Por Shelly Palmer
Nota del editor: Shelly Palmer es directora administrativo de Digital Media Group en Landmark/ShellyPalmer, una compañía de consultoría y de banca enfocada en la inversión tecnológica. También es experto en tecnología de Fox 5 New York y presentador del informe nacional diario de radio Shelly Palmer Digital Living. Síguelo en @shellypalmer o entra a shellypalmer.com.
(CNN) – Cada año, alrededor de la época de la Feria Internacional de Electrónica de Consumo (CES, por sus siglas en inglés), me consultan para predecir el futuro. Es una tontería. Aparte de las riquezas obvias y el beneficio personal, si yo pudiera predecir el futuro, sería mucho menos interesante que lo que verdaderamente está por venir. No es que no vea cosas maravillosas en perspectiva… es simplemente que el futuro no es lo que solía ser.
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Dicho eso, existen unas cuantas tendencias que no se pueden negar.
Comprender los números
Según cada una de las fuentes confiables que podemos encontrar, hay casi 3.000 millones de personas conectadas a Internet en este momento; para 2020 este número será de casi 4.000 millones. De acuerdo a Cisco, para el año 2020 habrá más de 50.000 millones de dispositivos conectados en el mundo. A algunas personas les gusta llamarlo el “Internet de las cosas”, otros lo llaman “Machine 2 Machine” o “M2M”. No importa cómo lo llames, éstas son cantidades inconcebiblemente grandes de personas y dispositivos que están todos conectados.
Entonces, ¿cómo solucionamos el problema?
Yo uso tres leyes para que me ayuden a entender el ritmo de cambio: la Ley de Moore, la Ley de rendimientos acelerados y la Ley de Metcalfe. La Ley de Moore se llama así por Gordon Moore, cofundador de Intel. Él escribió un famoso artículo en 1965 en el que planteaba que la densidad de los semiconductores de silicio se duplicaría cada 18 meses.
Esto fue así por un tiempo, pero ahora, a causa de la Ley de rendimientos acelerados (que establece que el ritmo de cambio tecnológico se está acelerando de forma exponencial) sabemos que esta duplicación del poder informático ocurre mucho más rápido que eso. Luego está la Ley de Metcalfe, la cual nos dice que el valor de una red aumenta de forma proporcional al cuadrado del número de usuarios. Si todo esto suena demasiado geek, no te preocupes; a continuación detallamos cómo pensar de forma simple sobre el notable ritmo de los cambios tecnológicos y el enorme número de personas.
1) La tecnología está cambiando a un ritmo cada vez más rápido. De hecho, hoy en día experimentarás el ritmo más lento de cambios tecnológicos de tu vida.
2) Mientras más personas se conectan, más potente se vuelve la red.
Conectividad: todo lo que se puede conectar, estará conectado
El precio y el tamaño de la tecnología de sensores están disminuyendo a un ritmo predecible (la Ley de Moore y la Ley de rendimientos acelerados), lo cual nos indica que todo lo que se puede conectar, estará conectado. Todo… ¿Qué exactamente podría significar eso para nosotros?
Sobrecarga de información: los datos son más poderosos ante otros datos
En 2015, tu teléfono inteligente seguirá siendo el centro de tu universo electrónico… y sabrá más sobre ti de lo que supo alguna vez. Los teléfonos inteligentes son el punto de central de recopilación de datos para tu vida en conexión y los usuarios promedio los comprueban alrededor de 150 veces cada día. Por supuesto, veremos nuevos dispositivos móviles este año: portátiles, autos inteligentes, casas inteligentes y más… pero todos se conectarán con y a través de tu teléfono inteligente.
Entonces, mientras que en 2015 todavía hay una aplicación para eso, nuestro mundo que gira en torno a los teléfonos inteligentes es temporal.
A medida que interactuamos de forma pasiva y activa con la tecnología conectada, representaremos un consorcio de herramientas de recopilación de datos. Nuestros teléfonos inteligentes podrían ser la pieza central de ese consorcio, pero también crearemos datos con nuestra ropa, tecnología portátil, casas inteligentes, autos inteligentes, etc. Recuerda, todo lo que se puede conectar, estará conectado.
Seguridad y privacidad: todo lo que puede ser hackeado, será hackeado
Tal y como hemos aprendido de los hackeos muy públicos en el último año (el cual culminó con el espectacular hackeo de Sony), existe una mayor necesidad de protocolos de seguridad y privacidad.
Desde mi punto de vista, todo lo que puede ser hackeado, será hackeado. Pero probablemente no de la forma que piensas sobre el hackeo. Las violaciones de los protocolos de seguridad cibernética cubren un amplio espectro, desde el escándalo de la fotografía del desnudo de Jennifer Lawrence tramada a nivel social, hasta los ataques de los estados nación por medio del uso de armas súper cibernéticas y de clasificación militar.
El ataque cibernético a Sony no se trataba de la libertad de expresión, sino simplemente de la libertad. Durante siglos hemos utilizado a los monarcas, jefes de estado, religión y sistemas políticos para controlarnos unos a otros. Cualquiera o todos estos métodos de control parecen débiles al compararlos con la capacidad de hacer daño que motiva a los hackers. Las interrupciones de energía, el saqueo de los registros contables o médicos, la manipulación del alumbrado público, el lanzamiento de misiles… la lista es prácticamente interminable. Un mundo donde la gente no puede diferenciar entre una amenaza creíble y un correo electrónico mal redactado es, de hecho, un mundo aterrador.
Crecí durante la Guerra Fría y mi visión de un mundo post-apocalíptico se encuentra en algún lugar entre “Mad Max” y “The Terminator”. Pero las cosas no sucederán así. La gente simplemente vivirá con el temor de que sus vidas privadas queden expuestas, de perder sus fortunas y básicamente temor de todo. En un mundo digital, todo lo que haces, tocas, ves y sientes es vulnerable a la manipulación digital.
Toma 50 de las empresas Fortune 500 y colócalas en la misma situación de Sony. Toma 10 de los mayores bancos del mundo y haz lo mismo… cuando llegue un correo electrónico amenazante, ¿lo tomarás en serio? Esta podría ser una visión más precisa de un mundo post-apocalíptico “digital”.
Acceso versus la propiedad: el alquiler está aumentado, la compra está disminuyendo
La compra de los medios físicos (CD, DVD, etc.) sigue disminuyendo y la tendencia a la baja se está acelerando. Las descargas de los medios digitales también están disminuyendo. Los consumidores cada vez más están cómodos con la opción de “alquilar” contenido mediante el pago por acceso a los servicios de suscripción: música, películas, programas de televisión, incluso los juegos y libros están avanzando hacia un modelo de acceso.
En resumen: “el alquiler está aumentando, la compra está disminuyendo”. Tú conoces la historia: si no estás pagando por un servicio con dinero en efectivo, la empresa está utilizando tus datos como moneda. Esta tendencia continuará, obligándonos a aprender cómo negociar los datos de la misma forma que negociamos con otras monedas.
La “economía a pedido”: ¡lo quiero ahora!
La opción “a pedido” no es algo nuevo; pregúntale a cualquier persona que haya cuidado a un bebé. Lo que es nuevo es la velocidad con la que está evolucionando la infraestructura tecnológica para entregar casi todo lo que puedes solicitar a pedido, aunque de forma heterogénea. El espacio vacío es evidente y la tendencia es clara:
Las organizaciones intentan satisfacer con avidez todas nuestras demandas (lo más inmediato que sea posible). Se trata de buscar la conveniencia a diferencia de cualquiera cosa que hayamos visto antes y realmente está recién empezando.
-Los audios y videos a pedido son comunes. Los modelos comerciales necesitan estar al día.
- El servicio automotriz a pedido está emergiendo. Los servicios de taxis y limosinas contratadas a nivel mundial están en auge.
-Las habitaciones de hotel a pedido están surgiendo. Los legisladores y los grupos de presión hoteleros están protestando indignados por ello.
¿Qué sucederá después?
Los alimentos, vivienda y transporte a pedido son obvios. La venta al por menor y servicios de todo tipo a pedido son menos obvios y los comodines son los meta servicios que evolucionarán para darle sentido a nuestro mundo a pedido.
¿Qué hace un gestor de fondos cuando una aplicación –que utiliza la computación en nube para hacer su investigación sobre la base de un conjunto de datos creado por el comportamiento de la inversión privada– sustituye su puesto de trabajo (no solo de forma estratégica sino también transaccional)?
¿Qué hace una persona experta en reparaciones cuando los fabricantes pueden diagnosticar problemas en la Internet pública y requerir los servicios de trabajadores externos semicalificados para que hagan un mejor trabajo, más rápido y más barato?
¿Qué sucede cuando el fabricante resuelve tu problema mediante la implementación de vehículos no tripulados y robots? ¿Crees que es demasiado exagerado?
Recuerda la ley de Moore, la Ley de rendimientos acelerados y la Ley de Metcalfe. Eso sucederá en un abrir y cerrar de ojos virtual.