(CNN) – Por una vez, este no fue el espectáculo de Donald Trump.
La irregular actuación del multimillonario hombre de negocios en el debate presidencial republicano de CNN del miércoles en horario de máxima audiencia, le dio a Carly Fiorina y a Jeb Bush la oportunidad de aprovechar la atención. Y lo hicieron, poniendo a Trump en la inusual posición de estar a la defensiva durante toda la noche.
Fiorina, quien se abrió paso en el escenario principal con un exitoso desempeño en el debate del mes pasado, deliberadamente confrontó al magnate de los bienes raíces. Ella se mostró severa cuando se le preguntó acerca de los recientes comentarios de Trump acerca de su aspecto, cuando él le dijo a la revista Rolling Stone: “¡Mira esa cara! ¿Acaso alguien votaría por eso?”
Fiorina le devolvió el disparo durante el debate: “Creo que las mujeres de todo el país escucharon muy claramente lo que dijo el Sr. Trump”.
El intercambio dejó a Trump en una posición inusual: desinteresado en devolver el golpe.
“Yo creo que ella tiene una cara bonita y que es una mujer hermosa”, dijo.
Bush deja mal parado a Trump
Minutos más tarde, una vez más, Trump permitió que se deslizara otra confrontación potencial… esta vez en un intercambio con Bush.
Cuando se le pidió responder a las polémicas observaciones de Trump sobre la esposa de Bush –”Si mi esposa fuera de México, pienso que tendría una debilidad por las personas de México”–, Bush le hizo un gesto a su esposa en la audiencia y le pidió a Trump que se disculpara con ella.
Trump se negó, y agregó: “No, no lo voy a hacer porque no dije nada malo, pero he oído que es una mujer encantadora”.
El principal candidato republicano era el blanco favorito de todos en el debate aquí en la Biblioteca y Museo Presidencial de Ronald Reagan. Fue un cambio notable para Trump, quien impulsó el debate del mes pasado con su retórica explosiva y su ataque implacable contra sus rivales.
El debate del miércoles también cristalizó una dinámica cambiante en el campo grande del Partido Republicano: los competidores de Trump dejaron a un lado el andar de puntillas alrededor del poco ortodoxo favorito del partido.
El debate de tres horas tocó una amplia gama de temas, incluyendo la inmigración, la seguridad nacional, la política fiscal y la legalización de la marihuana.
El tema del aborto enciende la discusión
Los candidatos hablaron apasionadamente sobre Planned Parenthood y prometieron desproveerlo de fondos si llegan a la presidencia. El grupo ha sido dañado por los controversiales y muy editados videos de funcionarios de la organización que discuten la venta de partes de fetos abortados.
“Estos videos de Planned Parenthood son horrendos”, dijo el senador Ted Cruz, cuando acusó a la organización de tratar de “vender las partes del cuerpo de los niños no nacidos con fines de lucro”.
El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, respondió: “Preguntémosle a Hillary Clinton. Ella cree en el asesinato sistemático de los niños en el útero”.
Fiorina usó un lenguaje aún más gráfico.
“Miren esos videos. Miren un feto totalmente formado sobre la mesa. Su corazón latiendo, sus piernas pateando mientras que alguien dice tenemos que mantenerlo vivo para cosechar su cerebro”, dijo.
Golpes bajos de Trump
Aunque Trump no arremetió tanto como de costumbre, aunque aprovechó algunas oportunidades para atacar a sus oponentes. Justo al inicio y sin que se le pidiera, arremetió en contra del senador Rand Paul de Kentucky.
“Rand Paul ni siquiera debería estar en este escenario, está en el onceavo lugar”, dijo Trump.
Eso no le cayó bien a Paul, quien respondió que Trump era “petulante e inmaduro”, y lo regañó por criticar el aspecto físico de las personas.
Trump respondió: “Nunca lo ataqué por su aspecto, y créanme que creo que hay mucho qué decir a ese respecto”.
Trump también se abalanzó sobre el controvertido mandato de Fiorina como jefe de Hewlett-Packard.
Su liderazgo en la firma “llevó a la compañía a su destrucción”, dijo Trump. “Ella no puede manejar ninguna de mis compañías… eso sí puedo asegurarlo”.
Bush, por su parte, fue inusualmente combativo con Trump. Bajo la presión de sus partidarios para retomar su juego, Bush parecía decidido a demostrar que podía mantenerse firme.
Acusó a Trump de comprar influencia: “Invitaste a Hillary Clinton a tu boda”.
“Discúlpame Jeb, me llevo bien con Clinton, me llevo bien con todos”, respondió Trump. “Discúlpame”.
Bush interrumpió con un cortante: “No”.
“Más energía esta noche… me gusta eso”, bromeó Trump, que ha estado criticando a Bush en varias ocasiones por su falta de carisma.
El gobernador de Wisconsin, Scott Walker, también disparó temprano contra Trump.
“No necesitamos un aprendiz en la Casa Blanca… tenemos uno en este momento”.
Primer debate
Mientras tanto, en un debate anterior para los candidatos de menor rango del campo republicano, el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, el exgobernador de Nueva York, George Pataki, el senador Lindsey Graham de Carolina del Sur y el exsenador de Pensilvania, Rick Santorum, contendieron sobre temas escabrosos como la inmigración.
Cuando la conversación giró en torno a la controvertida cuestión de la “ciudadanía por nacimiento”, Graham dijo que había ciertos “ricos asiáticos, los ricos del Medio Oriente” que estaban “envileciendo la ciudadanía”.
Jindal, por su parte, defendió su punto de vista de la política en materia de inmigración, y en repetidas ocasiones afirmó que él no apoyaba la amnistía.
En otro acalorado intercambio, Pataki y Santorum se dieron cabezazos en cuanto a la negativa de la registradora civil para emitir licencias de matrimonios para parejas de personas del mismo sexo.
La mujer, Kim Davis, ha reavivado un debate nacional acerca de una resolución que el Tribunal Supremo dictara anteriormente en este año, la cual legalizó el matrimonio de personas del mismo sexo en todo el país.
Santorum se refirió a la resolución del Tribunal Supremo como “inconstitucional”, y dijo que no hay derecho más importante que la capacidad de que un ciudadano haga uso de su conciencia con libertad.
Pero Pataki dijo que él hubiera despedido a Davis por violar la ley.
“Yo no estoy de acuerdo con la decisión del Tribunal Supremo pero es la ley de la tierra”, dijo Pataki.
Mientras que los cuatro candidatos se atacaron por numerosos temas, también también solicitaron que el Partido Republicano se enfocara en el premio supremo de recuperar la Casa Blanca.
“Si fuera Hillary Clinton, Joe Biden o Bernie Sanders (quien se convirtiera en presidente), ellos escogerán personas con las que vamos a estar en desacuerdo todo el tiempo”, dijo Graham en referencia a las nominaciones de la Corte Suprema. “Por favor, entiendan que tenemos que ganar esta elección”.