El arqueólogo Salima Ikram examina los restos momificados de un perro adulto en un nicho (Escuela de Historia de la Universidad de Cardiff).

(CNN) – Durante siglos, los perros han sido los compañeros fieles y domesticados de los humanos. Han sido animales salvajes, y han hecho lo que se necesita para sobrevivir. Y en el antiguo Egipto, servían como puentes hacia el más allá, con la esperanza de que intercedieran ante el dios Anubis en nombre de su propietario.

Pero solo ahora llegó a conocerse la medida en la que los perros cumplieron este último papel… 8 millones de veces.

Ese es el número de animales muertos, la mayoría de ellos perros, que se calcula han sido colocados en las catacumbas de Anubis alrededor de Saqqara, uno de los lugares más históricos y más visitados de Egipto, de acuerdo con un grupo de investigadores británicos. Aunque dichos entierros masivos tienen precedentes, considerando los numerosos cultos a animales en el antiguo Egipto, la escala de este lo hace único.

“Estamos muy complacidos y algo sorprendidos por los resultados”, dijo el sábado el director del proyecto Paul Nicholson, de la Escuela de Historia, Arqueología y Religión de la Universidad de Cardiff. “No habíamos esperado que hubiera tantos animales, y esto da lugar a una nueva serie de preguntas”.

Una de las preguntas que los expertos pueden responder al menos parcialmente es por qué un egipcio podría haber llevado a un animal, vivo o muerto, a un lugar como ese.

Nicholson, quien ha estado estudiando los cultos a los animales desde 1990, explica que las personas no habrían venido simplemente a matar o incluso enterrar un animal, tanto como para permitir moverlo a un plano diferente. Un perro, especialmente, sería la mejor opción porque entonces podría interactuar con Anubis, un antiguo dios egipcio de la muerte representado con el cuerpo de un hombre y la cabeza de un perro o, su pariente cercano, un chacal.

“Lo importante era proporcionar una representación del dios con un entierro apropiado”, dijo Nicholson. “No es una especie de sacrificio de sangre. Es un acto religioso que se realiza por el mejor motivo posible”.

El dueño del animal esperaría que, al hacer esto, “algo bueno llegará a ti”, señaló el egiptólogo con sede en Gales. “Quizá esperas que el animal ayude a alguien de tu familia que ha muerto recientemente, para que Anubis cuide de ese familiar”.

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Así como el punto de vista de los egipcios respecto a Anubis, y los perros, ha sido del conocimiento popular durante algún tiempo, lo mismo ha ocurrido con las catacumbas de perros de Anubis. Esto incluye un mapa de 1897 que muestra su ubicación claramente marcada.

Sin embargo, la mayor parte del enfoque estaba en los templos afuera de la catacumba. Eso sí, hasta que el equipo de Nicholson —con el apoyo y la ayuda del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto y con el patrocinio de National Geographic— empezara a trabajar en el sitio de Saqqara más o menos en 2009 y empezara a explorar lo profundo del lugar.

Ellos encontraron una serie de túneles sin adornar, en algunos casos llenos con restos animales y en otros casos, despejados. (Nicholson especuló que algunos podrían haber sido tomados para ser usados en fertilizantes, como se ha hecho con otros restos de animales).

Aquellos que encontraron estaban envueltos en vendas y momificados, entre ellos algunos a los que se les aplicó resina. Sin embargo, uno no debe imaginarse un rey Tut ornamentado: ellos probablemente estaban amontonados uno sobre otro y “sobrevivieron en malas condiciones”, dijo Nicholson.

“Sería muy difícil encontrar fácilmente momias completas y bien envueltas”, añadió. “Lo que obtienes son los restos en descomposición de las momias”.

Para calcular cuántos hay, el equipo tomó una muestra e hizo una extrapolación a partir de ahí de cuántos probablemente llenaron la catacumba. Una de las razones por las que el número es tan alto es porque muchos de los animales eran muy pequeños; mientras que algunos eran maduros y probablemente tuvieron una vida plena, Nicholson especuló que otros estaban “siendo criados especialmente para el culto”.

Se cree que las catacumbas datan de más o menos entre el año 750 al 30 a.C., hasta el momento cuando la sociedad de Egipto interactuaba más y más con las de Europa, entre ellas la antigua Grecia y Roma.

Un resumen de las conclusiones del equipo de Cardiff fue publicado esta semana en la revista Antiquity. Nicholson y sus coautores, Salima Ikram y Steve Mills, ahora están trabajando en un estudio más completo. Y el trabajo continúa en el sitio de Saqqara, el cual incluye otras catacumbas de animales y muchos monumentos como la pirámide escalonada de Djoser, y también en los laboratorios para descubrir más sobre los restos animales, como por ejemplo patrones de género y edad.

“Sentimos mucha curiosidad respecto a de dónde vienen los animales”, dijo Nicholson. “Estamos aprendiendo mucho acerca de las interacciones de los egipcios con los animales. Es muy emocionante”.

¿Podrían las momias de animales vacías de Egipto revelar una antigua estafa?