(CNNMéxico) — Polémico, bravucón, retador, millonario y exitoso. Ese es Donald Trump, un personaje que amas u odias, de claroscuros, pero que igual está en todas las conversaciones.
En las últimas semanas, Trump ha hecho comentarios explosivos que parecen haberlo enemistado con muchos ciudadanos estadounidenses (y no estadounidenses), y hasta con miembros de su propio partido, el republicano; sin embargo, esto no ha evitado que se posicione en el primer lugar de las preferencias de los electores de este partido. La inmigración ilegal, veteranos de guerra y hasta la lactancia materna son algunos de los temas en lo que ha puesto la mira.
“La figura de Donald Trump tiene todos los elementos para convertirse en el éxito del verano”, opina sobre el aspirante presidencial el internacionalista Genaro Lozano, en entrevista con CNNMéxico.
Pero no todo lo que brilla es oro y lo “llamativo” en el magnate parece ser un arma de doble filo a largo plazo, consideran analistas.
El Donald ‘bravucón’
¿Cómo empezó Trump su carrera hacia la nominación por la candidatura del Partido Republicano? Acusando a los mexicanos que llegan a Estados Unidos de ser “violadores” y “criminales”, le llovieron críticas, sí, pero también reconocimiento por parte de un sector conservador.
“Hay una población muy fuerte sobre todo en los estados sureños en donde mucha gente sí hace eco de las tonterías de Trump, los ultraradicales y los libertarios, digamos que la base dura de los republicanos”, explica Lozano.
Sin embargo, es difícil saber si esa base dura será suficiente para mantenerlo en la cima de las candidaturas republicanas en enero, cuando empiece en forma el proceso electoral.
“Tiene una conducta directa y extravagante que a corto plazo le otorgan simpatías electorales” considera Rina Mussali, analista y conductora deVértice Internacional. “Pero sus declaraciones denotan ignorancia y falta de sensibilidad”, apunta.
“Un gran sector de la clase media y media baja se sienten no solo lastimados, incluso amenazados por estas actitudes bravuconas”, considera el académico del Tec de Monterrey, David Sarquis. “A lo mejor su actitud es tan ruda que llega a crear un clima de temor en un gran sector de la población”.
El Donald celebrity
A Donald lo conocen casi en todo el mundo desde antes de buscar la candidatura a la presidencia por el Partido Republicano; en pocas palabras Trump es una celebridad.
“Tenemos que entender que la publicidad y los medios pesan mucho en las elecciones en Estados Unidos, y la carrera se decide en la pantalla de televisión, es algo muy distintivo de la forma en la que se hace política en ese país“, explica Mussali.
Para Lozano, Trump es “muy bueno para acaparar reflectores”.“Es una burbuja mediática infladísima que les da a los estadounidenses de qué hablar, pero se ha ido convirtiendo en una mala broma”, agrega.
Pero los aspirantes que parecen “broma” pueden llegar muy lejos, advierte Sarquis.
“Ronald Reagan fue muy similar, hubo un momento en el que todos pensaban que era broma, una caricatura de candidato, pero fue creciendo”, explica el investigador sobre el actor de Hollywood que se convirtió en presidente de Estados Unidos en 1981 y se mantuvo por dos periodos en el poder. “Claro, Reagan sí tuvo experiencia política previa, como gobernador del estado de California”.
La serie de televisión de la que fue conductor Trump, de 2004 a 2015, The Apprentice y su versión con celebridades, le dio tal popularidad que su cuenta de Twitter alcanzaba los 2,9 millones de seguidores unas horas antes de convertirse en precandidato. (Para comparar, Jeb Bush, el segundo lugar en las encuestas republicanas, tiene 238.000).
“En las redes sociales una de las cosas que más se celebra es la estupidez ajena, entonces él es muy buen troll de los demás candidatos presidenciales y ha sido un gran payaso”, considera Lozano. “Es un genio de la superficialidad”.
… y millonario
“Trump es un triunfador, un multimillonario que ha labrado su propia fortuna”, explica Sarquis. “Por eso es un modelo tan atractivo para la clase media americana”.
Los millones parecen traer solo ventajas, pues a diferencia del resto de los candidatos (republicanos y demócratas), él no debe responder a nadie ni tiene compromiso alguno con algún posible donador, lo que le permite ser fiel a sí mismo.
“Tiene los suficientes recursos para no necesitar quedar bien con nadie, por eso dice lo que se le ocurre, lo que piensa, y no siente que le tenga que pedir permiso ni perdón a nadie”, considera Sarquis.
Lo malo, sus negocios. Esa actitud ha puesto en riesgo muchos de sus contratos comerciales, y Lozano cree que ese es uno de los límites que tiene el multimillonario.
“Su estrategia de campaña es gastar mucho dinero, pero va a mantenerse así hasta que se le acaben los negocios, hasta que más empresas empiecen a decirle que no quieren asociar su nombre con el de él, a final de cuentas es un inversionista”, dice el académico de la Universidad Iberoamericana.
La presencia y fortaleza de un multimillonario así en la contienda, considera Mussali, puede ser un peligro para la democracia estadounidense.
“Yo veo una amenaza para la democracia de Estados Unidos, porque la política hecha con dinero y apellido, es una fórmula peligrosa, que atenta contra las instituciones“.