(CNN Español) - Miles de personas tomaron las calles de forma masiva en las principales ciudades de Brasil, para manifestar su descontento contra el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.
Los manifestantes de concentraron en las avenidas emblemáticas de diferentes ciudades. Hubo protestas lo mismo en Salvador que en Belo Horizonte, Sao Paulo, Brasilia y, por supuesto, Río de Janeiro.
La orla Atlántica de Copacabana se vio abarrotada de inconformes, en Río.
Bajo un sol radiante, la multitud volvió a la playa de Copacabana para pedir el fin del gobierno liderado por Rousseff y el Partido de los Trabajadores, cada día más asediado por las investigaciones de la trama de corrupción descubierta en la principal estatal brasileña, Petrobras, que ha supuesto un perjuicio de más de 2.000 millones de dólares en las arcas de la compañía.
La manifestación en la capital carioca se desarrolló en un clima de fiesta, vigilada, eso sí por un potentísimo cordón de seguridad, dado el alto nivel de tensión social que actualmente vive Brasil.
“Como en las protestas anteriores, en marzo y abril, los manifestantes de Sao Paulo se concentraron alrededor del Museo de Arte de Sao Paulo (MASP), en la Avenida Paulista, el centro financiero de la ciudad”, reportó la estatal Agencia Brasil de información.
Los movimientos sociales convocantes de las protestas en todo el país insisten en que el descontento con el gobierno, cifrado por la encuestadora Datafolha en el 71% de la población, se extiende por todos los estratos sociales.
La mayoría de las miles de personas que se manifestaron en Brasil prefirieron no mostrar su adhesión abierta a ninguna sigla política y abrazaron, sobre todo, los colores de la bandera nacional.
El verde y el amarillo fueron los colores predominantes en las marchas, en las que se escucharon consignas contra el gobierno y en favor de la defensa de la identidad nacional.
CNN en Español comprobó sobre el terreno, en Río de Janeiro, la presencia masiva de manifestantes de clase media y alta unificados bajo las mismas banderas.
Pero también, mucha gente de clases más humildes que se dijo traicionada por el gobierno de Rousseff.
“Los grupos que encabezan la iniciativa –Vem Pra Rua, Aliança Nacional dos Movimentos Democráticos, Revoltados Online, Movimento Brasil Livre y Força Sindical – defienden la salida de la presidenta Dilma Rousseff, pero divergen en cuanto a la forma. Hay los que quieren destitución, nuevas elecciones o la intervención militar”, escribió en su reseña la Agencia Brasil.
La mandataria aguanta de momento la presión de la calle y asegura que nadie le va a arrebatar la legitimidad que le dieron las urnas en octubre del año pasado.
Pero la realidad es que es la tercera vez desde marzo que miles de brasileños se manifiestan contra su gobierno, al que acusan de haber traicionado sus promesas electorales, de haber llevado la economía a la crisis actual y de haberse dejado carcomer por el cáncer de la corrupción.
Francho Barón, en Río de Janeiro, contribuyó para este reporte