(CNN Español) – Fue necesario leer varias veces el tuit de Diane Rodríguez: “Voy a ser mamá, mi novio Fernando Machado está embarazado de mí”. ¿Un hombre embarazado?
Tan pronto pude, hice llamadas, reservé pasajes, coordiné locaciones para conocer a ésta pareja declarada públicamente como transgénero y que además anunciaba que tendrían un hijo.
Las personas transexuales se sienten del otro sexo y adoptan sus atuendos y comportamientos. Muchos “trans” recurren a tratamientos hormonales e intervenciones quirúrgicas para adquirir caracteres sexuales del sexo opuesto.
Cuando los conocí, comprendí con exactitud lo que significa ser transexual: Fernando Machado será padre por género, pero biológicamente es mujer. Y Diane Rodríguez será madre por definición, aunque nació hombre.
¿Complicado? Entonces qué tal si contamos la historia de otra manera.
Historia de un amor a primera vista
Fernando tiene 22 años, es venezolano. Cuenta que desde que tiene memoria se sintió hombre y que tan pronto terminó el colegio pudo exteriorizar su identidad de género. “ Yo me declaré transgénero a los 19 años y de ahí empecé el tratamiento hormonal. Eso va guiado por un endocrinólogo. Tiene que hacerse luego de las consultas psicológicas, psiquiátricas o algún sexólogo. Luego de que consigues un aval —que es como el diagnóstico— de la transexualidad, vas al endocrinólogo y te receta las hormonas”.
Fernando acota que aunque estaba seguro de su identidad masculina, fue un proceso complicado. “¡Yo estaba aterrado! De hecho cuando me corté el cabello me costó salir de la peluquería como media hora, tenía mucho miedo”.
Diane tiene 33 años, es ecuatoriana. Dice que siempre supo que era diferente y que en el colegio nunca se sintió cómoda con sus compañeros hombres. “Siempre me sentí mujer, siempre me identificaba con el otro género y en mi caso fue muy complicado”. Menciona que cuando reveló su identidad femenina tuvo problemas en casa y que durante un tiempo vivió en la calle. Sin embargo, persistió porque, dice, esa es su naturaleza.
Diane y Fernando se conocieron por las redes sociales. Ella fue quien contactó a Fernando y éste respondió inmediatamente. Aseguran que fue “amor a primera vista”.
Estuvieron chateando durante un mes aproximadamente y en la primera oportunidad que tuvo, Diane invitó a Fernando a visitar Ecuador. Hace dos meses llegó a Ecuador y desde entonces viven juntos.
Ambos se han sometido a tratamientos hormonales y a cirugías puntuales;sin embargo, conservan sus órganos genitales con los que nacieron.
Ellos aseguran que dentro de casa no existen roles definidos y que los dos hacen de todo: “yo cocino, ella cocina. Yo lavo, ella lava. Limpiamos los dos. Lo que sí acepto es que soy un poquito flojo”, reconoce Fernando.
Diane asegura que Fernando es el hombre feminista que tanto buscaba. “No ve fútbol, no juega indor ni es salvaje”.
La noticia de la sorpresa
Hace pocos días dieron una noticia que sorprendió a muchos: “Bueno, que estoy embarazado”, dice Fernando.
Es decir, Fernando dará a luz al bebé que concibió con Diane.
Para muchos, es una relación confusa: después de todo, engendraron una criatura con el método heterosexual.
“Es como otro mundo, y dentro de ese mundo se configura la diversidad sexual”, explica Diane. “La gente piensa que la transexualidad se aterriza en la genitalidad y no es así. El mero hecho de que yo haya pasado por un proceso quirúrgico y hormonal ya no compromete solo al género, está comprometido parte de mi cuerpo y eso me hace desear el otro sexo, entonces ya soy una persona transexual”.
Fernando sostiene que tiene poco más de un mes de embarazo y que su familia en Venezuela está contenta. “La primera con quien cuento siempre es mi mamá y le mandé una foto y su respuesta fue excelente. La llamé, empezamos a llorar de alegría; fue súper lindo”.
En cuanto al bebé que viene en camino, ésta pareja cuenta que cuando llegue el momento, compartirán con el hijo o la hija de ambos la información de quiénes son.
Diane dice que lo educarán en total libertad: “Nosotros no vamos a imponerle nada, si nuestro hijo quiere ser ateo, monja, padre, cura, si quiere ser de la diversidad sexual, heterosexual, ingeniero, hippie, será problema de él o de ella, mientras sea feliz”.
Ambos trabajan en Silueta X, una organización que vela por los derechos de las personas con diferente identidad de género y también realizan exámenes VIH.
Desde el año pasado, en Ecuador se reconoce la unión de hecho de parejas homosexuales, lesbianas o transexuales. Sin embargo, ellos aspiran a cambiar la cédula de identidad, quieren que en lugar de la palabra “sexo”, como dice ahora, diga “género”.
Denuncian así discriminación en lo legal: creen que no tienen los mismos derechos que las parejas heterosexuales.
También hablan del rechazo de muchas personas por ser lo que son. “Los prejuicios de cada quien están dentro de su mente; si la abren un poco, pueden ver cosas positivas de nosotros, somos seres humanos como cualquier otro”, reflexiona Fernando.
El tiempo de la entrevista concluye y le pido a Fernando que defina cuál es la mejor parte del proceso que ha vivido. Permanece pensativo y luego con seguridad y con la mirada brillosa dice: “Lo más chévere ha sido mirarme al espejo. Porque por fin me siento yo. Es como un alivio después de tanto tiempo”.
Parten al municipio para hacer trámites. Se alejan cogidos de la mano, sonriendo en complicidad y expresando públicamente sus sentimientos. No llaman la atención, en realidad parecen una pareja más entre la masa.