(CNN) – Thubelihle, una joven de 18 años de edad, saldrá de su casa en la provincia rural de KwaZulu-Natal para dirigirse en autobús a la universidad en Pretoria.
Thube, como la llaman sus amigos, dice que su familia no podía pagar por sus estudios en la universidad, pero recibió una ayuda que consistió en una beca del gobierno ofrecida por el municipio local de uThukela, uno de los 11 distritos de la provincia de KwaZulu-Natal.
El requisito principal es que Thube tiene que permanecer virgen.
“Nos mantenemos alejadas de los chicos porque queremos alcanzar nuestros objetivos”, dice Thube.
“Yo no tengo hijos. Tengo 18 años; debo estudiar mucho para cambiar y conquistar el mundo”.
Para cumplir con los requisitos del llamado “Maiden’s Bursary Award”, Thube tendrá que someterse a una prueba de virginidad todas las vacaciones. Una mujer anciana de la comunidad determinará si ha permanecido como una “doncella” mediante la realización de una inspección manual, por lo general sobre una estera de hierba.
“Solo tienes una oportunidad de ser doncella”, dice Thube.
‘Invasiva y sexista’
La noticia de la beca basada en la virginidad ha provocado un intenso debate en Sudáfrica, donde algunos grupos de derechos dicen que es invasiva y sexista.
“La beca promueve estereotipos, en relación a que solo te dan una beca porque eres virgen, no en función de tus capacidades”, dice Javu Baloyi, de la Comisión de Género e Igualdad.
“Existen mejores maneras de conseguir una educación”.
El principal partido de la oposición de Sudáfrica ha presentado una queja ante la comisión de derechos humanos del país y algunos activistas han dicho que es inconstitucional.
Pero la alcaldesa que está detrás de las becas se mantiene firme en su posición.
“Lo que he notado en todos los críticos es que no están aportando soluciones”, dice la alcaldesa uThukela Dudu Mazibuko, quien dice que ella quedó embarazada en la escuela secundaria cuando era adolescente y no quiere que las chicas pasen por las mismas dificultades.
Mazibuko dice que han probado distintas maneras de detener los embarazos adolescentes en las escuelas de su distrito, pero nada ha funcionado.
Según las cifras más recientes de 2012, la provincia de KwaZulu-Natal tiene la mayor tasa de nacimientos de madres adolescentes en Sudáfrica.
Ese año, más de 26.000 bebés nacieron de chicas comprendidas entre los 15 y los 19 años de edad. Algunas de las nuevas madres eran incluso más jóvenes.
Altas tasas de VIH
El distrito de Thukela todavía sufre de tasas sumamente altas de VIH/SIDA: alrededor de la mitad de las madres embarazadas han contraído la enfermedad, según la oficina de la alcaldesa Mazibuko.
En Sudáfrica, más de seis millones de personas viven con el VIH, la cifra más alta del mundo.”Las chicas jóvenes son vulnerables. No pueden negarse a tener relaciones sexuales con una persona mayor. Ni siquiera pueden decirle a un hombre mayor a que use un condón. No están preparadas para tener relaciones sexuales”, dice Mazibuko.
Thube dice que muchas de sus amigas de la escuela secundaria han sucumbido a los encantos de “viejos ricachones” que proveen de dinero, regalos y favores a cambio de sexo.
En Sudáfrica, se anima a las estudiantes que se quedan embarazadas a acabar su educación, pero en la práctica muchas se salen de la escuela y nunca vuelven.
El año pasado, en un discurso dirigido a líderes tradicionales —quienes aún mantienen un poder significativo en las partes rurales del país— el presidente de Sudáfrica Jacob Zuma dijo que las adolescentes que quedan embarazadas deben ser separadas de sus bebés y enviadas a terminar sus estudios en la isla Robben, donde Nelson Mandela estuvo preso.
‘No obligamos a las vírgenes’
La alcaldesa Mazibuko dice que la idea de la beca estudiantil surgió de las mismas chicas, quienes se habían unido en los preparativos para la danza anual de la caña que se celebra en el Palacio Real eNyokeni en Nongoma, KwaZulu-Natal.
“Nosotros no obligamos a las vírgenes; ellas ya estaban empezando a formar grupos”, dice.
La danza de la caña, la cual se lleva a cabo todos los años en septiembre, fue introducida en Sudáfrica a principios de los años noventa por el rey Goodwill Zwelethini a fin de promover la abstinencia de cara a la epidemia de VIH.
A la danza asisten jóvenes mujeres zulúes que primero deben someterse a pruebas de virginidad dentro de sus comunidades.
Sin embargo, las pruebas no han hecho mucho por frenar el galopante contagio del VIH y el embarazo de adolescentes en la última década, y para muchas mujeres sudafricanas, la danza de la caña es anacrónica y ofensiva.
Pero para Thube, permanecer virgen es una forma de estar segura.
“Esta es mi elección”, dice.
Y aquí en KwaZulu-Natal, la beca estudiantil para vírgenes es su única oportunidad real de obtener una educación.