Por Jacopo Prisco, para CNN

(CNN) – Imagina un conjunto de robots microscópicos, tan diminutos que una cucharita podría contener 3.000 millones de ellos.

Ellos están listos para ser inyectados en las áreas más delicadas del cuerpo humano —el corazón y el cerebro— a fin de entregar medicamentos con extrema precisión o funcionar como un ejército de nano cirujanos que operan desde adentro.

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Si todo esto suena a ciencia ficción, es porque lo es: la trama de la película clásica de ciencia ficción, Fantastic Voyage, estrenada en 1966, en gran parte gira en torno a este concepto.

En la película, cuatro personas abordan un submarino miniatura para entrar al torrente sanguíneo de un científico estadounidense, a quien los rusos dejaron comatoso como resultado de una pelea de la Guerra Fría respecto a la tecnología. Ellos solo tienen una hora para quitar el coágulo sanguíneo antes de que regresen a su tamaño normal. La tripulación logra escapar del cuerpo justo a tiempo a través de una lágrima.

Sin embargo, la realidad tiene una manera de igualar nuestras fantasías, y la nanotecnología es otro campo más de la ciencia que alberga esa promesa.

En el Instituto Federal de Tecnología en Zúrich, el ingeniero mecánico Brad Nelson y su equipo han estado trabajando en nanobots durante una década, y ahora están listos para pensar en grande: “Estamos haciendo robots microscópicos que son guiados por campos magnéticos generados de manera externa para su uso en el cuerpo humano”, le dijo a CNN.

Los nanobots podrían ser una pequeña solución para grandes problemas 03:47.

Un pequeño cuchillo  

El primero en sugerir que algún día podrías “tragarte al cirujano” fue el querido físico y ganador del Premio Nobel, Richard Feynman. Él acuñó la idea en la provocativa charla de 1959 “Hay suficiente espacio al fondo”, la cual muchos consideran, es el primer razonamiento conceptual para la nanotecnología.

“Pones al cirujano mecánico dentro del vaso sanguíneo y va directo al corazón para ‘dar un vistazo’”, dijo Feynman. “Luego, determina qué válvula es la defectuosa, saca un cuchillo y la corta”.

Los microbots de Nelson podrían no tener un pequeño cuchillo aún, pero sin duda tienen algo especial: su forma está inspirada en la común bacteria E.coli, la cual es impulsada por una “cola” rotativa llamada flagelo.

“Las bacterias tienen un motor rotativo”, explica. “Ahora, no podemos hacer ese motor; no tenemos la tecnología para eso, pero podemos hacer uso del magnetismo a fin de mover estas cosas, de modo que en realidad podemos tomar estos flagelos y los magnetizamos, lo cual les permite nadar”.

Los nanobots ya han sido probados “in vivo” en un ambiente extremadamente delicado: el ojo. Ellos pueden nadar en el humor vítreo —el líquido transparente que rellena el globo ocular— y llevar medicamentos al área de la retina para tratar enfermedades relacionadas con la edad, como la degeneración macular, la cual produce ceguera.

En el corazón del asunto  

Los robots se fabrican en un ambiente de “habitación limpia” para que sean estériles, al igual que los chips de computadoras.

Nelson dice que las pruebas realizadas en el ojo han inspirado otras posibles aplicaciones, como el tratamiento de enfermedades cardíacas. En este caso, los nanobots serían guiados a través de un catéter —con un diámetro de 2 a 3 milímetros— para llegar a la parte específica del tejido que necesita ser tratada.

La técnica del catéter también podría ser utilizada para llegar al cerebro, y otras áreas objetivo son el intestino delgado y el tracto urinario. Todas estas son áreas a las que es difícil llegar y donde la precisión es indispensable. Por esa misma razón, desde hace mucho tiempo se ha dicho que la nanotecnología es la mejor arma futura contra el cáncer.

Pero, ¿cómo operarían los cirujanos con nanobots?

“Necesitarían capacitación para aprender a utilizarlos”, dice Nelson, “pero en cierta forma es una interfaz intuitiva, y los nanobots serían guiados con una palanca de mando”.

La tecnología está lista para ser implementada en las primeras pruebas clínicas con pacientes humanos, lo cual se empezará a llevar a cabo este año, según Nelson.

Más allá de la medicina  

“Más recientemente, las personas en el campo han estado buscando otras aplicaciones, como el tratamiento del agua o la limpieza ambiental, donde podrías operar cientos, miles, millones de estos dispositivos y hacer que naden por aguas contaminadas, catalicen los agentes contaminantes y los traigan de vuelta”, dice.

Esto podría aplicarse, por ejemplo, a los derrames de petróleo: “Ha habido algunas publicaciones recientes que han demostrado cómo en realidad pueden unirse a gotas de petróleo y moverlas a otras ubicaciones”.

Pero la predicción más extravagante sobre el uso de la nanotecnología viene del gurú digital de MIT, Nicholas Negroponte, quien cree que en el futuro, recibiremos conocimiento e información directamente de nanobots que nadarán hasta nuestro cerebro desde nuestro torrente sanguíneo.

Nos encantaría saber lo que Richard Feynman hubiera tenido que decir acerca de “tragarse al maestro”.