradójicamente, ISIS consigue unir más a los musulmanes y al Occidente.
5) Finalmente, India se levanta. Durante décadas, la India, la mayor democracia del mundo, ha perdido las esperanzas al ver a sus vecinos en China disfrutando de los frutos de la prosperidad. Los dos únicos países del mundo con poblaciones superiores a mil millones de personas han mantenido una competencia tácita. Mientras que la economía centralizada de China ha crecido a un ritmo vertiginoso, la de India se ha quedado rezagada, sumida en la corrupción e ideológicamente estancada. Eso está a punto de cambiar.
Irónicamente, fue China, con un gobierno comunista, quien se mostró más experta en cuanto a la economía de mercado mientras que India conservó políticas proteccionistas y permaneció recelosa frente a los inversionistas extranjeros. Pero ahora, un nuevo gobierno está acogiendo, e incluso, cortejando a los inversionistas extranjeros –entre ellos a los de China– y descartando la política exterior no alineada de la cual alardeaba el país. Incluso recibirán a Barack Obama como “invitado de honor” en enero, para el día de la república en India. Esta es la primera vez que se le concede ese honor a un presidente estadounidense.
Este será un lanzamiento apropiado para el año, preparando el terreno para una feliz sorpresa en 2015, un año en el que esperamos que las sorpresas positivas sean mayores que las negativas. Las señales son alentadoras.