Por Peggy Drexler

Nota del editor: Peggy Drexler es la autora del libro “Our Fathers, Ourselves: Daughters, Fathers, and the Changing American Family” y “Raising Boys Without Men”. Ella es profesora asistente de psicología en el Weill Medical College de la Universidad Cornell y fue especialista de género de la Universidad Stanford. Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente las de la autora.

(CNN) – Esta semana, el director financiero de Google, Patrick Pichette, acaparó titulares cuando su renuncia apareció en los medios de comunicación. Pero el alboroto no se debía tanto a la renuncia de Pichette sino al por qué.

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Él comenzó diciendo: “Después de casi siete años como director financiero, me retiro de Google para pasar más tiempo con mi familia”. Lo que él quería ahora era disfrutar la vida en el hogar y en el extranjero con su esposa, poder “tomar nuestras mochilas y viajar… celebrar los últimos 25 años que hemos pasado juntos dándole vuelta a la página y disfrutar una magnífica crisis de la mediana edad llena de dicha y belleza”.

La carta, la cual dice él que escribió en parte porque “tanta gente lucha por encontrar el equilibrio correcto entre el trabajo y la vida personal”, ha sido esgrimida como un manifiesto para el ideal del “equilibrio entre el trabajo y la vida” que se ha vuelto parte del nuevo sueño americano. Los medios de comunicación la han descrito como “poderosa” y “excepcionalmente reflexiva”. Larry Page, cofundador y director ejecutivo de Google, dijo: “Vale la pena leerla, reconfortará tu corazón”.

Pero si al renunciar a su trabajo para conocer el mundo, Pichette logró encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida, ¿cuál es el mensaje que nos envía a todos los demás que buscamos ese mismo equilibrio? ¿Qué mensaje les envía a aquellos trabajadores –y en especial a las mujeres– a quienes se les dice constantemente que pueden “tenerlo todo”, o quienes pueden estar en la cima de su campo y tener una familia?   ¿Qué les dice a todas esas mujeres a quienes les decimos que con un poco de “apoyo” o “jugando en grande” ellas no tienen que escoger entre el trabajo y la vida?

Las mujeres que han tenido éxito, desde Sheryl Sandberg hasta Indra Nooyi, directora ejecutiva de PepsiCo, se han pronunciado acerca de la presión de “tenerlo todo”, y cómo, quizás, en realidad no existe tal cosa. La investigación las respalda.

Un estudio de noviembre de 2014, publicado en la revista Journal of Health and Social Behavior, señaló que las mujeres muestran más signos de depresión a medida que avanzan en su carrera profesional. Del mismo modo, un estudio de los graduados de Harvard Business School encontró que la presión que las mujeres ejercen sobre ellas mismas para equilibrar el trabajo y la familia les está causando un estrés significativo. La encuesta también encontró que la mayoría de los hombres esperaban que sus parejas asumieran la responsabilidad principal en el cuidado de los niños –y de hecho, eso ocurrió en más del 70% de los casos.

Y, sin embargo, en los últimos años, el “equilibrio entre el trabajo y la vida” se ha mantenido como un ideal legítimamente alcanzable, uno que se puede lograr si tan solo le das a tu vida personal tanta atención como a tu vida profesional.

Pero si consideramos a las personas que tendemos a ver como los modelos de ese ideal –aquellos que dejan el trabajo más temprano, que dejan sus teléfonos celulares en silencio durante más tiempo, que se retiran, como en el caso de Pichette, a los 52 años de edad– ¿acaso ellos realmente están logrando un equilibrio?

Esto explica por qué hablar de un equilibrio entre el trabajo y la vida en cualquier caso es una tarea arriesgada, una invitación al fracaso. Tenerlo todo es muy difícil, por no decir imposible. Pichette, después de todo, no practicó el equilibrio entre el trabajo y la vida. Él escribió: “Siempre estaba haciendo algo… incluso cuando se suponía que no debía hacerlo”.

Como muchos hombres (y mujeres) de éxito, probablemente él podía trabajar tan duro como lo hizo mientras que tenía familia, porque tenía el apoyo de alguien en casa. “Cuando los amigos de nuestros hijos les preguntan sobre el éxito de la longevidad de nuestro matrimonio, ellos simplemente bromean diciendo que Tamar y yo hemos pasado tan poco tiempo juntos que realmente ‘es muy pronto para decir si nuestro matrimonio, de hecho, tendrá éxito’”. Por supuesto que lo dicen en broma y, sin embargo, probablemente la raíz del comentario sea una realidad muy seria. Este es un hombre que, como ejecutivo, no alcanzó el equilibrio entre el trabajo y la vida.

Por supuesto, se podría argumentar que la idea de equilibrar el trabajo con la vida puede ser más difícil para los hombres que para las mujeres, quienes son tradicionalmente los jefes de familia y los que más probablemente afirman su autoestima a través del trabajo. Esta es una razón por la que vemos a muchos hombres poderosos y ricos trabajando hasta bien entrados sus 80 años. Al mismo tiempo, sin lugar a dudas, es mucho más fácil para estos hombres tomar la decisión de dejar todo antes. Pichette se retira como el ejecutivo mejor pagado de Google, con un incentivo de acciones valoradas en millones. Él puede darse el lujo de retirarse y no tener siquiera que trabajar durante el resto de su vida. El resto de nosotros no estamos ni cerca de tener ese lujo como una elección.

Cabe señalar que el mundo empresarial carga con gran parte de la culpa por mantener el equilibrio a distancia, con días cada vez más largos y límites cada vez más estrictos en cuanto a vacaciones, permisos con goce de sueldo y otros “beneficios”. No deberíamos tener que dejar nuestros puestos de trabajo para lograr el equilibrio, y el hecho de que algunos lo hacen significa que las empresas necesitan hacer cambios reales. Eso incluye contratar una cantidad razonable de personal en los sitios de trabajo, poner el bienestar de los trabajadores a la par de las ganancias, mostrarle a los trabajadores que no esperas que ellos se mantengan “trabajando” todo el tiempo. Solo entonces empezará a tomar forma el equilibrio verdadero entre el trabajo y la vida.

Hasta que ese momento llegue, el titular de ABC News lee: “la nota de despedida del director ejecutivo de Google, Patrick Pichette, te hará soñar con renunciar a tu trabajo”. Realmente, ese es el dilema. Puesto que Pichette realmente tiene opciones, él puede “tomarse el día” y “encontrar el equilibrio”, si es eso lo que está haciendo a los 52 años de edad. Pero, para la mayoría de los trabajadores en Estados Unidos, encontrar ese tipo de equilibrio –o escoger la vida sobre el trabajo– seguirá siendo un sueño imposible.