(CNN) -— Construir y programar un robot desde cero puede sonar como una tarea imposible para la mayoría de los estudiantes de primaria, pero un hombre cambia esa mentalidad para una generación de ugandeses.
Al mostrarle a estudiantes de seis años cómo los robots pueden resolver problemas del mundo real, el fundador de Fundi Bots, Solomon King Benge, quiere que los jóvenes desarrollen un conjunto de habilidades creativas que pueden aplicar para resolver problemas específicos en sus vidas.
“Tenemos un equipo en el norte de Uganda construyendo un programa de agricultura automatizada”, explica King Benge de 32 años. “El proyecto incluye un sistema de irrigación para cosechas y también una solución para monitorear la temperatura para asegurarse de que… los alimentos para vacas no se sobrecalienten y se echen a perder. Los estudiantes también trabajan en un dispensador automático de semillas para alimentar a los cerdos”.
Aprendizaje en Uganda
En un país donde más del 90% de los niños en edad primaria están inscritos en clases, según datos del Banco Mundial, Fundi Bots se enfoca principalmente en clases extracurriculares en las escuelas.
Así como presentaciones y aprendizaje basado en videos, Fundi Bots también ofrece entrenamiento en robótica y ayuda a los estudiantes en Clubes de Robótica semanales. La iniciativa empezó en 15 escuelas en toda la capital, Kampala, y en Gulu en el norte donde mentores experimentados los visitan una o dos veces al mes para ofrecer ideas y estímulo.
Pero jugar con partes robóticas y pensar en nuevas ideas también ocurre después de la escuela. Durante los campamentos de vacaciones (que pueden durar dos semanas), a los estudiantes se les enseñan conceptos de robótica y después se les da tiempo para implementar ese aprendizaje al construir un robot al final del campamento.
Algo central para la filosofía de Fundi Bots es que fabricar robots no requiere de una fortuna. Los estudiantes son alentados a utilizar materiales reciclados o componentes como señaladores laser y micrófonos que originalmente nunca fueron diseñados para ser un componente robótico.
“Un grupo de estudiantes de 13 y 14 años crea un vehículo pequeño controlado remotamente con un lector de temperatura al frente que podría utilizarse en áreas con riesgo de incendios”, explica King Benge. “Su idea utiliza un transmisor inalámbrico que envía datos en tiempo real, pero lograron mantener los costos a 130 dólares, al utilizar materiales de fuentes locales como ruedas de automóviles de juguete”.
Aunque los componentes físicos pueden no tener precios altos, las habilidades que los estudiantes ganan en el proceso podrían ser lucrativas. Según euRobotics AISBL, el mercado global de robótica sumó 25.800 millones de dólares en junio de 2014 y se espera que crezca más de 70.000 millones de dólares para 2020.
Robots panafricanos
Aunque el programa de Fundi Bots muestra señales de tener un impacto en Uganda, King Benge dice que solo es el comienzo.
“Fundi Bots está en Uganda, pero nuestro objetivo de cinco años es construir una presencia en cinco países africanos para finales de 2015”, explica King Benge. “El país más prometedor en este momento es Ruanda debido a que el gobierno es muy abierto y está muy dispuesto a desarrollarse como el centro de la región”.
Fundi Bots, que tuvo un taller en Ruanda en octubre pasado, podría ser el primer programa de enseñanza en robótica en Uganda, pero no es el único de su tipo en África.
La Red de Robótica Africana (AFRON) se estableció en Ghana en abril de 2012 para mejorar la educación alrededor de la robótica. Una forma en que el grupo trabajó en esta meta fue al organizar la Experiencia de Robótica Ashesi de una semana.
Fue durante este conjunto de talleres que un participante desarrolló Lollybot; un robot “miniexplorador” básico que puede navegar por obstáculos y aprender de sus alredeores. El robot, que utiliza paletas Chupa Chups en el diseño, puede fabricarse desde cero por un costo total de solo 8.96 dólares.
“El entusiasmo de los niños es increíble”, dice Ayorkor Korsah, profesor de Ciencias Computacionales en la Universidad Colegio Ashesi y cofundador de la Red de Robótica Africana. “Reconocer que un robot puede fabricarse de objetos familiares como un mouse de computadora, o control de juegos, realmente desmitifica la robótica y electrónicos”.
Los robots también juegan un papel más prominente en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo. Guardias de tránsito robóticos de 2.4 metros de alto diseñados y construidos por un equipo de ingenieros locales, registran y controlan el tránsito 24 horas al día durante menos de un año.
A medida que los estudiantes de Uganda aprenden nuevas formas de construir robots, King Benge dice que no hay límite para lo que pueda surgir de talleres y retiros.
“Cuando veo a estudiantes tener ideas innovadoras realmente veo que las mentes cambian. Los estudiantes son expuestos al proceso creativo y realmente busco verlos idear mayores proyectos dentro de cinco o 10 años”.