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(CNN) – La mayoría de adolescentes con acceso a teléfonos inteligentes están viviendo sus vidas sociales en línea tanto como lo hacen en persona. Los adultos se preocupan de que los adolescentes estén enganchados en las redes sociales, pero la mayoría no tiene idea de lo que los adolescentes realmente están haciendo en línea.

Durante el año pasado, colaboramos con “Anderson Cooper 360” en una exploración del mundo digital oculto de los adolescentes. Invitamos a más de 200 niños de 13 años de escuelas de alrededor de todo el país para que participaran en un proyecto de investigación para descubrir lo que los adolescentes en realidad están publicando en línea.

Los adolescentes y sus padres completaron encuestas sobre la participación del niño en las redes sociales y su adaptación psicológica. Lo más importante, los adolescentes aceptaron descargar una aplicación en sus cuentas en las redes sociales que archivó el contenido de todo lo que publicaron en Instagram, Twitter y Facebook desde septiembre del 2014 hasta abril del 2015 (todas las publicaciones y fotos, pero no los mensajes de texto directos).

En este estudio, examinamos el contenido de lo que los adolescentes en realidad dicen y hacen en las redes sociales, no simplemente lo que ellos dicen que hacen… y lo que significa para ellos. Los chicos de 13 años no solamente están usando las redes sociales para publicar, tuitear, compartir, agregar amigos, bloquear amigos y eliminar amigos, estos adolescentes pasan enormes cantidades de tiempo simplemente “merodeando”, leyendo las listas sin fin de las actividades de sus compañeros sin publicar absolutamente nada.

Más de un tercio de ellos dijeron que revisan sus redes sociales sin publicar nada alrededor de 25 veces o más al día durante los fines de semana, y nuestros usuarios más pesados dijeron que usan las redes sociales más de 100 veces al día, incluso durante las clases en la escuela.

¿Qué es lo que ven los merodeadores?

Cuando los adolescentes merodean en línea, ¿qué es lo que ven? Si están desplazándose por Instagram, es probable que vean fotos sumamente arregladas, conservadas y filtradas que son estratégicamente publicadas a una hora del día cuando los compañeros estarán en línea a fin de atraer la máxima cantidad de “me gusta” y comentarios. Una estudiante que participa en nuestro estudio nos dijo que ella se toma más de 100 selfies (fotos de ella misma) para obtener una que le guste lo suficiente como para publicarla.

Es muy probable que en todas las secciones de noticias de las redes sociales, los jóvenes vean fotos de amigos reuniéndose sin ellos, o grupos más grandes pasando un buen rato en fiestas a las cuales no fueron invitados. De este modo, las redes sociales abren una ventana hacia las vidas sociales (aparentemente) más glamorosas de los compañeros de la escuela, y dejan a muchos sintiéndose menos atractivos y excluidos.

A medida que entran a las redes sociales durante el día, los adolescentes verán cuántos amigos le dieron “me gusta”, comentaron, marcaron como favoritas y retuitearon sus publicaciones, y cuidadosamente tomarán nota de cómo ellos se comparan con los “me gusta” y marcas de favoritos que sus compañeros reciben. Cuando los adolescentes merodean en línea, están estudiando su posición en la red social, quién está dentro y quién está fuera, y los números que sirven como un barómetro para el estatus social.

Cuales son las consecuencias potenciales de merodear en línea? Tememos que es este sea incluso otro contexto en el cual los ricos se vuelven más ricos y los pobres más pobres.

Los jóvenes populares, atractivos y de alto nivel parecen destacar en el arte de las redes sociales y ellos usan esto para crear sus propias identidades, construir sus marcas y extender su cantidad de amigos y seguidores. Estos adolescentes publican hermosas fotos y comentarios divertidos que inmediatamente resultan en refuerzos positivos de parte de su grupo de amigos por medio de “Likes”, comentarios, retuits y favoritos.

Una chica publicó una selfie a las 5:30 p.m. el Día de Acción de Gracias con la leyenda “Feliz Día de Acción de Gracias”, y una hora después, su publicación en Instagram tenía 70 comentarios, muchos de ellos con observaciones sumamente halagadoras de la foto: “¡Oh Dios mío, deja de ser tan locamente perfecta! Estoy bromeando, soy tan afortunada al tenerte como mi amiga, con cariño”.

Estos halagadores comentarios casi siempre iban seguidos por un “gracias” de parte de la persona que había publicado la foto con un cumplido respecto a la apariencia de la persona que comentaba, lo cual servía para inflar aún más la cantidad de comentarios: “Gracias perfecta, TE AMO. Y soy más que bendecida al tenerte como mi dulce amiga”, y “¡Ohhhh, gracias dulzura! ❤ tqm (te quiero mucho)”.

Los peligros

Es probable que los jóvenes que son menos seguros socialmente, quienes pueden ser vulnerables a sentirse solos o tristes o socialmente ansiosos, enfrenten varios peligros al merodear en línea. Primero, mientras más tiempo pasen merodeando, más probabilidades hay de que observen a sus amigos pasando un tiempo maravilloso sin ellos. En nuestro estudio, casi la mitad dijeron que se han sentido excluidos al ver publicaciones de sus amigos en las redes sociales haciendo cosas juntos sin ellos y, de manera más inquietante, más de un tercio dijo que ellos han hecho publicaciones en las redes sociales de manera en la que hacen que otros se sientan excluidos.

Cuando le preguntamos a los niños de 13 años “¿Qué es lo peor que te ha pasado en las redes?, sus respuestas incluían las siguientes:

Ser excluido de algunas fiestas.

Mis mejores amigos pasan tiempo juntos sin mí y lo publican en Instagram.

Mis amigos salen sin mí y suben fotos en Instagram, luego niegan que salieron juntos.

Nada específico, pero no me gusta cuando las personas publican fotos o tuitean sobre una fiesta a la que no me invitaron.

Ver fotos publicadas por mis amigos haciendo cosas donde yo no estaba incluido.

Incluso antes de los albores de las redes sociales, los adolescentes se preocupaban profundamente por encajar y se sentían heridos cuando se sentían excluidos de las interacciones personales o al ver a los chicos populares pasando el tiempo juntos. Lo que es diferente ahora es que las redes sociales ofrecen oportunidades frecuentes para que todos los adolescentes puedan ver imágenes de las fiestas a las que no fueron invitados y de amigos que se divierten sin ellos, imágenes que no verían si las redes sociales no existieran.

Segundo, los adolescentes que pasan mucho tiempo merodeando en línea podrían estar comparando sus experiencias emocionales internas con las imágenes cuidadosamente seleccionadas y filtradas de todos los demás, las cuales eligen para que sean la representación más positiva de sí mismos pasando un tiempo maravilloso.

Los jóvenes vulnerables pueden sufrir por la comparación social, sintiéndose tristes por el hecho de que tienen menos oportunidades sociales o menos amigos que otros o sintiendo que otros tienen una mejor vida o son más felices. Esto podría conducir a la depresión grave, como pudo haberle sucedido a Madison Holleran (http://www.madisonholleranfoundation.org/), una estudiante de primer año en la Universidad de Pensilvania que se quitó la vida después de decirle a sus amigos lo triste y abrumada que se sintió cuando vio las relucientes fotos de los demás en Instagram que mostraban cómo se divertían en la universidad.

En tercer lugar, independientemente de la condición social, el merodeo en línea puede ser estresante porque la sección de noticias de las redes sociales sirve esencialmente como una tarjeta de puntuación para la popularidad. Casi el 80% de nuestros niños de 13 años están de acuerdo en que puedes decir qué tan popular es un compañero al ver su perfil en las redes sociales, y casi la misma cantidad indicó que sus perfiles en las redes sociales retratan con exactitud su propia popularidad.

Aunque los resultados del estudio sugieren que los padres harían bien en vigilar las redes sociales, puede ser difícil, incluso para los padres más vigilantes, detectar el contenido que algunos adolescentes encuentran como el más hiriente.

Lo que todos los jóvenes pierden cuando pasan horas merodeando en línea es tiempo para pensar, soñar, resolver problemas, leer, conversar con otros, hacer la tarea, disfrutar de la belleza de la naturaleza o participar en alguna actividad física. Para otros, el precio es mucho mayor. El merodear en línea constantemente puede generar estrés y tristeza por la juventud vulnerable porque los expone al dolor de la exclusión social, la sensación de que todo el mundo está teniendo un tiempo maravilloso y una vida perfecta, y una serie de números que