Nota del editor: David G. Allan es director editorial de la sección Health and Wellness de CNN. Él escribió este artículo en el 2014 para BBC. Puedes seguirlo en @davidgallan
(CNN)– ¿Has leído el estudio más reciente sobre meditación? Posiblemente no, porque incluso mientras lees esta frase es muy probable que otro esté siendo publicado. Existe un flujo constante de nuevas investigaciones y nuevas historias sobre los beneficios de la meditación y otras prácticas de respiración consciente. Según se dice en los informes, la meditación aumenta la energía, ayuda a enfocarse, reduce el estrés y la ansiedad, aumenta la capacidad de recuperación y, posiblemente, de manera sutil, cambia tu vida y tu cerebro para mejor.
Por supuesto, no todo el mundo cree en el poder de la meditación, pero una vez convencido, el gran obstáculo es hacer tiempo en tu horario para la meditación. La sola idea de incluir otra cosa en tu día te causa estrés.
Aquí encontrarás una propuesta radical: inicia tu nuevo hábito de meditación en el trabajo. Sí, en el trabajo. La oficina. El estresante y ajetreado trabajo, poco apto para la meditación.
Resulta que la oficina en realidad es un lugar ideal para meditar específicamente por esas razones. Para citar una de mis películas favoritas Al filo de la navaja, en la que el personaje de Bill Murray busca el sentido de la vida: “Es fácil ser un hombre santo en la cima de una montaña”. Es más difícil, pero más gratificante, estar en la oficina.
No solamente el trabajo probablemente sea una de las mayores causas de tu estrés, sino que también es una víctima del mismo. Un empleado estresado e insatisfecho no es productivo. Puedes contrarrestar lo negativo e incluso puedes volver tu oficina en un lugar más pacífico, creativo y laborioso con el efecto y la influencia de tu práctica de meditación a solas.
Además, si eres como yo, es difícil adaptar la meditación o cualquier otra cosa en el ocupado bullicio de la casa, sobre todo si tienes cónyuge e hijos; además, representa menos tiempo para estar con ellos cuando estás despierto o para invertir en otros intereses. La solución para mí fue hacer la práctica en el trabajo: el lugar al que ya le estoy dedicando cinco días a la semana y donde se necesita más la meditación.
No requiere un gran compromiso de tiempo —de 10 a 15 minutos cada día es suficiente— y hasta un par de minutos puede ser útil. La clave es que te comprometas a hacer algo, de lo contrario no es efectivo. Cuando vivía en San Francisco, mi apartamento estaba a unas cuantas cuadras del famoso Zen Center de la ciudad y solía despertar casi todas las mañanas para las sesiones que se realizaban antes del amanecer. Era algo formal, en las que se seguía estrictamente la tradición budista, hasta en relación a qué pie debías poner primero en la sala. Me gustaba y lo echo de menos, pero nunca lo retomé pues siempre parecía demasiado difícil replicarlo por mi cuenta. Así que ese era mi reto… volver a la práctica sin que fuera una carga o algo que compitiera con otras prioridades.
Encuentra un espacio
A la primera persona que le comenté sobre mi intención de empezar a meditar en el trabajo fue al director de la oficina.
“Esta podría ser una petición poco común”, le dije en un correo electrónico, “pero me gustaría pedirte tu ayuda. Estoy buscando una habitación en nuestra oficina sin vidrio, para apartarme durante 15 minutos al día, todos los días. El propósito es meditar”.
De forma profesional, pero quizás un poco abrumado, me acompañó a ver algunas opciones en la planta abierta de la oficina y sus salas de reuniones con paredes de vidrio transparente. Nos instalamos en una “sala ecológica” que rara vez se usa para cuestiones de talento cuando la oficina hace producciones de estudio. Era perfecta: pequeña, tranquila, con dos sillas y sin teléfono. Si estaba reservada, entre mis opciones alternativas estaban una sala de reuniones con vidrio solo de un lado (las personas que pasan solo logran ver mi espalda) y un cercano parque de la ciudad en la que pasas desapercibido. Y si estoy realmente desesperado, siempre tengo ese último refugio de privacidad: el santuario de porcelana.
Programa un tiempo
Reservo 30 minutos cada día, aunque nunca utilizo todo el tiempo. A veces me atraso un poco; siempre termino temprano. A veces tengo que reprogramarlo para más tarde en el día. Sin embargo, si puedo hacerlo, lo hago. Cualquier cosa en la que esté trabajando puede esperar otros 10 a 15 minutos sin que hayan graves consecuencias. A menos que seas un médico de la sala de emergencias o cuidas a niños pequeños, es posible que suceda lo mismo en tu trabajo. Incluso si me siento estresado por algo que necesito hacer de inmediato, siempre me siento mejor (es decir, menos estresado) después de respirar.
¡Ahora, medita!
Debe ser sencillo y fácil. A principios de este año, asistí a una charla SXSW impartida por Chade-Meng Tan, quien enseña técnicas de atención plena en Google. El recomienda que te establezcas un objetivo de tan “solo una buena respiración” al día. La idea es que incluso el hacerlo durante poco tiempo haga la diferencia. Si te gusta, de forma natural y gustosa aumentarás tu período de práctica a la mayor cantidad de minutos que puedas soportar cómodamente.
Ya sea que nunca hayas meditado anteriormente, necesitas un curso de actualización o acabas de empezar, existe una gran cantidad de libros, artículos, aplicaciones, videos y podcasts gratuitos. Así que empieza por ahí. ¡Esas personas que meditan prácticamente los están regalando! Retomé mi práctica al probar lo siguiente en la sala ecológica:
Search Inside Yourself (Busca dentro de ti), escrito por Chade-Meng Tan. En su libro sobre la atención plena y la felicidad, Meng ofrece técnicas de meditación que introdujo en Google, las cuales van desde lo básico a una (mi favorita) que te pide que te visualices como un multiplicador de fuerza para el bien, como si fueras (en mis palabras) algún tipo de superhéroe budista.
Stop, Breathe & Think (Detente, respira y piensa). Esta aplicación cuenta con una creciente biblioteca de meditaciones. Todas empiezan de la misma forma, lo cual es algo repetitivo, y la voz tan relajante del narrador amenazó con hacerme dormir. Pero las meditaciones guiadas pueden ser útiles para los principiantes y la aplicación le da seguimiento a tu progreso, como si fueras a un gimnasio trascendental.
The Miracle of Mindfulness (El milagro de la atención plena) por Thich Nhat Hahn. El famoso monje budista pacifista ha escrito muchos volúmenes, pero este clásico tiene un capítulo completo de meditaciones, algunos que tan solo requieren 10 respiraciones. La narración contiene otras, por lo que vale la pena leer todo el corto libro.
One Moment Meditation (La meditación de un momento) de Martin Boroson. Esta guía comienza con la premisa de que todo lo que necesitas es un minuto. Los capítulos cortos te ayudan a optimizar ese minuto y aprender a llevarlo contigo a dondequiera que vayas. Cuando te vuelves bueno en eso, reduces ese minuto de energía a un momento de energía.