Nota del editor: Frida Ghitis es columnista sobre asuntos internacionales para The Miami Herald y World Politics Review y antigua productora y corresponsal de CNN. Síguela en @FridaGhitis. Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente los de la autora.
(CNN)– Qué gran día del que fuimos testigos el lunes en Nueva York. Barack Obama y Vladimir Putin dominaron por completo un día trascendental en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en donde ambos líderes –con discursos casi consecutivos– se dirigían y se atacaban el uno al otro, en su mayoría a través de acusaciones veladas pero, en ocasiones, haciendo referencia de manera directa a la conducta del otro.
En una hiriente línea en particular, Obama emitió una advertencia que parecía hecha a la medida para su homólogo ruso. “Los hombres fuertes de hoy en día”, dijo, “se convierten en la chispa de la revolución mañana”.
“Creo que un gobierno que reprime el desacuerdo pacífico no está mostrando su fortaleza, sino que está mostrando debilidad y miedo”, dijo Obama.
Pero el centro de los dos discursos fue el conflicto que asola a Medio Oriente y, en particular, Siria, el cual ha surgido como la crisis más urgente que enfrenta la comunidad internacional, ya que millones de refugiados sirios salen de una zona de guerra, incluso mientras las potencias mundiales, incluyendo a Rusia, entran al combate allí. Y aquí, podrías esperar que los dos países estuvieran en la misma página.
Después de todo, Estados Unidos parece compartir suficiente terreno en común como para querer unir fuerzas con Moscú a fin de tratar de asegurar los objetivos comunes, incluyendo la derrota del llamado Estado Islámico, al que ambos ven como un peligroso enemigo que debe ser derrotado. De hecho, ambos quieren ver que la estabilidad regrese a Medio Oriente, y a ambos les gustaría ver que Iraq –que también está combatiendo a ISIS– recupere el territorio que ha perdido a manos de los extremistas y avance hacia la paz y la estabilidad.
Y sin duda, los dos discursos contenían algunas palabras de aliento… Putin y Obama hablaron con aprobación de la necesidad de respetar las normas internacionales y de los beneficios de la cooperación internacional. De hecho, por un momento, aquí y allá, casi sonaba como si existiera la posibilidad del inicio de una hermosa y nueva alianza entre Moscú y Washington para salvar a Siria.
Pero guarda tus Kumbayás, porque si piensas que Obama y Putin están cantando el mismo himno acerca de Siria, no has estado prestando atención. A pesar de algunas aparentes metas compartidas, las diferencias entre los dos son agudas, amargas y peligrosas.
De hecho, la brecha entre los objetivos estadounidenses y rusos es tan amplia, que si Obama y Putin terminan trabajando juntos, solo será porque uno de ellos se rindió considerablemente. (Y en realidad nos dieron un fuerte indicio de quién podría ser más propenso a doblegarse).
Considera los puntos de vista opuestos sobre el origen del conflicto sirio y el papel del presidente sirio, Bashar al Asad. Obama dijo, de manera correcta, que el conflicto comenzó cuando “Asad reaccionó a las protestas pacíficas por la escalada de la represión y la muerte”.
Obama describió a al Asad como “un dictador (que) mata a decenas de miles de su propio pueblo”. Como alguien que usó armas químicas y las bombas de cañón para matar a los sirios, dijo Obama, al Asad debe dejar el poder.
Putin, en un marcado contraste, describió a al Asad como el verdadero héroe de la guerra de Siria. “Finalmente, debemos reconocer”, declaró, “nadie más que las fuerzas armadas del presidente Assad y la milicia (kurda) están luchando verdaderamente contra el Estado Islámico”.
Ambos presidentes promovieron un enfoque multinacional contra ISIS. Obama elogió a la coalición que se ha unido para combatir a ISIS “un grupo terrorista (que) decapita cautivos, mata a los inocentes y esclaviza a las mujeres”.
Putin fue aún más lejos e hizo un llamado a una “alianza genuinamente amplia contra el terrorismo, al igual que la que había en contra de Hitler”.
Pero mientras que Putin estaba tratando de escucharse preparado para el diálogo y la cooperación, la realidad es que él ya está avanzando agresiva y rápidamente con una política que es directamente hostil a Estados Unidos y sus objetivos, mientras que prolonga el sufrimiento del pueblo sirio manteniendo a al Asad en el poder.
Rusia ya ha enviado personal a Siria. Mientras que supuestamente construye una base militar y afirma que está haciendo todo esto para luchar contra ISIS, la evidencia sugiere que la motivación principal es reforzar a al Asad, quien sigue siendo uno de los pocos aliados de Rusia. En última instancia, al parecer, Putin está más interesado en la protección de los intereses rusos y en la ampliación de su influencia que en proteger al pueblo sirio.
Y Rusia tenía otra sorpresa para Estados Unidos mediante el anuncio de una nueva alianza de inteligencia que incluye a Irán, Iraq, Siria y Rusia. En Líbano se dice que Hezbolá ha sugerido que la agrupación fue parte de un nuevo bloque, denominado “la alianza P4+1”, una referencia claramente burlona para el P5+1, el grupo liderado por Estados Unidos que negoció un acuerdo nuclear con Irán.
Putin también criticó las acciones de Estados Unidos en Medio Oriente como una violación de la Carta de la ONU (esto viene de un líder que violó el derecho internacional mediante la anexión de partes de Ucrania y el envío de personal militar hacia el este de Ucrania) y criticó las sanciones económicas impuestas a Moscú. Él también avivó el fuego de las teorías de conspiración, al decir que ISIS “se forjó como una herramienta en contra de ‘regímenes seculares indeseables’”.
Así que el discurso de Obama estaba repleto de idealismo, y promovía las virtudes de la diplomacia y de la convivencia. Putin se mostró con los pies en la tierra, marcado por la urgencia y la fuerza.
Cada uno de estos discursos en competencia, de cierto modo tenía diferentes públicos objetivos, tanto nacionales como internacionales. Putin, sin duda complació a su público ruso, mientras que Obama usó el tono característicamente edificante que le ha ganado muchos admiradores en todo el mundo, al pintar una imagen creíble de lo que se necesita para lograr una verdadera democracia… una que permite la discrepancia, la libertad de expresión y las ideas abiertas.
Aunque, cuando se trata de producir resultados sobre el terreno en Siria, el discurso de Obama inspirará a los activistas de la democracia, Rusia tiene una gran ventaja sobre Estados Unidos: tiene un plan. Rusia quiere que al Asad permanezca, y está ayudándolo a armarse para hacer de eso una realidad. En contraste, la política de Estados Unidos permanece desorganizada, sin un juego final visible en mente o el camino a seguir.
Es cierto, Obama dijo que estaba dispuesto a trabajar con cualquiera, incluyendo a Rusia. Pero al hacerlo, él pudo haber mostrado sus cartas… y reveló una verdad inquietante de todo esto en el proceso. ¿Cómo? Porque a pesar de todos los golpes velados y el lenguaje diplomático en este día dramático en Nueva York, hubo una palabra que reveló las cosas.
Después de su magnánima explicación del por qué se le debe poner fin al brutal régimen de al Asad, Obama dijo: “El realismo también requiere de una transición controlada lejos de Asad”. Y con esa palabra: “controlada”, el presidente Obama sugirió que Putin podría terminar haciendo las cosas a su manera.