Un vehículo militar transporta lo que se cree un misil balístico de mediano alcance, de unos 20 metros de largo, durante un desfile militar en Pyongyang en abril de 2012 (AFP/Getty Images/Archivo).

(CNN) – Corea del Norte ha anunciado que ha llevado a cabo exitosamente una prueba nuclear con una bomba de hidrógeno, un paso notable hacia las ambiciones de la nación de ser “un estado con armas nucleares, tanto de palabra, como en realidad”.

La prueba del miércoles se produce solo semanas después de que Pyongyang dijera que había agregado una bomba de hidrógeno a su arsenal, aunque en aquel momento los expertos dudaron de la veracidad de dicha afirmación.

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Los expertos anteriormente calcularon que la República Popular Democrática de Corea (DPRK), como también se le conoce, podría tener hasta una docena de armas nucleares, y estaba desarrollando más.

Según un informe reciente del Instituto de EE.UU.-Corea en SAIS, “para 2020, Corea del Norte podría tener de 20 a 100 armas nucleares” capaces de atacar a Japón, Corea del Sur e incluso a Estados Unidos.

Entonces, ¿cómo llegamos hasta este punto?

Cronología de la actividad nuclear de Corea del Norte

Intercambio de armas por relaciones

“La opinión tradicional era que lo que los norcoreanos realmente querían era la legitimidad para su régimen y estaban dispuestos a cambiar las armas nucleares por mejores relaciones”, dijo Jeffrey Lewis, director del Programa sobre la No Proliferación de Asia Oriental en el Centro James Martin para los Estudios de No Proliferación.

“Durante la década de 1990 y principios de 2000, Corea del Norte estaba dispuesta a intercambiar elementos significativos de su programa nuclear por varias concesiones en momentos distintos”, escribe Shane Smith, investigador principal de la Universidad Nacional de Defensa de EE.UU., en un informe sobre el cambio en la estrategia nuclear de Pyongyang.

“Sin embargo, esos días parecen haber desaparecido en el futuro previsible”.

Bajo el líder Kim Jong II, en ocasiones, el Norte aceptó la inspección de la Agencia Internacional de Energía Atómica, participó en conversaciones del Grupo de los Seis con EE.UU., China, Corea del Sur, Japón y Rusia, e incluso aceptó retroceder partes de su programa nuclear a cambio del levantamiento de sanciones económicas.

Sin embargo, el régimen de Kim Jong Un se ha comportado de forma completamente distinta al de su padre. El joven Kim heredó un programa que ya había llevado a cabo dos pruebas nucleares aparentemente exitosas, y llegaría a realizar una tercera.

Los analistas están de acuerdo en que el régimen de Kim ya podría tener alrededor de una docena de ojivas nucleares, y según expertos nucleares chinos, ese número puede ser tan alto como 20.

Esto ha llevado a un Pyongyang totalmente más optimista. Uno que, según un portavoz del ministerio del Exterior, considera a su programa nuclear como un “medio esencial para proteger su soberanía y derechos fundamentales”.

Si incluso los cálculos bajos de la capacidad de armas nucleares son correctos, Corea del Norte en esencia habrá saltado las exigencias de las conversaciones con el Grupo de los Seis, lo que quizá significa que todo el programa de las discusiones tendrá que ser descartado, si y cuando las reinicien.

“Si los cálculos son correctos, entonces el programa de plutonio que Estados Unidos y los miembros de las conversaciones del Grupo de los Seis habían estado negociando durante este último cuarto de siglo de pronto iba a parecer trivial”, según Victor Cha, el presidente de Corea en el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales.

“La vieja idea de que darían todo para unirse a la familia de naciones ha terminado”, dijo Lewis.

¿Cuál es el riesgo?

Cha dice que las actividades de Corea del Norte ya podrían cumplir con la definición de un programa de armas nucleares fuera de control, “con el potencial de ser alimentado por un gran suministro de uranio en bruto enterrado en las minas de Corea del Norte”.

Previamente, Pyongyang afirmó que ha sido capaz de miniaturizar armas nucleares, un paso esencial en la creación de Misiles Balísticos Intercontinentales (ICBM, por sus siglas en inglés) capaces de atacar a Estados Unidos.

“Hemos tenido la capacidad de miniaturizar ojivas nucleares, así como de producir armas multiformes, durante algún tiempo”, según una declaración de las fuerzas armadas norcoreanas publicada por la agencia estatal central de noticias coreana en mayo.

“Además, podemos garantizar la precisión no solo del rango corto a medio, sino también de lanzamientos de cohetes de rango amplio, para los que hemos tenido la tecnología durante algún tiempo”, según la declaración.

Aunque los expertos dudan de la veracidad de estas afirmaciones, sin duda Pyongyang está trabajando hacia la miniaturización, y recientemente ha probado misiles balísticos de lanzamiento submarino (SLBM, por sus siglas en inglés), lo cual le daría la capacidad de atacar a Hawái.

Japón y Corea del Sur también se encuentran en alto riesgo, bajo la amenaza de la existente tecnología de misiles norcoreanos que podría ser montada con ojivas nucleares.

¿Qué pasa después?

La mayoría de intentos por contener a Corea del Norte e impedirle que fabrique armas nucleares se han centrado en China, el único aliado verdadero de Pyongyang.

China ha sido una fuerza impulsora detrás de las conversaciones del Grupo de los Seis y dice que se opone “con firmeza” a los intentos del régimen de Kim para construir armas atómicas.

“El presidente XI Jinping ha sido muy categórico en relación a no fomentar pruebas nucleares”, dice Lee Jung Hoon, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Yonsei en Corea del Sur.

Sin embargo, si los cálculos son correctos, entonces Beijing, al igual que Washington, habrán fallado en sus intentos por impedir que la península de Corea tenga presencia nuclear.

“Lo que China no quiere es una implosión dramática de Corea del Norte o una guerra de armas cinéticas en su umbral”, dijo Jasper Kim, director del Centro para la Gestión de Conflictos en la Universidad Ewha de Seúl.

Sin embargo, dijo que la próxima generación de líderes chinos, sin la experiencia directa de la Guerra de Corea y con menos apego a Pyongyang, podría estar dispuesta a considerar “la transformación del régimen o el cambio de régimen”.

“Pero el riesgo de implosión tendría que ser mayor al beneficio del statu quo”.

“Los chinos tienen un cálculo complicado”, dijo Lewis.

“Constantemente equilibran cuánta presión pueden poner sobre ellos mientras aún tengan cierta influencia”.

Es difícil calcular qué es lo que la comunidad internacional, incluyendo a China, podría hacer en este punto. Pyongyang ha demostrado pocos indicios en relación a que consideraría el desarme; un alto vocero del régimen incluso describió al programa nuclear como un “medio esencial para proteger su soberanía y derechos vitales”.

Las conversaciones anteriores tampoco han demostrado tener mucho éxito. Al principio de las conversaciones del Grupo de los Seis en 2003, Corea del Norte era un riesgo de proliferación, y se creía que buscaba armas nucleares, pero estaba muy lejos de alcanzar ese objetivo.

Hoy en día, Pyongyang se auto describe como un “estado de armas nucleares” con un arsenal capaz de por lo menos acabar con su vecino del sur. Otros 12 años de conversaciones solo podrían fortalecer aún más el poder de Kim.